¿Por qué debo donar mis órganos después de muerto?



Dr. Roberto Davila Pérez*



Aunque es una pregunta extraña y poco usual en nuestro país, es algo que debemos pensar y considerar cada vez más por las siguientes razones:
En nuestro país, cada año se diagnostican alrededor de mil casos nuevos de niños con enfermedad terminal de los riñones (insuficiencia renal crónica), asimismo cada año se agregan a la lista por lo menos 3 mil adultos nuevos con enfermedad terminal del riñón, ambos potencialmente curables con un trasplante renal, sin embargo una mínima parte de ellos, se logran trasplantar en los diferentes centros hospitalarios de tercer nivel a lo largo de toda la República Mexicana con riñones donados por alguno de sus padres, hermanos o familiares cercanos. En todo el país se realizan aproximadamente mil trasplantes renales por año, el resto se coloca en la ya inmensa lista de espera nacional de riñón de cadáver, la mayoría de los cuáles nunca serán trasplantados por la falta de donaciones de órganos en nuestro medio.


En México, actualmente existen entre 4 mil y 6 mil paciente con enfermedad terminal del hígado, el 10 por ciento de ellos son niños (400-600). En el Hospital Infantil de México, cada año se diagnostican entre 40 y 60 niños con algunas enfermedad hepática que conlleva finalmente a una enfermedad hepática terminal, siendo la más frecuente de todas la cirrosis por atresia de vías biliares, enfermedad ingrata y caprichosa donde el niño se le van obstruyendo progresivamente los conductos por donde fluye la bilis desde el hígado hasta el intestino y que acaba en la mayoría de los casos en falla hepática a pesar de las cirugías encaminadas a sustituir dichas vías biliares enfermas por un segmento de intestino. Para la mayoría de los pacientes en enfermedad terminal del hígado, la única alternativa de vida es un trasplante de hígado.


En México existen actualmente centros hospitalarios de tercer nivel y especialistas plenamente capacitados, donde se realiza este complicado procedimiento y se brinda una luz de esperanza para estos pequeños, sin embargo, nuevamente nos enfrentamos a la gran escasez de órganos donados, de tal manera que nuestra lista de espera cada día se incrementa más (por lo menos 2 a 3 casos nuevos por mes en nuestro hospital). Si no se observa una mejoría en la donación de órganos a corto plazo, la mayoría de estos pacientes están condenados, a morir sin tener la oportunidad y la fortuna de disponer de un hígado donado que le permita luchar contra su enfermedad.


En México, existen muchos niños y adultos con otra serie de enfermedades graves potencialmente curables con un trasplante, entre las cuales se encuentra la diabetes (trasplante de páncreas), enfermedades del corazón de nacimiento sumamente graves (trasplante cardiaco), niños con muy poco intestino o de buen tamaño pero sumamente enfermo con mala absorción de nutrientes (trasplante intestinal), enfermedades pulmonares crónicas como la fibrosis quística o enfisema pulmonar (trasplante pulmonar), enfermedades de la vista candidatos a trasplante de córneas, por mencionar algunos casos, además de la insuficiencia renal (trasplante renal) y la fase terminal de las enfermedades del hígado (trasplante de hígado) ya comentadas. Enfermedades que ninguno de nosotros está exento de presentar en algún momento o de tener la desgracia que se presenten en algún miembro de nuestra familia. Son personas y niños enfermos que prácticamente no viven, que no pueden disfrutar de la vida plenamente, la mayoría poco productivos y que dependen de medicamentos o de aparatos como la de máquina de hemodiálisis para mantenerse "con vida", si a eso se le puede llamar vida. Enfermos que podríamos ayudar a VIVIR en todo el sentido de la palabra con un poco de bondad, donando nuestros órganos al ya no necesitarlos nosotros.


En nuestro país, la principal causa de muerte entre los adolescentes y adultos jóvenes, continúan siendo los accidentes de la vía pública (accidentes vehiculares, atropellamientos, violencia, etcétera), un gran porcentaje de ellos, desarrollan muerte cerebral horas o días antes de sobrevivir el paro cardiaco, estos pacientes desgraciadamente ya irreversiblemente muertos (con muerte cerebral), y que se mantienen con latidos cardiacos y respiración artificial por medio de medicamentos y aparatos mecánicos, son los mejores donadores de órganos ya que eran personas perfectamente sanas antes del accidente que los llevó a la muerte. Existen otras enfermedades no accidentales que pueden llevar a algún niño o adulto a desarrollar la muerte cerebral (tumores del cerebro y hemorragias cerebrales espontáneas principalmente). Con la bondad de un solo donador de órganos, se abre la posibilidad para que por lo menos siete niños o adultos enfermos y en condiciones infrahumanas recobren la esperanza de la vida, y el gusto por vivirla (un enfermo terminal de corazón, dos de pulmones, uno de hígado, dos de riñón y uno de páncreas), además de la posibilidad de mejorar la calidad de vida de otros tantos (dos córneas, piel y hueso).


A lo largo de todo nuestro país, existen instituciones muy honestas y muy organizadas, con la infraestructura adecuada y con un cuerpo médico y paramédico de alta especialidad con entrenamiento exhaustivo en el área de trasplantes y con la máxima calidad humana y ética, que luchan cada minuto de cada uno de los 365 días del año por dar una oportunidad a estos enfermos terminales. Por otro lado, existen expertos con toda la infraestructura científica y tecnológica para diagnosticar de manera CERTERA E INEQUÍVOCA la muerte cerebral con todos los puntos que la ciencia médica y la ley exigen.


El pueblo mexicano se ha caracterizado siempre por su espíritu bondadoso y caritativo, aspectos muy notorios y característicos de nuestra gente. Consideramos que no hay un mayor acto de bondad y de caridad que, aún estando sumidos en una gran pena y desesperanza por la desgracia de tener un familiar querido con diagnóstico de Muerte Cerebral, se tenga la caridad y la visión de donar los órganos para ayudar a salvar otras vidas en peligro, a sabiendas de que todos los médico, cirujanos, enfermeras, trabajadoras sociales, laboratoristas, etcétera, involucrados en todo el proceso de donación y trasplante estamos comprometidos enormemente y trabajamos con el mayor profesionalismo, honestidad y ética posibles, con el único fin de ayudar a salvar vidas en grave peligro y potencialmente recuperables y hasta curables.


Por otro lado consideramos que los bajos niveles de donación de órganos de nuestro país a diferencia de otros países del mundo (principalmente España y Estados Unidos) donde la donación de órganos es extraordinariamente alta (casi 40 donaciones por cada millón de habitantes) si bien están fuertemente influidos por cuestiones culturales hacia la donación de órganos, tienen un gran componente de falta de información al público en general y al mismo gremio médico, y por consiguiente una muy escasa solicitud de donación a los familiares de pacientes con muerte cerebral.


Este breve artículo tiene el fin de informar a la población en general que en México existen centros donde se realizan trasplantes, donde existe personal altamente capacitado en el área y donde se concentra la mayoría de enfermos que requieren un trasplante y que tenemos premura por donaciones sinceras de órganos, desinteresadas y altruistas, que de generalizarse una cultura de donación de órganos en nuestro país, tendremos la certeza de que si tenemos la desgracia de tener un familiar (padre, madre, hijo, tío, abuelo, primo, etcétera) con alguna enfermedad terminal potencialmente curable con un trasplante, contemos con una altas posibilidades que un alma caritativa en vida o los familiares de pacientes con muerte cerebral bondadosos y conscientes, hayan donado sus órganos o los de su familiar con ese preciso fin.


Por último, estamos seguros que la mejor manera de hacerse en vida donador de órganos no es a través de inscribirse a organizaciones altruistas, ni portando tarjetas de donadores ni certificados, sino hablando con nuestros seres cercanos y queridos, haciéndoles saber nuestra decisión de donar nuestros órganos cuando ya no nos sirvan, de tal manera que en caso de tener la desgracia de sufrir de muerte cerebral, cabalmente demostrada, nuestros seres queridos manifiesten nuestro deseo y se pueda proceder con mayor agilidad a todo el proceso de donación y trasplante.


Espero que con todo lo anteriormente expuesto, ninguno de los mexicanos tengamos dudas cuando se nos pregunte abiertamente en cualquier sitio, plática a foro nacional o internacional el ¿POR QUE, COMO MEXICANO DEBO DONAR MIS ORGANOS UNA VEZ MUERTO?

* Cirujano de Trasplantes y Médico adscrito al Departamento de Cirugía Pediátrica.
Si quiere consultar a algún pediatra del cuerpo médico del Hospital Infantil de México llame al 5 228 9917 ext 1241, donde recibirá respuesta a sus dudas.





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Revisado:13/07/10

 

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