Qué hace mientras sus niños nadan? ¿Es usted de los que acostumbran comer, leer o platicar? Tenga cuidado porque investigaciones realizadas por la Campaña Nacional de Protección Infantil en Estados Unidos, revelan que 88% de los niños ahogados en vacaciones, así como en jacuzzis y albercas residenciales, estaban bajo la supervisión o cuidado de otra persona, casi siempre un familiar.
De acuerdo con una encuesta representativa difundida a través del sitio web www.safekids.org, 55% de los estadounidenses considera que existen ciertas circunstancias en las que es aceptable que un niño nade sin la supervisión de un mayor.
Es más, uno de cada tres padres reconoció que mientras vigila que sus hijos estén bien mientras nadan, también es frecuente que realicen otras actividades.
De los que se distraen, 40% manifestó conversar con amigos o familiares, 18% acostumbraba leer, 17% come y aproximadamente 11% habla por teléfono.
El ahogamiento es la segunda causa de muerte por lesión entre los niños de 1 a 14 años de edad, al cobrar la vida de más de 900 menores cada año en Estados Unidos.
Los padres, poco preocupados
Los resultados fueron difundidos a principios de este mes por la Asociación Safe kids y motivan a extremar cuidados, ya que indican que 55% de los progenitores no están "preocupados en lo absoluto" o "no demasiado preocupados" de que sus niños pudieran ahogarse. Además, y pese a que la mayoría considera imprescindible que aprendan a nadar, 37% reconoció que los menores nunca han tomado una sola clase.
El estudio, elaborado en coordinación con Johnson & Johnson, examinó 496 casos entre 2000 y 2001, utilizando información de los equipos de revisión de muerte de niños en 17 estados. Asimismo, la asociación encargó muestras representativas para determinar el grado de conocimiento, las actitudes y las conductas frecuentes en el agua.
Las recomendaciones
Pedro Valencia Mayoral, subdirector de Investigaciones del Hospital Infantil de México, recomienda enseñar a los niños algunas reglas y verificar que las cumplan:
1. No nadar solo o practicar un clavado a menos que un adulto conozca la profundidad y determine que es posible hacerlo.
2. Emplear chalecos salvavidas cuando se vaya a pasear en bote, a pescar, a esquiar o se juegue en un río o arroyo.
3. No flotar alrededor de botes anclados o en los límites de los lanchas de motor.
4. Si llueve, abstenerse de practicar deportes acuáticos.
5. Olvidarse del clásico juego de empujones o sujetar a una persona bajo el agua, para solicitar ayuda sólo por diversión, ya que debe quedar claro que un grito de auxilio sólo debe darse en una verdadera emergencia.
6. No llevar juguetes inflables o arneses que estén por arriba de la cintura del niño. Los brazaletes y otros aditamentos inflables no deben sustituir el chaleco salvavidas puesto que ofrecen una falsa sensación de seguridad; es más, se pueden desinflar repentinamente o hasta zafar del cuerpo.
7. Respetar el mínimo de dos horas para bañarse después de comer.
8. No permitir que los niños entren de golpe en el agua después de ingerir alimentos, así como que tomen el sol y luego realicen ejercicios.
9. En caso de que la corriente lo aleje de la orilla, mantenga la calma y trasmítala al niño que debe procurar flotar completamente boca arriba, con las manos bajo la superficie del agua para mantener una mejor posición del cuerpo, balance y flotación.
Atentos y con el chaleco puesto
Martín Eichelberger, director de Servicios Traumatológicos del Centro Nacional de Medicina Infantil, en Washington, enfatiza que en este problema lo primero es prevenir.
Recomienda a los adultos supervisar activamente, "lo que implica observar y escuchar a los pequeños en todo momento y mantenerse lo suficientemente cerca para intervenir en emergencias".
Muchos preadolescentes, niños entre los 8 y los 12 años, admiten no usar el chaleco cuando van en un vehículo acuático personal, 50 % cuando participan en deportes y 37% cuando van en una embarcación, mientras que sólo 13% se aseguran de utilizarlo.
Eichelberger añade que el chaleco salvavidas debe quedar perfectamente ajustado. Y es que uno de cada cinco padres cree erróneamente que los salvavidas no protegen a sus hijos, y no se aseguran de que sea colocado correctamente. La percepción contradice las cifras, pues se calcula que 85% de los ahogamientos relacionados con embarcaciones pudo haberse evitado si los pasajeros usaran salvavidas.
Reportaje de Isela Serrano publicado en El UniversalDomingo 14 de mayo de 2006