Sábado 10 de Enero de 1998




¿MI HIJO DEBE DE RECIBIR LAS VACUNAS CONTRA LOS VIRUS "A" y "B" DE LA HEPATITIS Y LA MENINGITIS POR H.INFLUENZAE?



Dr. Raúl Caltenco*


         ¿Cómo se manifiestan estas enfermedades?

         Hepatitis por virus A: La enfermedad es propia de la infancia y también puede presentarse en adultos. Se adquiere por ingestión de alimentos contaminados o por contacto estrecho con algún paciente que elimina el virus por materia fecal o saliva. La eliminación comienza aproximadamente 15 días antes de que el paciente se observe con los ojos o la piel amarillos (situación a la cual los médicos llaman ictericia), y se prolonga hasta cinco días después de iniciada ésta. Las manifestaciones más frecuentes son: fiebre, escalofrío, dolor de cabeza, dolor abdominal, náusea y vómito y el paciente puede presentar transitoriamente orina oscura o bien mostrar ictericia. Esta última manifestación no es tan frecuente. Hacia los 15 años el 95 por ciento de los niños mexicanos ya tuvieron contacto con el virus. La mayoría de los pacientes que sufren esta enfermedad evolucionan favorablemente.

         Hepatitis por virus B: El virus que causa esta enfermedad se adquiere por otras vías diferentes a la vía oral, por ejemplo, por vía endovenosa al administrar productos contaminados o emplear equipos contaminados. Este padecimiento es más común en la edad adulta, sin embargo, algunos niños con insuficiencia renal crónica que son sometidos a hemodiálisis pueden adquirirla de otros niños que tienen la infección. Otra forma de adquirirla es a través del contagio de una madre infectada a su recién nacido.

         Las manifestaciones son similares a las de la hepatitis por virus A y es prácticamente imposible diferenciarlas desde el punto de vista clínico. La adquisición por contacto sexual se ha informado en los casos de abuso. Existen otras vías sugeridas sobre todo entre casos intrafamiliares sin que hayan sido demostradas. El riesgo más importante de esta infección es la evolución a la cronicidad y el desarrollo subsecuente de cirrosis, o cáncer de hígado de acuerdo con el tiempo que se tenga de infección.

         Meningitis: Es una enfermedad infecciosa que puede ser causada por múltiples agentes: virus, bacterias, hongos y parásitos. Los microorganismos que con mayor frecuencia producen esta enfermedad son las bacterias y una de ellas Haemophilus influenzae tipo b es la causa de cerca de la mitad de los casos (40 por ciento) en niños de 2 a 5 años en nuestro país. La gravedad de esta enfermedad radica en que no sólo afecta a las capas de tejido que cubren al cerebro llamadas meninges, sino que por su cercanía con él, también lo afectan con la posibilidad de dejar secuelas como el retraso mental, sordera, hidrocefalia o causar la muerte. Las manifestaciones habituales son: Llanto incontrolable, no aceptación de la alimentación, vómitos, crisis convulsivas y fiebre. La evolución es rápida hacia la gravedad y su tratamiento debe efectuarse siempre en un hospital con unidad de terapia intensiva idealmente.


         ¿Existen vacunas contra estas enfermedades en México?

         Sí, las vacunas diseñadas para la prevención de estas enfermedades existen en nuestro país. Son vacunas con un costo más o menos elevado, ya que no se producen en el país y según la enfermedad que se quiera prevenir, y la edad del paciente al iniciar el esquema de vacunación, requerirá de 2 a 4 dosis.

¿Se justifica la administración de estas vacunas a nuestros hijos?

         Vacuna de Hepatitis A. La pregunta de si aplicar o no esta vacuna a la población infantil de nuestro país ha desatado polémicas. Una de las opiniones que ha tomado mayor fuerza, es la de desplazar a otras edades la presentación de la hepatitis, es decir, que en el caso de lograr prevenir la enfermedad en los niños haría que la población susceptible de edad adulta, que es alrededor del 5 al 10 por ciento, fuera la que sufriera posteriormente con mayor frecuencia la enfermedad con la posibilidad de observarse comportamientos más graves (del 5 al 10 por ciento, si consideramos que a los 15 años el 95 por ciento de la población ya padeció hepatitis). Sin embargo, aunque esto es factible, no se ha dado el caso en alguna parte del mundo que haya sido descrito en la literatura médica.
         Por otra parte desde que se aprobó el uso de la vacuna en algunos países no se han concluido observaciones a este respecto. En nuestro país, la diseminación de esta enfermedad se ve favorecida por el consumo de alimentos contaminados con el virus fuera del hogar, por ejemplo, en las escuelas, deportivos, ferias, etc., donde la higiene deficiente de las personas que preparan alimentos y el pobre control sanitario de estos trabajadores son la causa principal. Lo anterior orienta a la necesidad de realizar medidas preventivas que son más baratas y más efectivas como son: promover cada vez más el lavado de manos, ingesta de agua clorada y disposición adecuada de excretas.
         Puesto que la duración de la protección con la vacuna no es eterna, es probable que para asegurar la protección sea necesaria la revacunación periódica, por ejemplo, cada 5 años. De poderse aplicar un refuerzo cada 5 a 10 años, se podría quizá lograr una protección duradera por lo menos hasta que ocurriera la erradicación de la enfermedad, lo cual, como es de suponerse, no ocurre. Esta conducta llevaría a un paciente a la posibilidad de padecer hepatitis por virus A en una edad diferente de la edad pediátrica con el riesgo antes comentado en un país donde difícilmente se lograría la erradicación de la enfermedad, debido a otros problemas de salud con mayor prioridad. Otra situación que hace difícil la justificación de su aplicación es que la gran mayoría de los casos de hepatitis por este virus tienen una evolución benigna. Por lo anterior, como se podrá observar, es realmente difícil poder justificar su aplicación de manera rutinaria. Por otra parte a cualquiera de nuestros hijos a quien aplicáramos la vacuna lo dejaríamos en una situación obligada a continuar su prevención por lo menos cada 5 a 10 años hasta que desapareciera el riesgo dentro de la población.


¿Mi hijo puede recibir las vacunas contra los virus de la hepatitis A y B y de la meningitis?


Vacuna de hepatitis B
         La vacuna contra la hepatitis B se aplica en los Estados Unidos desde hace poco más de 20 años y desde su aplicación en individuos de alto riesgo (homosexuales, pacientes con hemofilia, drogadictos, trabajadores de la salud como médicos, enfermeras y laboratoristas) no se pudo modificar la frecuencia de la enfermedad. Lo anterior hizo que el Centro para el Control de Enfermedades sugiera que la aplicación de la vacuna debiera realizarse a toda la población como parte del esquema nacional de vacunación iniciando su administración desde el nacimiento.
         La situación está ampliamente justificada en ese país donde la frecuencia del contacto con el virus entre la población es alrededor del 40 por ciento, a diferencia de nuestro país donde es alrededor del 9 por ciento. La diferencia en la frecuencia de la enfermedad entre ambos países, quizá radica en que en México la proporción de drogadictos que se administran estupefacientes por vía endovenosa con agujas contaminadas es mucho más baja que en (el vecino país del norte ) el consumo de estas drogas en nuestro país, se ve limitadopor los escasos recursos de la mayoría de la población).
         Una mejor medida en nuestro país consiste en optimizar nuestros recursos, promoviendo la realización de la prueba de detección (ELISA) para el virus B de la hepatitis en la sangre de la población en edad reproductiva e indicar la vacuna sólo a los hijos de madres con prueba positiva como parte del control prenatal. Otra población susceptible es la de pacientes con padecimientos crónicos como lo son los pacientes con insuficiencia renal que van a requerir ser manejados con hemodiálisis (un procedimiento para "limpiar" la sangre de los tóxicos como la urea, que no pueden ser eliminados por los riñones). En estos pacientes convendría aplicar la vacuna una vez que se mejoraran de sus condiciones y antes de ser sometidos al procedimiento. Con lo que se ha mencionado, tampoco se justifica la aplicación de esta vacuna en nuestro país en forma generalizada, es decir, a cualquier niño.


Vacuna de la meningitis
(Vacuna contra Haemophilus influenzae tipo b)

         Esta vacuna sí tiene justificación amplia para tratar de lograr su aplicación a todos los niños mexicanos menores de 6 años. Si consideramos que, cerca de la mitad de los casos son causados por esta bacteria y que la posibilidad de dejar secuelas es alta, con pérdidas cuantiosas en cuanto a la rehabilitación y desgaste familiar que implica el cuidado de estos niños, además de la pérdida de individuos útiles a la sociedad. Si la aplicación de la vacuna se hiciera en forma generalizada, una gran proporción de estos padecimientos se vería reducida hasta cifras realmente bajas, con un gran impacto dentro de nuestra población al reducir el riesgo de secuelas graves.
         La protección que brinda la vacuna también incluye algunos otros padecimientos causados por esa bacteria tales como neumonía, osteomielitis, sinusitis, otitis, entre otros. Esta enfermedad es más frecuente que la hepatitis B en niños y menos frecuente que la hepatitis por virus A, sin embargo, la posibilidad de evolución a la gravedad y el riesgo potencial de secuelas neurológicas es mucho más alto que el daño que puedan causar las dos enfermedades por separado.


         ¿Cuáles son los esquemas de vacunación de cada una de estas vacunas?

La vacuna contra Haemophilus influenzae tipo b se aplica a los 2, 4 y 6 meses de edad con un refuerzo a los 18 meses. Si la vacuna se aplica después de los 18 meses sólo es suficiente una sola dosis. Si el paciente inicia su vacunación a la edad de 4 meses entonces se aplicará a los 4, 6 y 8 meses y su refuerzo a los 18 meses. Pero si el paciente iniciara su esquema de vacunación a los 10 meses, se aplicaría una sola dosis y un refuerzo hasta los 18 meses.
         La vacuna contra el virus A de la hepatitis se aplica a partir de los 18 meses de edad para evitar el bloqueo de la respuesta inmune que podría causar la transferencia de anticuerpos de la madre a su recién nacido y se recomienda una dosis de refuerzo dos meses después.
         La vacuna contra la hepatitis B se aplica a partir del primer mes de vida o en las primeras 24-48 horas si es hijo de una madre con hepatitis por virus B y al mes (segunda dosis), a los 6 meses (tercera dosis) y al año de edad (cuarta dosis).


Médico adscrito al Departamento de Infectología.


         Si quiere consultar a algún pediatra del cuerpo médico del Hospital Infantil de México llame al 588 9791, donde recibirá respuesta a sus dudas.



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