¿Es conveniente que mi hijo utilice andadera?
Catalina Cuéllar Lara*
- La andadera se diseñó para ayudar a caminar a todos aquellos
pacientes que NUNCA lo lograrían en forma independiente. Posteriormente
su utilidad se desvirtúo y se convirtió en un instrumento para
ayudar a la madre en el cuidado de su niño, mientras realiza otras
actividades, esto provocó que el uso de la andadera se difundiera
rápidamente.
- En la actualidad el empleo de la andadera se justifica por su aparente
utilidad para que el niño adquiera la habilidad de caminar, razonamiento
fundado con bases falsas.
¿A qué edad puedo poner a mi hijo en la andadera ?
- En ningún momento. Si su hijo tiene un desarrollo normal, es decir,
que logre las actividades y las habilidades que correspondan a su edad, no
requiere de ningún aditamento para auxiliar sus capacidades. Es mejor
guiarlo en su desarrollo a través de la estimulación que le
brinde la oportunidad de una movilidad libre y segura.
- ¿Por qué se recomienda la en un niño andadera sano?
- El uso de la andadera se recomienda por costumbre y en muchas de las
ocasiones porque se desconocen los efectos adversos que produce.
- ¿Afecta negativamente a mi hijo el uso de la andadera ?
- Sí, como ya habíamos mencionado un niño que tiene un
desarrollo motor normal no requiere de ningún instrumento para lograr
que camine en forma independiente, cuando utiliza la andadera el desarrollo del
niño se altera y nos percatamos de ello, ya que los cambios suelen ser
mínimos, pero repercuten negativamente en la adquisición de otras
habilidades del desarrollo temprano e incluso en las actividades escolares.
- ¿Cómo le afecta?
- Muchas madres acostumbran poner a su hijo en la andadera antes que logre
sentarse solo, es decir que tenga un buen equilibrio en su tronco, esto
ocasionará que el niño sufra el riesgo de caerse y lesionarse
seriamente, y sus reflejos de defensa anteriores y laterales con los brazos se
desarrollarán en forma deficiente. Estos reflejos se adquieren junto con
la habilidad del niño para sentarse y consisten en la colocación
rápida de los brazos con los codos extendidos cuando es arrojado hacia
adelante o a los lados, evitando así que se caiga y se golpee en la cara
o en la cabeza con el suelo.
- Cuando el niño logra un equilibrio de tronco completo comienza a
arrastrarse y después gatea en forma alterna, estas actividades le
permiten fortalecer sus reflejos de defensa, fortalecer sus músculos
para desarrollar un buen equilibrio de pie e iniciar el reflejo de braceo
necesario para mantener un adecuado equilibrio al caminar. Si un niño es
colocado en una andadera durante esa etapa, el gateo no se desarrollará
y cuando camine será torpe.
- Una vez que el niño logre adoptar la posición de pie con
ayuda, se recomienda con frecuencia que utilice la andadera para que camine
rápidamente de manera independiente, sin embargo, ello le
producirá debilidad en los músculos de sus brazos y tronco,
será incapaz de balancear sus brazos en forma alterna y requerirá
de muy poco esfuerzo para mantener el equilibrio en posición de pie,
debido a que la andadera soporte su peso y el niño se apoya en ella. Por
otro lado, cuando camina en la, proyecta su tronco hacia adelante y lleva sus
piernas hacia atrás, en ocasiones se desplaza en forma lateral, por lo
que a pesar de que el niño camina tempranamente no lo hace en forma
independiente, adquiere posturas anormales y debilidad muscular que le
favorecerá caídas frecuentes una vez que logra la marcha
independiente, y tendrá una deficiente coordinación motora que le
impedirá ser hábil durante los juegos infantiles, al correr y en
las actividades deportivas.
- Consejos prácticos:
- 1. Favorezca el desarrollo norma del su hijo
- 2. Coloque a su hijo en espacios amplios y limpios, libres de objetos
pequeños que puedan llevarse a la boca y donde no tenga el riesgo de
caerse o lastimarse.
- 3. Póngale objetos y juguetes llamativos, invítelo a
alcanzarlos mediante el arrastre, como el cocodrilo, una vez que ha logrado
sentarse solo.
- 4. Pase un lienzo por el pecho de su hijo, tome los dos extremos y
elévelo 10 ó 15 centímetros del suelo y permita que ponga
sus brazos extendidos y rodillas dobladas sobre el suelo. Elévelo y
desciéndalo por intervalos intentando que soporte su propio peso.
Estimúlelo para que se desplace, colocando juguetes llamativos fuera de
su alcance.
- 5. Acuéstelo boca abajo, coloque su mano izquierda extendida bajo el
pecho del niño y luego elévelo hasta lograr que el niño se
ponga en posición de gato, coloque su dedo índice en la parte
media del tórax del niño, balancee su cuerpo hacia adelante y
atrás.
- 6. Cuando su hijo logre gatear con destreza, déjelo sentado frente a
un mueble firme y coloque sobre él algunos juguetes llamativos, de tal
manera que los pueda ver, invítelo a que se levante del piso con ayuda
del mueble y que intente mantenerse de pie para alcanzar los juguetes.
- 7. Coloque al niño agarrado del borde de una silla, déle un
palito cilíndrico de aproximadamente 20 centímetro de largo y 5
centímetros de diámetro, jale el objeto para que camine agarrado
del mismo, una vez que lo logre, cambie el objeto por una cobija.
- 8. Coloque un pañal por las axilas del niño,
sosténgalo por las puntas, empújelo suavemente sobre su espalda e
impúlselo a dar un paso hacia adelante a la vez que le ofrece seguridad
y confianza.
- 9. Estimule al niño a dar pasos por sí mismo
ofreciéndole un juguete u objeto llamativo (como su biberón) a
cierta distancia), para que trate de alcanzarlo.
- Lo más importante es que el niño sea guiado y estimulado por
sus padres, para que con ello su desarrollo este enriquecido con confianza y
seguridad.
- Si tiene dudas con respecto al desarrollo de su hijo o la forma de
estimularlo, acuda a su pediatra o a un médico rehabilitador con
experiencia pediátrica.
* Jefe de Servicio de Terapias
del Departamento de Rehabilitación
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