VACUNA CONTRA LA TIFOIDEA

    

Una nueva vacuna contra la tifoidea se está aplicando en México. Se trata de la Tifovax ® , vacuna acelular antitifoídica capsular, polisacárido VI, que se elabora a partir de un constituyente de la bacteria (salmonella typhi cepa Ty2) que causa la enfermedad. Este antígeno VI, llamado así por su virulencia, fue identificado hace más de cincuenta años y sólo se encuentra en la salmonella tiphy y no en otras variedades, por lo que la vacuna no protege contra otras salmonellas como la paratyphi. La protección de esta vacuna comienza entre 2 a 3 semanas después de su aplicación y su efecto protector dura 3 años, por lo que hay que revacunar cada 3 años. Se puede aplicar en niños desde los 2 años de edad y en los adultos por medio de una inyección intramuscular o por vía subcutánea; se puede administrar simultáneamente con otras vacunas, como por ejemplo con la vacuna contra la hepatitis A.

     La vacuna es segura y con pocos efectos secundarios; la reacción adversa más frecuente es dolor en el sitio de la inyección dentro de las primeras 24 horas después de su aplicación, aunque también puede aparecer enrojecimiento e induración de la zona de la aplicación. Sólo entre el 1 y el 1.5% de los vacunados puede presentar fiebre y dolor de cabeza.

     Esta vacuna, como todas las demás, debe ser aplicada por personal capacitado, y se debe tener a la mano lo necesario (epinefrina y corticoesteroides ) para tratar una reacción de alergia grave o anafilaxia que se puede presentar por alguno de los constituyentes de la vacuna.

     En especial, se debe hacer énfasis en vacunar a todas las personas que viajan a zonas de alta incidencia de la enfermedad, a todo el personal de la salud como médicos y enfermeras, a personas que manejan alimentos, a todos los niños, a escolares y adultos que por sus malos hábitos alimenticios comen todo tipo de golosinas y alimentos en los puestos de la vía pública.

     Existen otras dos vacunas contra la tifoidea: la oral Ty21a, que se emplea en mayores de 6 años en forma de cápsulas, y la vacuna parenteral inactivada, que se emplea en los menores de dos años, pero que en realidad pocos médicos recomiendan por los efectos secundarios importantes de la misma.

     La fiebre tifoidea es causada por la bacteria salmonella typhy, la cual se encuentra exclusivamente en humanos, aunque otras especies de salmonela se encuentran en ciertos animales. Por lo general, se adquiere por el consumo de agua y alimentos contaminados, casi siempre por un enfermo que es portador de la bacteria, es decir, la vía fecal-oral; cuando el enfermo portador no tiene las medidas de higiene adecuadas, contamina los alimentos o el agua que al ser ingeridos ocasionan la enfermedad, la cual se propaga fácilmente en los sitios de alta concentración, como las escuelas, empresas, internados, en la casa, en sitios de alimentación como los restaurantes, puestos de comida en la calle, en los mercados, en las cocinas, hoteles etc. El periodo de incubación es de entre 3 y 60 días, con un promedio de 7 a 14 días.

     La fiebre tifoidea, también llamada fiebre enteral, se presenta en forma gradual con manifestaciones como fiebre, dolor de cabeza, malestar, dolores musculares, letargia y dolor abdominal, también puede haber crecimiento del hígado y del bazo, brotar un exantema conocido como la reseola tifoídica, estreñimiento, sobretodo al inicio de la enfermedad, seguido por diarrea, ésta última más común en los niños pequeños. Puede ocurrir que haya paso de bacterias a la sangre, lo que llamamos bacteriemia, ocasionado fiebre muy elevada, en forma de picos y siembras de la bacteria en varios órganos. Entre las complicaciones graves de la tifoidea están la perforación intestinal, la meningitis, la artritis, la hepatitis, daño a la médula osea, la endocarditis y alteraciones en la coagulación sanguínea.

     Para confirmar el diagnóstico se utiliza la reacción de Widal, también conocida como reacciones febriles, aunque para su interpretación se requiere considerar los días de la enfermedad, ya que en los primeros días pueden reportarse negativas y dar varios resultados falsos, por lo que no es un examen muy confiable. Se están evaluando otros métodos diagnósticos, como la determinación de DNA y anticuerpos monoclonales contra algunas proteínas (antígenos) componentes de la Salmonella typhi. Por el momento los métodos mas confiables son el aislar la bacteria en la sangre, orina u excremento del enfermo.

     Una de las inquietudes que existe actualmente es la aparición de cepas de salmonella typhi resistentes a los antibióticos que habitualmente se han empleado para tratar esta enfermedad, como la ampicilina, la amoxicilina, el cloranfenicol, la combinación de sulfametoxazol con trimetroprim , o el ceftriaxone o cefotaxime. Quiero recordar que un grupo de medicamentos que se emplean en adultos con gran éxito, las fluoroquinolonas como la ciprofloxacina o la ofloxacina, no se deben emplear en menores de 18 años por el riesgo potencial de afectar el cartílago de crecimiento. Esto es una justificación más para la aplicación de la vacuna a los pacientes de riesgo.

 

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