No se extrañe si sus hijos dicen malas palabras, recuerde que los niños aprenden por imitación y tal vez usted ha estado contribuyendo a ello.
En algún momento la mayoría de los padres se ha tenido que enfrentar a esta desagradable situación. Su pequeño angelito de buenas a primeras comienza a decir palabras soeces.
De esa boquita salen con la mayor naturalidad algunas palabrotas que te dejan o temblando de miedo pues se pregunta dónde las habrá escuchado o que provocan, sin querer, un ataque incontrolable de risa. Es importante, sin embargo, que se prepare para esta situación.
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Mercurio/GDA
El Universal
Martes 09 de noviembre de 2004
Nuestro mundo, página 4