Es fundamental para la relación y convivencia con nuestros hijos el recordar que es "Un Derecho del Niño el ser querido y respetado por sus padres". Si tenemos presente este concepto será más fácil y satisfactoria nuestra relación con ellos, observarlo, comprenderlo, tomarlo en cuenta, respetarlo y amarlo constituyen este derecho.
Desde que nace, gracias al contacto estrecho que se establece con la madre, al satisfacer sus necesidades primarias, se inicia el vínculo MADRE-HIJO y con ello la primera manifestación de afecto, seguridad y protección, necesarias para su crecimiento y desarrollo.
Al crecer el niño junto a una madre que le brinda afecto y comprensión, se formará con la capacidad de expresar sus deseos, emociones y sentimientos a las personas que lo rodean. Entre los 2 y 6 años de edad los niños alcanzan un cierto grado de desarrollo motor y psicológico, su imaginación es fantástica y se preocupan por la oscuridad, por ser abandonados o dejar de ser queridos. Cuando inicia la etapa de los "porqués" empieza el conocimiento de la causa y el efecto que se relaciona con él, "si ocurre esto, entonces la consecuencia que ello puede tener, como ser amado, rechazado, premiado o castigado.
En los primeros años de la vida en que el niño se ve sujeto a diversas correcciones por los padres, requiere que éstas se hagan con amor, comprensión y aceptación. En todo momento busca y necesita el cariño de sus padre; cuantas veces al hacer algo que los molesta, se siente culpable de su acción o que por sus actos puede perder el cariño de sus padres. Los regaños y las correcciones deben realizarse, de manera tal, que comprenda que aunque se le enseña o corrige es con cariño, debemos evitar el uso de palabras que lo agredan, devalúen o le hagan sentirse rechazado, predicar con el ejemplo es un extraordinario recurso. Esta conducta favorecerá que el niño se acepte a sí mismo y posteriormente, como adulto, sea capaz de amarse y respetarse a sí mismo. El niño necesita de una constante retroalimentación, que le permitirá adquirir seguridad y confianza.
¿Cuántas veces usted mamá o papá le ha dicho a su hijo que ha hecho bien las cosas?
Es conveniente reforzar las actitudes positivas de nuestros hijos, cada vez que las realicen, con palabras que le brinden seguridad y afecto, con ello se sentirá valorado y querido por sus padres. Propiciar un ambiente familiar en que las diferencias puedan ser expresadas, escuchadas y aceptadas, favorecer la comunicación entre los miembros de la familia, que las normas sean flexibles, la responsabilidad compartida y los acuerdos en común.
¿Cómo demostrar a los hijos nuestro cariño y aceptación?
Creemos que con proporcionar el bienestar económico y la educación, es suficiente y descuidamos el aspecto afectivo. El niño al sentirse querido y comprendido por sus padres realizará acciones positivas que le permitirán alcanzar un pleno desarrollo y las metas que se proponga.
El niño debe ser querido simplemente por ser niño, saber que tiene el amor de sus padres en una forma incondicional, sin embargo, en nuestra sociedad pareciera que tiene que ganarse su amor, a través de su conducta, calificaciones y portarse bien. Dependiendo de estas acciones muchos padres condicionan su cariño y al no ver cumplidas sus expectativas externan conductas inapropiadas, que pueden hacer que el niño se sienta devaluado o que no es merecedor del cariño de sus padres.
La convivencia familiar debe tomar en cuentas las diferencias individuales, no es conveniente comparar a los hijos ni ponerlos como ejemplo, cada uno de ellos es diferente y responde de acuerdo a su temperamento y personalidad. Decidir en pareja la forma de educarlos y manifestarles nuestro cariño y respeto nos facilitará la convivencia familiar. En resumen la armonía y equilibrio dependerá de que en la familia se puedan apreciar las diferencias individuales, el amor se manifieste libremente, la comunicación sea abierta y directa, las normas puedan ser flexibles y la responsabilidad compartida.
* Subjefe de la Subdirección de Asistencia Médica
Si quiere consultar a algún pediatra del cuerpo médico del Hospital Infantil de México llame al 5 228 9917 ext 1241, donde recibirá respuesta a sus dudas.
Revisado:13/07/10