Las últimas novedades en el campo de la pediatría, en un lenguaje accesible para los padres.
Las consecuencias de la obesidad femenina se extenderían a la vida de las hijas, indicó un nuevo estudio.
Los autores hallaron que las niñas de madres obesas, comparadas con las de mamás con peso normal y bajo, eran tres veces más propensas a empezar a menstruar antes de los 12 años.
Investigaciones previas habían hallado que las niñas con sobrepeso suelen entrar en la pubertad antes y que las hijas de mujeres obesas tienden a tener sobrepeso, señaló en la revista Epidemiology el equipo de la doctora Sarah A. Keim, de los Institutos Nacionales de Salud en Bethesda, Maryland.
En el estudio, las hijas de madres obesas fueron más propensas a empezar a menstruar precozmente, "aunque no tuvieran sobrepeso", dijo Keim a Reuters Health.
El equipo entrevistó a 597 mujeres, de 22 a 32 años, para determinar la edad en la que habían empezado a menstruar. En general, 121 mujeres habían tenido el primer período a los 11 años o antes, mientras que 158, 147 y 171 lo habían tenido a los 12, 13 y 14 años o más, respectivamente.
Los autores compararon la información con el peso, la altura y otra información de las madres durante el embarazo, cuando participaron en el Proyecto Colaborativo Perinatal entre 1959 y 1966.
Las hijas de madres obesas eran 3,3 veces más propensas a empezar a menstruar antes de los 12 años que las niñas de mujeres sin obesidad.
La menstruación a los 12 años fue 2,7 veces más común en las hijas de mujeres obesas. Esas asociaciones se mantuvieron en los análisis de altura y otros factores maternos que están relacionados con el adelantamiento de la menstruación.
En cambio, el equipo no halló una relación entre la menstruación precoz en las hijas de mujeres con peso normal o bajo al quedar embarazadas.
Los autores opinan que se necesitan más estudios para explicar esas asociaciones.
Por ejemplo, las madres y las hijas compartirían los mismos hábitos alimentarios y físicos. O, como señaló Keim, el exceso de peso durante el embarazo alteraría el desarrollo fetal "de maneras que aún estamos tratando de comprender".
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Muchos no entienden la manera de leerlas o interpretarlas, según una encuesta
Los padres desean saber la posición de sus hijos respecto a las tablas de crecimiento tan usadas en los consultorios pediátricos, pero muchos de ellos no entienden cómo leer o interpretar la información, según muestra una encuesta reciente.
Alrededor de 85 por ciento de los padres podían observar una tabla con un punto marcado e identificar de manera correcta que el punto correspondía a la edad del niño, según una encuesta en línea de un grupo nacionalmente representativo de mil mamás y papás. Alrededor de las dos terceras partes de los padres pudieron identificar tanto el peso del niño como el percentil de la tabla con un punto marcado.
Pero apenas el 56 por ciento pudo identificar de manera correcta el significado de "percentil" en una lista de opciones. En el contexto de una tabla de crecimiento, un percentil mide la manera en que un niño se compara con sus pares. Un niño que está en el percentil 80 para la estatura, por ejemplo, es más alto de 80 por ciento de los demás niños de su edad, mientras que un niño en el percentil 25 es más bajito que 75 por ciento de sus pares.
Apenas un tercio de los padres podían identificar la edad, peso y percentil de un niño en una tabla, además de la definición correcta de percentil, según el estudio, que aparece en la edición de octubre de la revista Pediatrics.
Las tablas de crecimiento de desarrollaron en los 60 para ayudar a los médicos a monitorizar el desarrollo de los niños, apuntó la autora del estudio, la Dra. Elana Pearl Ben-Joseph, editora médica asesora del Centro Nemours de Medios de Salud para los Niños. Las versiones más recientes, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., se actualizaron en 2001.
Aunque las tablas eran para uso de proveedores de salud, en la práctica los médicos con frecuencia las usan como ayudas visuales para los padres. Alrededor del 31 por ciento de los padres afirmaron que marcaban el desarrollo de sus hijos en una tabla en su casa.
"Las tablas de crecimiento puede ser útiles si se usan de manera adecuada, y si los padres las comprenden y se les explican bien", aseguró Ben-Joseph. "Pero pueden resultar nocivas si no se explican bien o si los padres no las comprenden".
Y muchos no las comprenden. En la encuesta, alrededor de la mitad de los padres dijeron que un niño en el percentil 10 para estatura y peso tenía bajo peso. Para los médicos, la estatura y el peso de un niño son proporcionales, y es probable que no sean causa de inquietud, anotó Ben-Joseph.
Muchos padres expresaron preocupación sobre un niño en el percentil 25 para su estatura y peso año tras año. Alrededor del 16 por ciento señaló que animaría al niño a comer más, y 18 por ciento dijo que ignoraba en significado de la información.
Ben-Joseph explicó que un niño que sigue la curva de crecimiento del percentil 25 es más pequeño y tiene menos peso que el promedio, pero que no es algo de que preocuparse.
Al leer las tablas de crecimiento, los médicos tienden a buscar cambios abruptos, como un niño cuya tendencia en estatura o peso se reduce de repente, lo que podría señalar un problema. También buscan la proporción entre la estatura y el peso.
Un niño con una estatura en el percentil 10 y un peso en el percentil 90 tiene sobrepeso, aunque alrededor de la mitad de los padres de la encuesta no se dieron cuenta de este hecho.
La confusión sobre las tablas de crecimiento plantea un problema mayor, los conocimientos numéricos básicos (la contraparte numérica de la alfabetización), o sea la capacidad de los pacientes de comprender el riesgo, las estadísticas, los gráficos y las tablas que se usan cada vez más en la atención de salud, señaló el Dr. Goutham Rao, director clínico del Centro de Gestión del Peso y Bienestar del Hospital Pediátrico de Pittsburgh.
"Cuando un paciente lleva al consultorio médico o centro de salud, hay habilidades numéricas específicas que necesitan para comprender su afección y lo que sucede en el ambiente de atención de salud", aseguró Rao. "Los pacientes no son los únicos que batallan con esto. Los médicos también tienen dificultades para traducir las cifras a términos que los pacientes puedan comprender".
Aún así, las tablas de crecimiento siguen siendo una herramienta útil para abordar el delicado tema del peso del niño con los padres, apuntó Rao. Alrededor del 12.4 por ciento de los niños entre los dos y cinco años tiene sobrepeso, al igual que 17 por ciento de los niños entre los seis y los once, y 17.6 por ciento de los adolescentes entre los doce y los 19, según los CDC.
"Muchas veces los padres no se dan cuenta de que su hijo tiene sobrepeso", dijo Rao, cuya clínica usa tablas electrónicas de manera que los padres puedan llevarse impresos del resultado. "Podemos mostrarle al padre dónde está su hijo en la tabla de crecimiento, proveer una explicación muy detallada de las cifras, y asegurarnos de que los padres puedan comprenderlo. Entonces, podemos preguntar a los padres si hay algo en lo que les gustaría trabajar".
Ben-Joseph añadió que se deben llevar a cabo más investigaciones para desarrollar tablas de crecimiento que los padres puedan comprender con mayor facilidad.
"Entre los padres hay un deseo de ver una tabla de crecimiento y que un médico se la comente", dijo Ben-Joseph. "Es importante que los médicos tengan en cuenta que no todos los padres comprenden estos complejos conceptos matemáticos, y que lo tomen en consideración cuando den explicaciones".
Más información La Nemours Foundation tiene más información sobre las tablas de crecimiento.
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por Eduard Punset
Hace muy pocos años, nadie pensaba que lo que les pasaba a los niños influiría en cómo se comportarían cuando fueran adultos. Nadie veía esta relación misteriosa entre la infancia y el comportamiento de los adultos. Lo que hemos descubierto -y esto todavía no se sabe en la calle de manera suficiente- es que, una gestión deficiente, privada de cariño y de inteligencia, de las emociones de un niño, en edades muy cortas, incide de manera muy directa en el comportamiento de este niño cuando es adulto.
Por ello, este domingo, 17 de mayo, hablaremos en Redes con Jay Belsky, psicólogo de la Universidad de Londres y uno de los mejores especialistas del mundo sobre psicología familiar, para que nos enseñe a ser mejores padres.
Os dejo algunas reflexiones que grabé en Londres después de hablar con Belsky.
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Los bebés que viven en hogares bilingües pueden distinguir dos y hasta tres idiomas, es una de las conclusiones de las investigaciones del equipo de psicología de la Universitat de Barcelona, liderado por la psicóloga Núria Sebastián.
En el transcurso de las investigaciones el equipo de Núria Sebastián confirmó que los bebés con cuatro meses de vida y que han sido criados en hogares en los que se habla castellano y catalán, pueden reconocer al italiano como un tercer idioma a pesar de las semejanzas que existen entre los tres idiomas.
El mismo estudio añade que en el caso de los bebés de familias mono lingüísticas, la situación es diferente pues aseguran que estos bebés no logran distinguir la diferencia.Además de estas comprobaciones, Núria ha desarrollado otro trabajo de investigación publicado en Science en el que, contando con la ayuda de un grupo de investigadores de Canada, se demuestra que los bebés a partir de los seis meses de vida se dan cuenta de que el inglés y el francés son dos lenguas diferentes.
Con las observaciones y los análisis aplicados a los bebés que están aprendiendo catalán y castellano, Núria comenta: “Los resultados muestran que igual que los bilingües inglés-francés, notan la diferencia visual entre el francés y el inglés. Es como si los bilingües se especializasen en el lenguaje, les prestan más atención a todos los estímulos que sean relevantes”.
Siguiendo la misma línea investigativa, otro estudio realizado en Trieste (Italia), aplicado a bebés de siete meses de edad que aprendían tanto italiano como esloveno, ha concluido que el bilingüismo desde la cuna ayuda en un gran porcentaje al desarrollo en las funciones de control cognitivo antes de aprender a hablar.
Dichas funciones están involucradas en la atención y el reconocimiento de estímulos contradictorios. Esto se da por ejemplo, en los casos en que papá y mamá utilizan diferentes palabras (por no hablar en el mismo idioma) para designar el nombre de un mismo juguete.
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Durante el siglo XX los psicólogos han lidiado con el concepto de la inteligencia y como medirla. Algunos la definen como la capacidad para establecer relaciones.
Les recomendamos mucho leer este artículo publicado por Infogen
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La próxima vez que pase frente a una tienda llena de videos que afirman que son educativamente estimulantes para los bebés, tal vez quiera pensarlo dos veces antes de sacar la billetera.
Un estudio reciente sugiere que ver televisión no mejora las capacidades de lenguaje ni cognitivas de un bebé, incluso si la ven varias horas al día.
"Por sí misma, la televisión no parece influir sobre la cognición a los tres años de edad", apuntó la autora principal del estudio Marie Evans Schmidt, asociada de investigación del Centro de medios de comunicación y salud infantil del Hospital pediátrico de Boston.
Los resultados del estudio fueron publicados en la edición de marzo de la revista Pediatrics.
En 1999, la American Academy of Pediatrics comenzó a recomendar que los niños menores de dos años de edad no vieran televisión en lo absoluto. Pero más de dos tercios de los niños estadounidenses menores de dos años ven televisión a diario y alrededor del 25 por ciento de ellos también tiene televisiones en sus habitaciones, según la información de respaldo del estudio.
Casi el treinta por ciento de los padres que respondieron a una encuesta reciente dijo que sentía que ver televisión o DVD era educativo y "bueno para el cerebro del niño" para los niños menores de dos años.
Para evaluar si la televisión tenía o no un efecto, ya fuera positivo o negativo, sobre el desarrollo cerebral de los bebés, Schmidt y colegas incluyeron a casi 900 niños que fueron evaluados al nacer, a los seis meses y una vez más a los tres meses de edad. Los investigadores también pidieron a las madres que completaran cuestionarios sobre los hábitos televisivos de los bebés a los seis meses, al año y a los dos años. En promedio, los niños veían 1.2 horas de televisión al día.
Tras ajustar los datos por diversos factores, como la edad materna, los ingresos, la educación, el estado civil, si tenían hermanos en casa y la duración de la lactancia, los investigadores encontraron que ver televisión no se relacionaba con mejoras en las pruebas de vocabulario ni en las de capacidades visuales o motoras.
"No sé por qué la gente piensa que la televisión es buena para los bebés. Es probablemente por la manera en que se mercadean esos productos", apuntó Schmidt. "Aunque el estudio no mostró evidencia de daños, los padres deben tener en cuenta que los bebés que ven televisión podrían estar en riesgo de obesidad, trastornos del sueño y posiblemente problemas de atención. No queremos que este estudio sea percibido como una licencia para que los bebés vean televisión porque no les hará daño. Tal vez los efectos no surjan hasta que los niños sean mayores".
La Dra. Sara Hamel, pediatra del desarrollo conductual del Hospital pediátrico de Pittsburgh, afirmó que el nuevo estudio era "una investigación muy sólida y parece que hicieron un buen trabajo al controlar los datos de muchas variables que pueden influenciar el desarrollo infantil, como la educación y los ingresos de los padres".
"Este estudio responde a una pregunta muy específica: Para los niños menores de dos años, ¿tiene ver televisión una hora o más al día algún efecto sobre los resultados cognitivos? Y la respuesta es no, ver televisión no tiene efectos sobre algunas medidas de función del lenguaje y capacidades visuales", añadió Hamel.
Otro estudio que aparece en la misma edición de Pediatrics se enfocó en si añadir etiquetas sobre el contenido de violencia de los videojuegos hace o no que tales juegos sean más atractivos para los niños en edad escolar y los adolescentes.
Las etiquetas de advertencia tuvieron el efecto opuesto al que se deseaba. Incluso en los niños más pequeños del estudio, que tenían entre siete y ocho años, una etiqueta de advertencia sobre contenido violento hacía que desearan jugarlo aún más, según encontraron investigadores de EE. UU. y los Países Bajos.
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A menudo el control de esfínteres se convierte en una etapa de difícil manejo para los padres. La negativa del niño a hacer deposiciones en varios días, la queja de que le duele al orinar o el “mojarse” la ropa porque espera hasta el último momento, son algunas de las quejas y preocupaciones que llegan a las consultas de pediatras y psicólogos.
En ocasiones pueden desencadenar un rosario de pruebas médicas en busca de infecciones o el ensayo de diversas soluciones, enemas, adiestramientos penosos como la exigencia de que haga deposiciones en horas y tiempos marcados, con la idea de “educar” al niño en la limpieza, lo que se traduce en horas sentado en el orinal, regañinas, etc. En realidad esto no hace más que aumentar la preocupación de los padres e iniciar una batalla con el niño, que si es sano, se resistirá con todas sus fuerzas a hacer lo que se le exige.
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Una opción a considerar es regalarle su tiempo a sus hijos
El desarrollo mental y físico debe ser una importante consideración cuando se buscan regalos de Navidad para los niños, aconseja una experta de la Universidad de Ciencias de Filadelfia.
"Con frecuencia, los padres creen que tienen que apresurarse y comprar el juguete del momento", apuntó en un comunicado de prensa de la universidad Paula Kramer, presidenta y profesora de terapia ocupacional. "Estos juguetes podrían ser únicos y novedosos, pero no siempre son la mejor opción para su hijo o el juguete que más durará. Si un juguete es estático y no promueve la creatividad, la imaginación y el cambio, probablemente terminará abandonado en una esquina".
Al seleccionar un regalo, los adultos deben tomar en cuenta las necesidades e intereses específicos del niño, además del potencial del juguete de comentar un desarrollo saludable mental y físico. Kramer también sugirió buscar juguetes que estén en el nivel de capacidad del niño o justo por encima de éste, para constituir un desafío y promover el avance del niño.
Los aparatos de alta tecnología como los videojuegos dominan los anaqueles de las tiendas, pero artículos tradicionales como bicicletas y equipo deportivo ayudan a los niños a volverse activos y a hacer relaciones espaciales.
"Los juguetes tradicionales, como los Lego, también son magníficos, porque ayudan a construir habilidades como la manipulación motriz fina y la creatividad", apuntó Kramer. "Aunque vienen con instrucciones sobre cómo construir ciertas cosas, los niños pueden elegir hacer lo que quieran".
También recomendó a los padres regalar de su tiempo a sus hijos.
"Los regalos no se tratan solo del dinero y a los niños les encanta pasar tiempo con sus padres y otros niños", aseguró Kramer. "Ya sea un día patinando en hielo, una visita al zoo o un vale para llevarlos con amigos a una película que quieran ver, dar una parte de sí mismo es económico, crea recuerdos positivos y fortalece la relación entre padre e hijo".
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Escuche el programa Crónicas de Salud con el tema "Pubertad Precoz".
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Un estudio ilustra el rápido desarrollo del cerebro humano
Incluso desde los cinco meses de edad, los bebés pueden distinguir entre la música alegre y la triste, lo que ofrece más evidencia de que la capacidad del cerebro de detectar emociones se desarrolla temprano, según informan investigadores.
"Pueden distinguir las emociones", afirmó el autor del estudio Ross Flom, profesor asociado de psicología de la Universidad Brigham Young de Provo, Utah. "No comprenden que una música sea alegre u otra triste, pero saben que son distintas".
Los científicos ya sabían que los bebés pueden distinguir entre elementos de la música como el tono y el tiempo, apuntó Flom, pero hasta ahora nadie había estudiado si podían también notar las diferencias entre tipos de emociones.
Aunque los bebés que participaron en el estudio eran demasiado pequeños para hablar, sí tenían la capacidad de expresar interés en el mundo externo y de aburrirse. Entonces, los autores del estudio aprovecharon este rasgo para averiguar cómo percibían la música.
Los investigadores reclutaron a 96 bebés y les reprodujeron distintos tipos de música, explicó Flom.
Algunas piezas eran alegres, como el tema de los programas de TV de "Snoopy", el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven ("Oda a la Alegría"), y el tema de jazz "Tiger Rag", interpretado por la banda de jazz de Nueva Orleáns Preservation Hall.
Otras selecciones tendían a ser más tristes, entre ellas el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía de Beethoven.
Los bebés escuchaban repetidas veces tres selecciones de una categoría musical (alegre o triste) y luego los investigadores reproducían una selección de la otra categoría. Los investigadores evaluaron si los bebés se activaban y notaban una diferencia en la música al prestar más atención a un video de un rostro humano masculino o femenino de apariencia neutral colocado frente a ellos.
La mayoría de bebés de cinco meses mostraron señales de que podían discriminar entre los tipos de música cuando se reproducía una selección alegre seguida de una triste, pero no lo contrario, apuntó Flom.
"A los nueve meses, pueden diferenciar las piezas alegres de las tristes", dijo. "Muestra las sorprendentes habilidades cognitivas que tienen estos niños. Han aprendido mucho en nueve meses, 270 días".
Los hallazgos, que se espera sean publicados en la próxima edición de la revista Infant Behavior & Development, son "apenas otra manera de documentar que los bebés están muy sintonizados con la emoción muy temprano en el desarrollo", afirmó Flom. "Les ayuda a aprender comunicación y ayuda a promover las habilidades tempranas del lenguaje".
Pero, añadió Flom, el estudio no dice nada sobre el valor de la música como una herramienta para ayudar a los bebés a ser más inteligentes.
Paul Sanberg, director del Centro para la excelencia del envejecimiento y la reparación cerebral de la Facultad de medicina de la Universidad del Sur de Florida, apuntó que los autores crearon una manera única para medir lo que los bebes pueden percibir.
"Si [los bebés] no tiene un idioma, no se les puede hacer preguntas", señaló Sanberg. "Es como hacer un experimento en animales: se está tratando de interpretar lo que el sujeto siente o hace a través de respuestas no verbales".
Flom dijo que el próximo paso en la investigación es estudiar si los bebés pueden detectar la agresión o la ausencia de esta en los perros.
"Nosotros no necesitamos mucho entrenamiento para saber si debemos acercarnos a un perro y acariciarlo o retirarnos rápidamente", dijo.
Más información
Para más información sobre el desarrollo del cerebro, visite la Universidad de Washington.
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Un mayor consumo de pescado por parte de la madre así como periodos más largos de lactancia materna están relacionados con un mejor desarrollo cognitivo y físico en los niños, de acuerdo con un nuevo estudio.
El informe, que estudió a madres y bebés de Dinamarca, ofrece más evidencia de que los ácidos grasos omega-3 encontrados en el pescado y los compuestos de la leche materna ayudan al desarrollo del bebé.
"Estos resultados, junto con los hallazgos de otros estudios de mujeres de EE. UU. y del Reino Unido, ofrecen evidencia adicional de que el consumo moderado de pescado por parte de la madre durante el embarazo no afecta el desarrollo del niño y de que en realidad podría ser beneficioso", señaló la autora principal del estudio Emily Oken, profesora asistente de la Universidad de Harvard, en un comunicado de prensa de la universidad.
Investigadores del Grupo de nutrición materna del departamento de epidemiología del Statens Serum Institut en Copenhague, Dinamarca, también colaboraron en el estudio, que aparece en la edición de septiembre de la American Journal of Clinical Nutrition.
La investigación, que analizó a 25,446 niños nacidos de madres que participaron en un estudio danés entre 1997 y 2002, halló que los niños de las madres que consumieron la mayor cantidad de pescado durante el embarazo (cerca de 2 onzas al día en promedio) eran más propensos a tener mejores destrezas motoras y cognitivas. En tanto que los niños de las madres que consumieron la menor cantidad de pescado obtuvieron las puntuaciones de desarrollo más bajas a los 18 meses de edad.
Los niños que fueron amamantados por periodos más largos también lograron mejores puntuaciones, sobre todo a los 18 meses. La leche materna contiene ácidos graso omega-3. El beneficio de consumir pescado era similar entre los bebés alimentados con leche materna por duraciones más largas o cortas.
Se recomienda a las mujeres de EE. UU. que limiten el consumo de pescado a dos raciones por semana porque algunos pescados contienen rastros de mercurio, una toxina conocida. La mayoría de las mujeres del estudio, sin embargo, consumieron bacalao, platija, arenque y macarela, pescados que suelen tener bajos niveles de mercurio.
"En un trabajo anterior en una población de EE. UU., encontramos resultados similares de que un mayor consumo de pescado prenatal estaba asociado con un beneficio total para el desarrollo cognitivo, pero los niveles elevados de mercurio atenuaron este beneficio", apuntó Oken. "Por tanto, las mujeres deberían seguir comiendo pescado, sobre todo durante el embarazo, pero deben elegir los pescados que tengan menores niveles de mercurio".
Publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition
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Frecuentemente los padres encuentran a su hijo teniendo largas conversaciones, jugando o riendo con alguién que no están viendo. Esto es una situación normal y no deben preocuparse. Se trata de "su amigo imaginario". El amigo imaginario es una persona creada por él, con su nombre y personalidad que seguro le va a hacer compañía por algunos meses o quizás años.
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NO HAY QUE OBSESIONARSE CON EL CONTROL DE ESFÍNTERES EN LOS NIÑOS
A partir del primer año de edad, el niño fruto de su maduración cerebral empieza a ser autónomo. Es capaz de ponerse de pie y andar acompañado de un adulto y por consiguiente empiezan a darse situaciones que favorecen una seguridad en si mismo y una mayor autonomía personal. El control de los esfínteres es un tema realmente interesante que abordamos con el Profesor Alfonso Delgado, pediatra, Presidente de la Asociación Española de Pediatría.
El Profesor Alfonso Delgado, pediatra, Presidente de la Asociación Española de Pediatría comenta que no hay que obsesionarse con el control de esfínteres. Normalmente controlan primero el esfínter de anal y luego el esfínter de la vejiga y son capaces de notar que tienen la vejiga llena y sienten la necesidad de hacer pis.
En la siguiente entrevista podemos escuchar al Profesor Alfonso Delgado, pediatra, Presidente de la Asociación Española de Pediatría, dando su opinión a preguntas como: ¿Como ha de ser la higiene en un niño a partir de 12 meses?¿Qué tipo de juegos son los más idóneos para un niño de 12 meses?
Etiquetas: CRECIMIENTO Y DESARROLLO, TRASTORNOS DEL DESARROLLO
LLEGÓ LA HORA DE GATEAR
Es el paso previo a que los niños aprendan a caminar, ayúdelo a lograrlo con éxito
Dejar a un lado la cuna y las cobijas para emprender una aventura por el espacio que ofrece no sólo la recámara, sino la casa entera, es una de las etapas que los bebés pueden empezar a vivir a partir de los seis meses de edad.
La mayoría de los bebés gatean antes de caminar, pues al desplazarse por el piso aprenden a controlar su equilibrio, a coordinar manos y pies y a fortalecer los músculos de sus piernas.
Sin embargo, existen quienes el gateo les parece una posición incómoda y empiezan inmediatamente a caminar; o los que prefieren desplazarse sentados, rodando o deslizando su pancita con ayuda de piernas y manos.
Los especialistas recomiendan dejar que el bebé adopte la técnica que más le convenga para iniciar ese viaje exploratorio tan ansiado, porque lo importante es que se desplace y no la forma en que lo hace.
Evolución
Una vez que los bebés se sientan sin apoyo, entre los 6 y 7 meses, también logran mantener erguida su cabeza al mirar a su alrededor.
Así pueden pasar dos meses, hasta que se atreven a ponerse sobre las cuatro extremidades, fortaleciendo los músculos de brazos, piernas y espalda.
Descubierta esa posibilidad, comprueban que cuando sus muslos están rectos y su espalda paralela al piso, pueden empujar sus rodillas contra el piso y obtener el impulso para desplazarse. Para entonces, tendrá entre 9 y 10 meses.
Después aprenderá a volver a sentarse desde la posición de gateo y comenzará a perfeccionar su técnica cada vez más hasta que gatee perfectamente al año de vida.Tenga presente que no todos los bebés tienen el mismo desarrollo y considere estos tiempos sólo como parámetros; los prematuros, por ejemplo, desarrollan sus habilidades a un ritmo más lento que los que nacieron a término.
Si nota que su bebé está por cumplir 6 meses y todavía no muestra signos de movilidad, como darse vuelta, reptar o incorporarse apoyado sobre sus antebrazos, debe consultar al pediatra.
Ayúdelo
Una forma exitosa para estimularlos a gatear es colocar sus objetos o juguetes preferidos enfrente y alejados de él, para que los busque y los tome.También puede colocar obstáculos, como almohadas, almohadones o cajas para que él solo descubra como esquivarlos, dándole más seguridad, velocidad y agilidad; pero nunca lo deje solo, porque en cualquier momento podría necesitar su ayuda.
Para que el pequeño pueda satisfacer la curiosidad que lo lleva a moverse, permítale moverse con gusto y explorar por los rincones debidamente acondicionados para que no corra ningún peligro.
Mientras gatea, procure que esté descalzo, así podrá reconocer la superficie por donde se desplaza; los zapatos sólo se vuelven necesarios cuando ha aprendido a caminar bien.
Cuando su bebé gatea perfectamente, lo único que le queda es aprender a caminar; esto lo hará levantándose con la ayuda de algún mueble, después se animará a desplazarse de un mueble a otro y finalmente a mantenerse de pie.
Si todo este proceso es normal, estará listo para correr, saltar, ¡incluso bailar!
Estímulos
Usted puede ayudar a su bebé a mantener su posición de gateo, intentando los siguientes ejercicios:
· Reptar. Colocarlo boca abajo sobre una superficie dura y amplia. Mostrarle un objeto de su agrado para que se desplace moviendo sus manos y pies. Cuando sea necesario, ayudarlo a mover sus piernas y a desplazar su cuerpo.
· Carretilla. Colocarlo boca abajo sobre el suelo. Levantarle las piernas de todo el peso de su cuerpo sobre sus manos. Cuando aguante esa posición, empujarlo suave hacia adelante para que se desplace moviendo sus manos.
· A cuatro patas. Colocarlo en posición de gateo y cuando logre mantener esta posición, impulsar su cuerpo, provocando balanceos para conseguir el apoyo alternativo de manos y rodillas.
Fuentes: http://www.babysitio.com/, sitio creado por un grupo de pediatras, neonatólogos, ginecólogos, nutriólogos, pedagogos y otros expertos médicos argentinos. Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad Complutense, Madrid, España (http://www.ucm.es/).
Precauciones
Como todo crecimiento, aprender a gatear implica cierto riesgo, que puede reducirse al mínimo tomando algunas medidas.
· Si hay escaleras, cuide que no intente escalarlas.
· Cubra enchufes para evitar que meta sus dedos.
· Evite dejar manteles colgando con cosas en la mesa.
· Retire de su paso objetos peligrosos que pueda llevarse a la boca, como plantas que pueden ser venenosas y que pueda ingerir.
· Trabe las puertas para que no se cierren y lo lastimen y tenga cuidado de las ventanas abiertas.
Artículo publicado en El Reforma
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