El sueño es fundamental para la salud y el desarrollo del bebé. Durante las horas que duerme, está segregando cantidades de hormona del crecimiento y, por eso, es esencial para su desarrollo que el bebé aprenda a dormir bien desde pequeño.
Los primeros meses son un periodo de adaptación tanto para los padres como para el bebé. Hay que crear un ambiente agradable y acostumbrar al bebé a una cierta rutina para que aprenda a distinguir el día de la noche, el sueño de la vigilia.
El recién nacido duerme de 16 a 20 horas al día. Si le observas, más de la mitad del tiempo tiene un sueño agitado y da la impresión de que se va a despertar en cualquier momento.
Cada tres o cuatro horas necesita comer. Es importante que sigas el mismo ritmo que el bebé y duermas cuando él duerme, para poder recuperarte y descansar. Durante los ratos que el bebé está despierto dale de comer y aprovecha para sacarle de paseo.
Elige una cuna cómoda y, si se queda pequeña, no dudes en cambiarla. Utiliza siempre la misma cuna y algunos juguetes para que enseguida le sean familiares y se encuentre más seguro.
Entre toma y toma, y antes de acostarle de nuevo, tenlo un rato en brazos para que al olerte, sentirte y verte tan cerca se tranquilice y duerma mejor.
De vuelta a la cuna es posible que llore. Tal vez sea la forma de conciliar el sueño. Antes de sacarlo y si el llanto continúa, intenta tranquilizarlo hablándole o cantándole suavemente, o acariciándole. Evita que duerma en tu cama ya que podrías hacerle daño sin querer.
Publicado en Mundo Padres
Llanto, sueño y cólicos