El pie infantil
– ese gran
infravalorado
En los
dos primeros años de vida de un niño su esqueleto y su sistema nervioso
desarrollan toda la base para la bipedestación. Después va a andar
muchos kilómetros a lo largo de su vida encima de sus pies
(aproximadamente 2 veces el largo del ecuador). El pie
consiste en 26 huesos y más de 30 articulaciones. Los muchos ligamentos
y músculos que lo forman crean una estática correcta para aguantar el
peso de todo el cuerpo hasta incluso en movimientos bruscos como por
ejemplo después de un salto o durante esfuerzos prolongados en una
maratón. De gran importancia para la estática por ejemplo son los arcos
del pie (longitudinal y transversal). Como
todo el esqueleto del niño, los huesos de sus pies crecen hasta los 14
-16 años de vida antes de osificarse completamente. Los niños nacen
normalmente con un pie perfectamente sano. Extraña que tantos adultos
tengan problemas con sus pies y lamentablemente existen muchos niños ya
con trastornos en el crecimiento de los pies. La mayoría de esos
trastornos de crecimiento están causados por un calzado demasiado
pequeño. ¡Diversos estudios han demostrado que un 40% de los niños
llevan zapatos demasiado pequeños!
·
Los bebés y los niños
cuando se prueban un zapato no saben decidir si les va bien o no. Y
durante el uso de un calzado no pueden dar una información objetiva
sobre sus percepciones a sus padres. Debido a este hecho les corresponde
a los padres comprobar el buen ajuste del calzado infantil y asegurarse
frecuentemente del mismo.
·
Los niños y sus pies
crecen a ritmos diferentes en diferentes épocas. No se puede fijar un
calendario sobre la evolución del pie para saber cuándo deberemos
cambiar el número de calzado del niño.
·
Hay que tener en cuenta
que un pie infantil es frágil y blando y es posible meterlo en zapa-tos
hasta tres números más pequeños. Tenemos que dar mucha importancia a la
hora de elegir los zapatos.
·
Cada pie necesita
suficiente
espacio de deslizamiento
para los dedos en la punta del zapato para dar un paso, tanto en adultos
como en niños. Al ser un zapato infantil además hay que tener en cuenta
el espacio que el pie necesita para su crecimiento. El espacio libre
debería ser de un centímetro al comprar los zapatos.
·
Aparte del largo del
zapato también importa el ancho. Los pies no deben estar apretados por
los lados del zapato.
Cómo evitar un zapato pequeño:
1.
Probar los nuevos
zapatos por la tarde. Los pies se suelen hinchar durante el día y así se
evita que el zapato se haga ‘pequeño’.
2.
Usar un medidor de pie
para asegurarse del número correcto. Se tienen que medir los dos pies y
escoger el número más grande. También es recomendable medir la longitud
interior real del zapato para no tener que fiarse de las indicaciones de
los diferentes fabricantes Recomiendo el medidor ‘Bims’, información en
zapaterías o en
http://www.mowgli.es/bims-medidor-de-calzado.html .
3.
Dejar un centímetro de
espacio en la punta de los zapatos infantiles para que el pie tenga
sitio para crecer y tener en cuenta que con más de un centímetro el niño
tampoco andará correctamente.
4.
Controlar con un medidor
cada tres o cuatro meses si todos los zapatos incluso sandalias, botas
de agua o zapatillas todavía caben al niño.
5.
Aceptar el hecho que el
niño crece y que los zapatos se tienen que comprar en función de este
ritmo. Intentar ahorrar dinero así es desatender la salud de tu hijo. Pero
aparte del número correcto tenemos que valorar el zapato mismo. Para que
los músculos y ligamentos desarrollen su función correctamente es
importante usar zapatos ergonómicos.
¿Qué debemos valorar a la hora de elegir un zapato para bebés y niños?
·
Los pies han
evolucionado para ir descalzos. Ahora solo es necesario aislarlos del
suelo y protegerlos de factores ambientales.
·
El bebé tiene que perder
el reflejo de prensión plantar para aprender a andar correctamente. Eso
normalmente pasa automáticamente por la estimulación táctil cuando un
bebé juega con sus pies o pone el pie en el suelo. Cuanto más estimulo
reciba la planta en esos juegos antes desaparece el reflejo.
·
Al principio el bebé va
a cambiar a menudo la forma de desplazarse entre gatear e incorporarse.
Para eso, el zapato debe tener una forma ergonómica, es decir, dar
libertad de movimiento a la articulación del tobillo. Las botas harían
imposible doblar el tobillo para gatear, quitando así al niño las ganas
de moverse de forma natural.
·
Al bebé le ayuda
explorar el suelo con sus dedos al dar los primeros pasos. Gran parte de
su equilibro viene de la palanca que hace sobre sus pies. Una suela
blanda le da más información sobre el estado de sus pies y hace que
desarrolle un sentido de equilibrio con más facilidad
·
Para andar necesitamos
que la punta y los dedos del pie se doblen al dar un paso. Es por eso
que la suela tiene que ser suficientemente flexible como para permitir
este movimiento fisiológico. Un bebé o un niño no pesan lo suficiente
como para doblar gruesas suelas de goma o plástico. Lo ideal sería
dejarles andar con calcetines o calzado suela de piel.
·
Cualquier tipo de
tacones es absolutamente inadecuado para bebés o niños. Existe
el mito que el pie infantil requiere de un sostén artificial mediante
una bota alta con una suela rígida. Si dejamos toda la teoría aparte y
nos imaginamos tener que andar en botas de esquí a lo largo de un día ya
sabemos que no será ni cómodo ni bueno para nuestros pies.
Este
artículo se dirige a todos los profesionales en el sector de la crianza
como enfermeras, terapeutas, médicos, monitoras, zapaterías y sobre todo
a los padres preocupados. Puede informarse a fondo sobre el medidor Bims
y encontrar más ideas naturales para bebés y padres en
http://www.mowgli.es . En
caso que tenga alguna duda o pregunta no dude en contactarme a
info@mowgli.es
.
Susanne Lenk,
Fisioterapeuta (Col. nº 7441), España
Fuentes:
Atlas Anatomie, L.
Platzer
Hallo Baby, Manfred Zedler El Prof. Dr. Exner,
Clínica ortopédica Zúrich Dr. T. Böni, Director
medicinal de la clínica ortopédica Balgrist
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Esta página fué actualizada el
02/07/2010