El crecimiento y desarrollo infantil
Dra. Guadalupe Moguel Parra*
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El crecimiento y desarrollo del niño son dos fenómenos íntimamente
ligados, sin embargo conllevan diferencias que es importante precisar.
Se entiende por crecimiento al aumento del peso y de las dimensiones de
todo el organismo y de las partes que lo conforman; se expresa en kilogramos
y se mide en centímetros.
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El desarrollo implica la biodiferenciación y madurez de las células
y se refiere a la adquisición de destrezas y habilidades en varias
etapas de la vida.
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Todos los niños de edades comprendidas entre los primeros meses
de la vida y los tres años deben acudir a su revisión periódica,
con el pediatra para que los mida y los pese, lo que le permitirá
en cada caso orientar a los padres en su manejo.
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El aumento regular de peso y talla es el indicador más confiable
de que el niño goza de un buen estado general de salud y se desarrolla
adecuadamente. Los padres deben recordar que lo importante es el aumento
de peso y talla de cada niño en particular y no su peso relativo
respecto al de otros niños.
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Se recomienda pesar y medir a los niños cada mes. Si los padres
y el pediatra no aprecian ningún aumento en el peso y la talla durante
dos meses seguidos, puede ser señal de que existe algún problema
o bien que éstos se vean frenados por alguna enfermedad.
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Al mes de edad el niño tiene un peso promedio aproximadamente de
3.750 a 4 kilos y mide 53 centímetros, todavía mantiene sus
manos empuñadas y cuando está despierto prefiere estar acostado
boca arriba. Al colocar al niño en posición vertical es capaz
de mantener erguida su cabeza por unos segundos. Sigue los objetos con
sus ojos y con el movimiento de la cabeza. Es capaz de llorar con gran
intensidad y responde en forma positiva a ciertas comodidades y satisfacciones.
A los tres meses da muestras de gusto al ver a la persona que lo atiende
habitualmente, desde esta edad se va afirmando su sentido de seguridad
al ser tratado afectuosa y correctamente, pesa de 5 a 6 kilos y mide de
58 a 60 centímetros. A los cuatro meses pesa un promedio de 6.5
kilos y mide de 62 a 63 centímetros y a los seis meses pesa un promedio
de 7.5 kilos y mide 67 centímetros. Del tercero al sexto mes de
edad, sus posturas suelen ser simétricas, con la cabeza en la línea
media. Sostiene su cabeza bien balanceada cuando se le coloca en posición
vertical y es capaz de rotar sobre sí mismo y por tanto caerse de
la cama. Sigue con la vista los objetos que se mueven lentamente y cuando
se ponen frente a él objetos que cuelgan, mueve los brazos activamente.
A los siete meses pesa de 7.5 a 8 kilos y mide de 68 a 69 centímetros,
ya se sienta apoyándose sobre sus manos y brinca activamente cuando
se le coloca en posición vertical. Ya es capaz de agitar y golpear
la sonaja o de cambiar un juguete por otro. A los ocho meses pesa de 8
a 8.250 kilos y mide de 70 a 72 centímetros; ya se pone de pié
utilizando las manos para sostenerse, vocaliza el sonido mmm y emite el
de algunas vocales. Es capaz de llevar sus pies a la boca, puede sentarse
sin ayuda, gatear y mantenerse de pié al apoyarse en los muebles.
El sentido de imitación que existe desde el nacimiento es perfecciona,
es capaz de despedirse y palmear. A los nueve meses pesa entre 8.5 y 9
kilos y mide de 70 a 72 centímetros, se sienta solo, gatea y se
pone de pié sin ayuda. Responde a su nombre y se encuentra mejor
adaptado al medio que lo rodea. Come por sí solo galletas y es capaz
de sostener el biberón sin ayuda. Al año de edad pesa alrededor
de 9.250 y mide de 75 a 76 centímetros, participa en juegos sencillos
y coge un objeto cuando se le indica, gatea libremente y puede dar algunos
pasos ayudándose con los muebles o sosteniéndolo de una mano.
En su segundo año el pequeño solamente aumenta 2.5 kilos
y crece de 12 a 13 centímetros (en el primer año aumenta
6 a 7 kilos y de 25 a 30 centímetros).
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La alimentación del niño juega un papel de primordial importancia
en su crecimiento y desarrollo. Para garantizar que el niño está
recibiendo una alimentación suficiente hay que recordar que la leche
materna constituye por sí sola el mejor alimento posible para un
lactante durante los cuatro a seis primeros meses de la vida.
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El niño a partir del cuarto al sexto mes, necesita otros alimentos
además de la leche materna para satisfacer adecuadamente sus necesidades.
Los niños menores de tres años deben alimentarse de cinco
a seis veces al día, ya que el estómago del niño es
mucho más pequeño que el de una persona adulta, y como requiere
de un mayor aporte energético es necesario alimentarlo con frecuencia,
además de enriquecer la papilla de frutas y verduras.
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Para lograr el pleno desarrollo físico, mental y emocional del niño
es necesario que tenga a su lado personas que le hablen, que jueguen con
él y que le den muestras de afecto, ya que todos los niños
necesitan mantener una relación íntima, sensible y de cariño
con la o las personas adultas que cuidan de ellos. Desde recién
nacido, el niño es capaz de dar y recibir afecto, de relacionarse
con otras personas, el hecho de sentirse amado y deseado son vitales para
su desarrollo interior, ya que sobre esta base se construirá su
sentimiento de seguridad, de confianza en sí mismo y su capacidad
para relacionarse adecuadamente con las demás personas y con el
mundo en general. Hay que recordar que la mente del niño, al igual
que su cuerpo, necesita ayuda para desarrollarse y que "los tres alimentos"
para el desarrollo mental son: la comunicación, el juego y el cariño.
El niño necesita escuchar palabras de aliento y de cariño,
recibir caricias y sonrisas, que se le escuche y lo estimulen a responder
con sonidos y movimientos desde los primeros meses de vida. La atención
que reciba de sus padres para lograr un desarrollo físico y mental
normal es indispensable, recordando que el niño necesita gozar de
libertad para explorar y jugar, el juego es una actividad esencial del
proceso del crecimiento, ya que favorece las habilidades mentales, sociales
y físicas, dentro de las que destacan, la capacidad de hablar y
caminar.
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La creatividad de un niño requiere de estímulo, para que
se desarrolle al máximo, debemos invitarlos a explorar el mundo
que lo rodea, a buscar soluciones de los problemas más frecuentes,
a poner en práctica sus ideas y decisiones, pero sobre todo para
que los niños tengan un buen crecimiento y desarrollo necesitan
que se les alabe, que se les respete y se les reconozcan sus logros y esfuerzos.
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El crecimiento y desarrollo infantil es también responsabilidad
de los padres y de su pediatra, quienes deben tomar en cuenta que estos
dos procesos se encuentran ligados y que son parte de las etapas de evolución
del ser humano y que se facilitará su proceso a base del conocimiento,
de la experiencia y del cariño.
* Subdirección de Asistencia Médica
Si quiere consultar a algún pediatra del cuerpo médico
del Hospital Infantil de México "Federico Gómez" llame al
588 9791 de la Ciudad de México.
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