¡Mi hijo tiene reflujo! 

Dr. Jaime Nieto Zermeño* 
Esta afirmación, hecha con frecuencia entre las madres jóvenes, comúnmente está mal entendida, rodeada de temores, opiniones opuestas y fantasías que confunden y desorientan.

En este artículo daremos, de forma sencilla y objetiva, los elementos básicos que todos los padres deben conocer sobre el reflujo. 
Empezaremos diciendo que el nombre completo y real es: Reflujo Gastroesofágico, que se define en forma práctica como el regreso del contenido gástrico hacia el esófago o garganta, que puede ser de intensidad muy variable, puede ser simple o grave.
Hay que dejar claro que los niños pueden vomitar o regurgitar no sólo por el reflujo mencionado, sino por múltiples razones, como el simple hecho de agitarlos después de comer, chupones inadecuados, leches mal indicadas o mal preparadas, por efecto de medicamentos, infecciones, enfermedades de los riñones, alergias, malformaciones digestivas, hipertrofia del píloro y otras muchas más que el médico especialista en niños conoce, sabe diagnosticar y tratar eficazmente, por lo que hay que acudir a él cuando el niño presente estos síntomas.
El reflujo puede ser normal-temporal (reflujo simple) o ser una enfermedad grave (enfermedad por reflujo) que requiera de manejo especializado y, en algunos casos, cirugía.
¿Cómo se manifiesta el reflujo?
En los niños, generalmente se manifiesta con la presencia de vómitos o regurgitaciones, entendiendo por vómitos la expulsión brusca y abundante de los alimentos siempre con esfuerzo o espasmo abdominal; mientras que por regurgitaciones, al regreso pasivo de los alimentos en pequeñas cantidades y sin ningún esfuerzo por parte del pequeño.
¿Cómo saber si un niño tiene reflujo simple?
En general, cuando el bebé vomita y regurgita con frecuencia, pero duerme bien, come bien, aumenta de peso adecuadamente, es decir, se ve contento y saludable, se puede afirmar que tiene reflujo simple; sin embargo, es indispensable que sea el pediatra quien lo determine.
¿Cómo saber cuándo se trata de una enfermedad verdadera?
Los síntomas son más intensos, pero lo que realmente hace pensar que se trata de una enfermedad seria es la presencia de cualquiera de los llamados Datos de Alarma, como poco aumento de peso, llanto frecuente o irritabilidad (¿agruras?), sangre en los vómitos o regurgitaciones, evacuaciones "negras" (sangre digerida), bronconeumonías, infecciones respiratorias repetitivas, espasmos bronquiales (¿asma?), anemia inexplicables y ahogamiento por paso de alimento a los bronquios.
¿Cuáles son los estudios o exámenes que deben hacerse?
Cuando el niño tiene reflujo simple, en la mayoría de los caso no se requiere estudios especializados, pero sí la vigilancia estrecha y la valoración periódica por el pediatra, para que, en su caso, detecte a tiempo variaciones en la evolución.
En el reflujo grave, los pacientes deben ser estudiados con radiografías, endoscopías, medición de la acidez del esófago y, en algunos casos, con otros métodos complementarios, como gamografía y manometría.
Debe recalcarse que los estudios completos son indispensables en estos últimos casos, ya que de la información que se obtenga deriva el tratamiento, la prevención de complicaciones y hasta la eventual cirugía.
¿Cuál es el tratamiento?
Cuando el reflujo es simple se emplean maniobras sencillas, como orientación dietética, posición elevada del tronco, fraccionamiento y/o espesamiento de los alimentos y ocasionalmente medicamentos.
Es indispensable que los padres sepan que los síntomas no desaparecen, sino hasta después de varios meses, que el manejo es largo y tedioso, pero que los lactantes tienen más del 97 por ciento de posibilidades de curarse totalmente con un tratamiento bien dirigido y vigilado por el pediatra.
Cuando el reflujo es grave es otro el panorama, ya que se requiere establecer un tratamiento intensivo con medicamentos que disminuyan el reflujo, bloqueadores de la acidez gástrica, antiácidos de contacto, dieta estricta, posición elevada las 24 horas del día y un seguimiento muy estrecho y repetitivo, ya que si no se logra la mejoría es necesario el tratamiento quirúrgico, ya sea por métodos tradicionales o por laparoscopía con los que en la actualidad se obtienen excelentes resultados.
¿Qué sucede si no se trata al niño que tiene reflujo grave?
El niño con esta enfermedad que no es tratado y controlado adecuadamente presenta complicaciones que van desde el maltrato por intolerancia de los padres ante el llanto frecuente e irritabilidad que suelen tener, hasta desnutrición crónica con sus múltiples consecuencias, retraso en el crecimiento y desarrollo, anemia por sangrado persistente, lesiones pulmonares irreversibles por neumonías repetitivas secundarias al paso de alimentos a la tráquea, inflamación crónica del esófago que condiciona cicatrización y cierre del mismo y, finalmente, puede provocar la muerte por ahogamiento secundario al paso masivo de alimentos a la tráquea o por infección grave asociada a la desnutrición y neumonías.
*Subdirector de Asistencia Quirúrgica del Hospital Infantil de México.

Si quiere consultar a algún pediatra del cuerpo médico del Hospital Infantil de México llame al 588-97-91, donde recibirá respuesta a sus dudas. 

 
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