Consejos Médicos/ Mi hijo va a aprender a nadar ¿Cómo
puedo ayudarlo?
Dra. Magdalena Cerón Rodríguez *
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Muchas dudas surgen en torno a este tema, una de las principales preguntas
que tienen las madres es precisamente la edad idónea para que los
niños aprendan a nadar, cuándo es el momento oportuno para
enviar al pequeño a clases de natación, es bueno y completo
como ejercicio o sólo es necesario aprender a nadar como medida
de seguridad para evitar dramáticos accidentes como el ahogamiento.
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En efecto, la natación representa un ejercicio completo, pero además
es necesario que los niños aprendan a temprana edad ya que esto
es más sencillo cuando se inicia durante los primeros años
de vida, más adelante se torna difícil el proceso de aprendizaje
ya que intervienen factores como la angustia o las malas experiencias vividas
por algunos niños que han sufrido semiahogamiento; se sugiere que
después de los nueve meses de edad, cuando los niños ya gatean,
y que neurológicamente están preparados para iniciar instrucción
para flotar. La coordinación de respiración y técnica
de nado como pataleo o braceo coordinado vendrá después,
esto no implica que la edad de inicio para nadar sea una regla, pero se
considera lo más adecuado.
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Idealmente los niños deben acudir a escuelas de natación
con personal adiestrado acostumbrado a trabajar con niños, en donde
existe estrecha vigilancia, además de asegurarse de que el esfuerzo
que realice el niño sea el adecuado y no se corra el riesgo de fatigarlo
ya que eso predispondría a accidentes; los niños deberán
de asistir a clase con dos horas mínimo de ayuno para evitar que
durante el ejercicio y la inmersión se presenten vómitos,
posteriormente, al término de su práctica, se observará
que los pequeños manifiestan apetito intenso, lo cual favorece también
a aquellos niños que pasan por temporadas de "comer mal".
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La temperatura idónea del agua, para la clase, es de 30-32 oC ya
que cuando se practica en agua fría a los niños les puede
resultar desagradable, cuando el agua es muy caliente se induce fatiga
rápidamente.
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En muchas ocasiones la composición del agua de las albercas es otra
de las inquietudes que tienen las madres, ya que existe la idea de que
hay riesgos de infecciones gastrointestinales debido a que cuando están
aprendiendo a nadar los niños suelen tragar cantidades grandes de
agua. En términos generales las escuelas de natación tienen
un reglamento sanitario que deben cumplir, como lo es el cambio periódico
del agua, mantener concentraciones establecidas de alumbre, cloro y otras
sustancias que hacen poco propicia la proliferación de bacterias,
amibas y otros gérmenes, así que esto no representa un peligro
potencial en el incremento de las diarreas; quizá sea más
frecuente la presencia de irritación ocular secundaria en la composición
química del agua, es probable que durante las primeras clases las
madres noten una irritación importante en los ojos del niño,
para lo cual es aconsejable aplicar gotas de algún colirio o metil
celulosa para protegerlos. Posteriormente los niños se van adaptando
a la exposición del agua y esta manifestación se va atenuando.
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Es frecuente también que cuando los niños empiezan a tomar
clases de natación la tos y el catarro se hacen presentes, recurrentes
e incluso de difícil manejo, esto es frecuente en un principio y
no constituye un motivo para suspender la actividad; sí es importante
que les evite el cambio de temperatura, se debe abrigar al niño
al salir de la alberca ya que estuvo expuesto a una temperatura agradable,
además de que al realizar ejercicio intenso generó calor,
si no se le abriga el cambio será repentino y favorecerá
la presencia de catarro no necesariamente de origen infeccioso; en algunos
niños que padecen sinusitis puede haber riesgo de recaída
por la exposición a los irritativos del agua de las albercas, por
lo cual se aconseja el uso de la pinza nasal. Asimismo, los niños
que han padecido infecciones de oído o que tienen tubos de ventilación
en los oídos por complicaciones infecciosas se aconseja habituar
al niño a usar tapones para oídos. Incluso en niños
con padecimientos bronquiales como el asma se aconseja que se practique
la natación ya que es una actividad que ayuda mucho como ejercicio
respiratorio. Los problemas de resequedad de la piel se hacen evidentes
después de las primeras exposiciones al agua, por lo que se sugiere
lubricarla con crema oleosa antes de nadar y al salir de la alberca bañar
al niño para retirar residuos del cloro así como lubricar
con crema de uso común.
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La aparición de micosis plantar o "pie de atleta" se ve favorecido
por estas superficies húmedas, por lo cual se sugiere que los niños
utilicen zapatito de hule impermeables, o sandalias para evitar el contacto
con el agua estancada alrededor de la alberca, además de secar muy
bien los pies entre los deditos antes de ponerle los calcetines. La natación
como otra actividad física es altamente recomendable para todos
los niños y debemos fomentarle como disciplina y recreo ayudándole
además a nuestros hijos con medidas higiénico- dietéticas
generales.
* Departamento de Urgencias
y Atención Ambulatoria
Si quiere consultar a algún pediatra del cuerpo médico
del Hospital Infantil
de México llame al 588 9791, dónde recibirá respuesta
a sus dudas.
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