Las últimas novedades en el campo de la pediatría, en un lenguaje accesible para los padres.
Autoestima : valoración generalmente positiva de sí mismo. Dicc. RAE.
El niño con una buena autoestima se siente seguro, tiene una actitud ante la vida positiva y se ve capaz de abordar su actividad escolar con confianza y entusiasmo. Por el contrario, si tiene baja autoestima, el aprendizaje de cualquier tarea nueva lo afrontará con inseguridad y temor que le llevará a intentar evitar enfrentarse a ella.
La buena o la mala autoestima influirán en todos los aspectos de su vida, en las relaciones sociales, en la percepción de sí mismo, tanto en el aspecto físico como en el intelectual. En definitiva, afectará a la formación de su personalidad y también a su propia felicidad.
El papel de los padres es importante en este aspecto ya que, con nuestro comportamiento, podemos contribuir a que nuestros hijos tengan una buena autoestima o, por el contrario, a que se sientan inseguros.
-No les ayudan las respuestas de los padres que no son cercanas ni positivas, pues las percibirán como un rechazo que les generará impotencia y sentirán que todo lo que hagan va a ser inútil, por lo que “tirarán la toalla”.
-La falta de normas y límites favorecerá su inmadurez emocional.
-Su propia apariencia física les puede condicionar y crearles una situación de inseguridad, si no están bien “arropados” por su familia.
Los niños dan pistas con su comportamiento, de manera que se puede, a través de ellas, reconocer la baja autoestima y actuar para mitigarla.
BAJA AUTOESTIMA
- Se encuentran insatisfechos con su imagen corporal y no les gusta que les hablen de su aspecto.
- Llaman la atención de los adultos de modo inoportuno.
- Les cuesta entender el punto de vista de los demás, siendo excesivamente exigentes y tercos.
- Afrontan los cambios con inseguridad y temor.
- Se sienten incómodos si se habla de ellos o se les destaca, aunque desean reconocimiento.
- Se sienten inhibidos socialmente, tienen pocos amigos y dependen de ellos.
- Hay que recordarles sus obligaciones constantemente.
- Les cuesta tomar decisiones.
- Piden muchas normas e instrucciones en su trabajo, así como juicios inmediatos.
- Evitan las situaciones sociales formales en las que tienen que jugar un papel.
- Tienen dificultad para expresar directamente sus ideas o sentimientos.
- Suelen hablar negativamente de sí mismos y de su familia
- No quieren afrontar responsabilidades.
-Su control emocional es escaso y les cuesta asumir frustraciones o perder. LOS PADRES AYUDAN AL…
- Demostrarles afecto, elogiarlos, abrazarlos, besarlos.
- Prestarles atención cuando lo necesitan, aunque no sean capaces de pedirla.
- Hablar con ellos e intentar que escuchen y entiendan el punto de vista del otro.
- Mostrarles las alternativas a un problema y dejar que tomen decisiones en cuestiones que les atañen.
- Compartir con ellos sentimientos y preocupaciones; buscar intereses comunes.
- Mantener un clima de relaciones positivas en la familia.
- Ser claros en los valores y las normas. Respetar su forma de hacer las cosas.
- Respetar sus puntos de vista y opiniones aunque no se compartan.
- Respetar sus pertenencias y objetos aunque aparentemente carezcan de valor.
- Dedicar tiempo a la relación personal con ellos.
- Elogiar su aspecto y habilidades concretas. Escucharlos sin juzgarlos.
- Ayudarlos a proponerse objetivos personales y a conseguirlos.
- Hablar con ellos para exigirles que cumplan sus obligaciones.
- Explicarles que no siempre se gana y que hay que saber perder o conformarse.
Autora: Ana Martín. Licenciada en Ciencias de la Educación.
Publicado en la revista FAMIPED
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, PUERICULTURA
Según los resultados de un pequeño estudio, presentado en la 162ª reunión anual de la American Psychiatric Association (APA), celebrada en San Francisco (California, Estados Unidos), el uso de videojuegos, cuando se realiza bajo condiciones adecuadamente controladas, ayuda a mejorar la concentración en los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
En el estudio, realizado con 10 pacientes y el videojuego “Gran Turismo”, un título sobre carreras de coches, aumentó la medición de ondas β en el electroencefalograma (EEG), lo que a menudo se asocia con la concentración. Los padres y profesores de los niños también refirieron mejoras en la conducta tras 10 sesiones habituales de videojuegos.
El Dr. Bhupendra Gupta, de la Sullivan University de Luisville (Kentucky, Estados Unidos), comentó a Medscape Psychiatry que “queríamos ofrecer un método alternativo de tratamiento para los niños, en vez de simplemente usar estimulantes. Además de documentar una mejora de la concentración con el EEG, también descubrimos que los niños mostraron mejoras importantes en su comportamiento en casa y en la escuela, así como en el cumplimiento de su medicación”.
Según el Dr. Gupta, los niños fueron tratados mediante 10 a 15 sesiones cada 2 semanas durante 6 meses. Durante dichas sesiones de videojuegos, los niños se colocaban un casco virtual que contenía sensores de EEG. Los datos EEG se imprimían y cuantificaban durante 15 minutos en cada sesión y se analizaban estadísticamente. Los resultados mostraron que disminuyeron las ondas θ y que aumentaron las ondas β durante las sesiones de juego.
También mejoró el cumplimiento
Al inicio y después de 10 sesiones, los padres y los profesores de los niños contestaron la Escala de Puntuación de Conducta de Connors. La puntuación inicial media de los niños fue de 26,2, pero después de 10 sesiones de videojuegos, la puntuación media descendió hasta 9,2. Los padres señalaron que habían observado una mejoría considerable en el hábito de los deberes y en las notas escolares.
Los investigadores concluyeron que “estos datos indican que los videojuegos pueden tener implicaciones en la mejoría del TDAH tanto en niños como en adultos. Los videojuegos pueden ser un método efectivo de modificación de la conducta en niños con TDAH. Este método [también] puede suponer una alternativa no cruenta para mejorar la concentración de los pilotos y los soldados en su lugar de trabajo”.
El Dr. Gupta señaló que el uso de videojuegos motivó a los niños con TDAH a acudir al tratamiento, y que eso mejoró consiguientemente el cumplimiento de sus medicaciones.
El autor dijo que “tener TDAH supone un estigma para los chicos, y por eso el concepto era hacer que el tratamiento les resultase divertido; no queríamos que se sintieran como cuando tienen que ir a un médico para que les den una medicina o les pongan una inyección”.
Interpretar con precaución
Sin embargo, los expertos presentes en la reunión señalaron que los resultados del estudio deberían interpretarse con precaución. Uno de los motivos es el pequeño tamaño muestral. Otro problema es que se sabe que los videojuegos pueden causar adicción. El Dr. Michael Brody, miembro de la APA y autor del libro “Mensajes: Autoayuda a través de la cultura popular”, dijo que “puede ser como cualquier otra adicción conductual o actividad obsesiva”.
El Dr. Brody añadió que “si ayuda a los chicos a concentrarse y se hace de modo equilibrado (por ejemplo, una vez a la semana durante una o varias horas), me parece bien.
Desafortunadamente, los videojuegos a menudo son violentos y en los niños pueden causar adicción. Los niños que juegan a estos juegos a veces no prestan atención a ninguna otra cosa”.
“Realmente no se puede hacer una declaración general diciendo que los videojuegos van a mejorar la concentración”, señaló este especialista. “Pero cualquier actividad que saque a la gente del diván, siempre que sea equilibrada, puede ser una buena idea”.
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, ESTILOS DE VIDA
Labios cerrados, negativas reiteradas, rechazo del biberón… Las madres que ignoran los signos de saciedad de sus bebés tienden a sobrealimentarlos, lo que aumenta el riesgo de sobrepeso en sus pequeños. Al menos esto es lo que sugieren las conclusiones de una reciente investigación.
Los datos de este trabajo, publicado en la revista 'Journal of Nutrition Education and Behavior', remarcan que los hábitos de alimentación tienen un importante rol a la hora de promover una excesiva ganancia de peso en los más pequeños.
Preocupados por el incremento de jóvenes con sobrepeso registrado en las últimas décadas, los autores de este trabajo decidieron analizar si las pautas de alimentación en la infancia más temprana influían de alguna manera en el problema.
Para ello, este equipo de investigadores de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey, EEUU) realizó un seguimiento durante un año a 96 madres de raza negra o hispana y provenientes de áreas de bajos recursos que alimentaban a sus bebés exclusivamente con lactancia artificial. Se realizaron visitas al hogar de cada participante a los tres, seis y 12 meses de haber iniciado la investigación. Además de una entrevista con la madre para evaluar sus pautas de alimentación, se realizó una comprobación visual de los hábitos y se midió el peso y la talla de los bebés, entre otras medidas.
Además, también se tuvieron en cuenta otros factores que, a lo largo de la crianza del niño, pudieran influir en su peso, como el índice de masa corporal de la madre antes y durante el embarazo, la cantidad de veces que comía el pequeño a lo largo del día, o el mes en que se introducía en la dieta otro tipo de comida distinta a la leche.
Tendencia a sobrealimentar
Según los datos obtenidos por los investigadores, ninguna de las medidas estudiadas predisponía a una mayor ganancia de peso en los bebés hasta los seis meses. Sin embargo, varios factores sí resultaron determinantes sobre el peso del bebé si se llevaban a cabo entre los seis y los 12 meses.
La capacidad de la madre para detectar la saciedad de su hijo cuando comía fue el factor más destacado. Así, las participantes que ignoraban los signos de hartazgo de su bebé tendían a sobrealimentarlos, lo que incrementaba su riesgo de sobrepeso.
Del mismo modo, la cantidad de veces que alimentaban al pequeño a lo largo del día también se asociaba con mayor riesgo de ganancia rápida de peso en la citada franja de edad.
"Una alimentación más frecuente, especialmente con lactancia artificial, es un fácil culpable sobre el que cargar la culpa. Pero, la sensibilidad maternal sobre el estado de saciedad del niño [...] sugiere que una predisposición a no frenar el ritmo de ingesta y a terminar [el biberón] cuando el niño muestra signos de saciedad podría estar anulando la capacidad del niño de autorregular su consumo", comentan los investigadores en su trabajo.
"La sobrealimentación es más probable cuando los niños sólo toman biberón, ya que la actitud de la madre puede deberse más al signo visual de un recipiente sin terminar que a las señales de saciedad de su hijo", añaden.
En el artículo, estos autores recomiendan que nutricionistas especializados ayuden a las madres, especialmente a las que viven en entornos menos favorecidos, a reconocer los signos de hartazgo y a responder a estas señales.
"Este esfuerzo no frenará la crisis de obesidad infantil, pero podría ser un primer paso para reducir la prevalencia de sobrepeso que hoy en día ya es palpable en los jóvenes estadounidenses", concluyen los investigadores, quienes reclaman estudios más amplios sobre el tema.
Etiquetas: ALIMENTACIÓN INFANTIL, CONDUCTA INFANTIL, NUTRICIÓN INFANTIL, OBESIDAD INFANTIL
por Eduard Punset
Hace muy pocos años, nadie pensaba que lo que les pasaba a los niños influiría en cómo se comportarían cuando fueran adultos. Nadie veía esta relación misteriosa entre la infancia y el comportamiento de los adultos. Lo que hemos descubierto -y esto todavía no se sabe en la calle de manera suficiente- es que, una gestión deficiente, privada de cariño y de inteligencia, de las emociones de un niño, en edades muy cortas, incide de manera muy directa en el comportamiento de este niño cuando es adulto.
Por ello, este domingo, 17 de mayo, hablaremos en Redes con Jay Belsky, psicólogo de la Universidad de Londres y uno de los mejores especialistas del mundo sobre psicología familiar, para que nos enseñe a ser mejores padres.
Os dejo algunas reflexiones que grabé en Londres después de hablar con Belsky.
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, CRECIMIENTO Y DESARROLLO, PUERICULTURA
Cada hora de consumo de televisión en niños entre 1 y 3 años incrementa un 10% las probabilidades de que presenten trastornos de atención a la edad de 7 años. Así lo ha indicado la Asociación Española de Pediatría (AEP) mediante un comunicado.
Durante su difusión, el pediatra-psiquiatra infanto-juvenil, Paulino Castells, ha asegurado que la citada cifra aumenta al mismo tiempo que lo hacen las horas de consumo de televisión. "Así, en los niños que ven la televisión de tres a cuatro horas el riesgo se sitúa entre el 30 y el 40% respecto a los que no lo hacen", subraya Castells.
En este sentido, el mencionado experto ha subrayado que estos datos no serían alarmantes si no fuera por el hecho de que según trabajos realizados en EEUU, "más del 35% de los niños menores de un año ve diariamente la televisión una o dos horas, cifra que se incrementa al 44% en menores de dos años".
En España, según al AEP, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) afecta a entre el 7 y el 15% de los niños, lo que supondría que en cada aula habría al menos un niño con este problema.
Por último, la AEP aconseja que los niños menores de dos años "no sean expuestos" a ningún tipo de pantalla
Asociación Española de PediatríaEtiquetas: CONDUCTA INFANTIL, ESTILOS DE VIDA
Cuando una mujer embarazada toma el medicamento para la epilepsia valproato, la inteligencia de su hijo podría reducirse durante al menos tres años, y posiblemente más allá, sugiere un estudio reciente.
En un informe que aparece en la edición del 16 de abril de la revista New England Journal of Medicine, investigadores encontraron que cuando se les evaluó a los tres años, los niños que habían sido expuestos al valproato en la matriz tenían coeficientes intelectuales (CI) de hasta nueve puntos menos que los niños expuestos a otros fármacos antiepilépticos en el útero. El problema es que muchas mujeres que sufren epilepsia sólo pueden lograr un buen control de sus convulsiones con el valproato.
"No estamos diciendo que nunca se debe usar el valproato, pero hay que probar otros fármacos primero", señaló el autor principal del estudio, el Dr. Kimford Meador, profesor de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory, en Atlanta. "No creemos que el valproato deba ser usado como la primera opción en mujeres en edad fértil. Se deben usar otros fármacos primero".
Meador dijo que la recomendación es pertinente a todas las mujeres en edad fértil, y no sólo a las embarazadas, porque más de la mitad de los embarazos no son planificados, y cualquier daño que pueda ocurrirle al bebé podría tener lugar antes de que una mujer se dé cuenta de que está embarazada. Además, se ha mostrado que el medicamento causa defectos congénitos en alrededor del diez por ciento de los niños expuestos a éste en la matriz, según Meador.
En cuanto a las mujeres que actualmente toman valproato, que se vende bajo el nombre de marca Depakote, Meador enfatizó que nadie debe dejar de tomar medicamentos antiepilépticos de forma abrupta, porque puede resultar en convulsiones.
"No deje de tomar ningún medicamento sin consultar a su médico", enfatizó Meador. "Pero si está tomando este fármaco, consúltelo con su médico".
Aunque la gran mayoría de niños nacidos de madres que sufren de epilepsia son normales, estudios en animales han sugerido que la exposición a los medicamentos para la epilepsia podría asociarse a "dificultades cognitivas y conductuales", según la información de respaldo del estudio.
Para evaluar qué efectos estos medicamentos podrían tener en los bebés, se inició el estudio de Efectos de los fármacos antiepilépticos en el desarrollo neural (NEAD, por su sigla en inglés). El estudio incluye a 309 niños de 25 centros de epilepsia en el Reino Unido y los Estados Unidos. Las madres de todos los niños tomaban uno de cuatro fármacos contra la epilepsia durante el embarazo, entre ellos el valproato, la carbamazepina, la lamotrigina y la fenitoina.
Los investigadores planifican evaluar a los niños periódicamente hasta que tengan seis años de edad. El informe actual se enfoca en los resultados de cuando los niños tenían tres años.
Tras compensar otros factores que podrían influenciar la inteligencia del niño, como el CI de la madre, la edad materna, la dosis del fármaco antiepiléptico, la edad gestacional al nacer y la ingesta de ácido fólico de la madre, los investigadores encontraron que los niños expuestos al valproato durante el embarazo tenían puntuaciones de CI significativamente inferiores a las de los niños expuestos a otros medicamentos.
El CI promedio de los niños expuestos en la matriz a la lamotrigina fue de 101, 99 para la fenitoina, y 98 para la carbamazepina. Los niños expuestos al valproato en la matriz puntuaron un promedio de 92 en la prueba de CI, según el estudio.
Los investigadores también encontraron que el efecto del fármaco sobre el CI "dependía de la dosis", lo que significa que a mayor dosis del medicamento, más efecto había sobre la inteligencia del niño.
Meador dijo que los investigadores sospechan que el medicamento tal vez cause una pérdida de células cerebrales en el bebé, igual que hace el síndrome de alcoholismo fetal.
"La moraleja de este estudio es que el peligro de trastornos neurocognitivos es real con el uso del ácido valproico (valproato)", afirmó la Dra. Inna Vaisleib, neuróloga pediátrica y epileptóloga del Hospital Pediátrico de Pittsburgh.
"No usar ácido valproico en las mujeres en edad fértil es una buena idea, ya que aproximadamente la mitad de todos los embarazos no son planificados", afirmó, y añadió que "la epilepsia es común, y alrededor de una de cada 200 mujeres reciben fármacos antiepilépticos".
Vaisleib advirtió contundentemente contra detener cualquier medicamento sin consultar primero a un neurólogo, ya que las convulsiones también pueden resultar dañinas para un feto en desarrollo, además de la madre embarazada.
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, INTOXICACIONES, PROBLEMAS EN EL EMBARAZO
Los niños de 3 a 6 años que roncan tienen más síntomas de depresión y ansiedad, así como también problemas de lenguaje y atención, que sus pares sin ronquidos, informaron investigadores finlandeses.
"Nuestro estudio muestra a los ronquidos como un posible factor de riesgo de problemas de humor y fallas cognitivas en los niños en edad preescolar", dijo a Reuters Health la doctora Eeva T. Aronen, del Hospital Central de la Universidad de Helsinki.
Entre 43 preescolares que roncaban al menos una o dos veces por semana, según lo relatado por sus padres, y 46 niños de la misma edad que no manifestaban ronquidos, el equipo de Aronen halló una mayor tasa de problemas de humor, especialmente síntomas de ansiedad y depresión, entre los roncadores.
"En general, el 22 por ciento de los chicos que roncaban tenían síntomas de desórdenes del humor lo suficientemente severos como para requerir evaluación clínica, comparado con el 11 por ciento de los niños sin ronquidos", dijo Aronen.
"Sorpresivamente y contra nuestras expectativas, los tipos de problemas conductuales como la agresividad y la hiperactividad no fueron más frecuentes entre los niños en edad preescolar que roncaban", añadió la experta.
Según un informe del estudio, publicado en Journal of Developmental and Behavioral Pediatrics, los niños roncadores también eran más proclives a tener otros problemas del sueño, como pesadillas, hablar mientras dormían, o dificultades para ir a la cama.
Pruebas del funcionamiento cerebral también sugirieron la existencia de algunas diferencias importantes entre los roncadores y aquellos chicos sin ronquidos, incluida la menor capacidad de atención y lenguaje entre los niños que no roncaban.
Los ronquidos son un síntoma común de respiración desordenada durante el sueño, lo cual es provocado por una obstrucción en las vías aéreas superiores mientras se descansa.
Aronen y sus colegas creen que conocer la salud mental y el impacto sobre el desarrollo de la respiración desordenada durante el sueño en los niños en edad preescolar ayudará a los pediatras y otros profesionales médicos a reconocer el problema de sueño subyacente.
"Esto hace posible la intervención antes de los malos rendimientos escolares o antes de que se desarrollen síntomas emocionales y/o conductuales más complejos", escribió el equipo.
Publicado en el Journal Of Developmentmental Behavioral Pediatrics
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, TRASTORNOS DEL SUEÑO
Los padres tienen una gran responsabilidad a la hora de inculcar buenos hábitos de estilo de vida a nuestros hijos. Y esos hábitos pasan por que los niños aprendan a dormir, a convivir socialmente y sobretodo, a comer adecuadamente.
Enseñar a comer a un niño no es complicado, aunque a veces pueda parecerlo, sobre todo a los padres primerizos. La función del pediatra es animar a esos padres y ayudarles con las dudas que les puedan surgir. Cuando son pequeños, lo ideal es que los niños tomen el pecho ya que es el mejor alimento para ellos. En las ocasiones que no pueda darse el pecho, existen leches de fórmula que son capaces de producir una alimentación correcta para el niño.
Hay que acudir al pediatra para que diga cuando hay que empezar con la alimentación complementaria, como los zumos de frutas o las frutas que se pueden empezar a dar a partir de los 4 meses o papillas sin gluten. El gluten se debe esperar a los 7-8 meses para poder ser administrado. Después se pueden iniciar en la carne, el pescado, las verduras o las legumbres.
Entre la introducción de un nuevo alimento y la introducción de otro deben pasar unas 2 semanas; ya que en el caso de haber una intolerancia o alergia se podría detectar fácilmente.
Se debe dejar que el niño empiece a utilizar la cuchara aunque se manche. Poco a poco, el sistema nervioso del niño irá madurando y los movimientos serán más perfectos y armónicos. Nunca hay que reñir a un niño porque se mancha; hay que educarles en positivo y aplaudirles cuando lo hacen bien en lugar de castigarlos cuando lo hacen mal.
No es preocupante que un niño se quede un día sin cenar o sin comer; igual que los adultos, los niños no siempre tienen hambre. Muchas veces se trata de tener imaginación y de tratar que el niño coma de todo. El momento de la comida tiene que estar ligado a un momento de placer, de acompañamiento familiar y no puede ser un momento de tensión, según las recomendaciones del Profesor Alfonso Delgado, Presidente de la Asociación Española de Pediatría
Etiquetas: ALIMENTACIÓN INFANTIL, AUDIOS, CONDUCTA INFANTIL, PUERICULTURA
Los niños pequeños que no pueden parar de comer dulces, o sea, los que tienen más dificultad en aplazar la gratificación, parecen más propensos a tener sobrepeso cuando crecen.
Lo mismo parece ser verdad en los niños pequeños que no pueden prescindir de los juguetes atractivos.
No está claro si estos hallazgos, provenientes de dos estudios que aparecen en la edición de abril de la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, representan un efecto de "naturaleza" o "crianza", pero podrían de cualquier manera resultar en cambios conductuales positivos para ayudar a controlar la epidemia actual de obesidad, dijeron los expertos.
"Hay tan pocos estudios que dan seguimiento al desarrollo de la obesidad con el tiempo, así que el hecho de que pudiéramos capturar algo precoz en el desarrollo de la obesidad y seguirlo en el tiempo hasta la niñez media es poco común", afirmó Meg H. Zeller, profesora asistente de pediatría del Hospital Infantil de Cincinnati.
"El hecho de que se trata de algo conductual es uno de los mejores puntos, porque es algo con lo que se puede trabajar. Se ha identificado algo que es modificable", añadió Zeller, que no participó en los estudios.
Estudios anteriores han relacionado los problemas de peso en la adultez, y los problemas que conllevan como enfermedad cardiaca y diabetes, con problemas de peso anteriormente en la vida, aunque pocos han observado una posible asociación con la capacidad de aplazar la gratificación.
Para el nuevo estudio, se colocó a 805 niños de cuatro años de edad en una habitación con un plato grande y uno pequeño de caramelos, galletas de animales o galletas saladas. Se les dijo que podían comer del plato grande si esperaban a que volviera un adulto. Si no podían esperar, podían tocar un timbre para llamar a un adulto.
El 47 por ciento de los participantes "fracasaron" en la prueba porque tocaron el timbre o simplemente tomaron lo que querían.
Los que fracasaron tenían 29 por ciento más probabilidades de tener sobrepeso siete años después, a los once años de edad. También eran más propensos a tener madres que tenían sobrepeso, lo que podría reflejar factores tanto genéticos como ambientales, aclararon los autores. El segundo estudio encontró resultados similares en una muestra de 1,061 niños de tres años de edad, tanto con juguetes como dos años más tarde, a los cinco, con comida.
Al igual que en el primer estudio, se pidió a los niños que se sentaran solos en una habitación con un juguete durante 150 segundos. Si esperaban al menos 75 segundos para usar el juguete, habían "pasado la prueba". A los cinco años de edad, participaron en una prueba similar, con comida.
Los que no pudieron esperar en ambas ocasiones tenían un índice de masa corporal (IMC, una proporción entre el peso y la estatura) más alto a los doce años de edad, y aumentaron de peso más rápidamente.
Pero no está claro si la respuesta de aplazamiento de la gratificación en realidad causaba los problemas con el peso. Tampoco está claro si se trata de un problema de naturaleza o de crianza.
"No sabemos si es la crianza o algo innato del niño", apuntó la Dra. Julie C. Lumeng, autora principal del estudio de la comida y profesora asistente de pediatría de la Facultad de medicina de la Universidad de Michigan.
Añadió que es posible que muchos niños, igual que muchos adultos, usen la comida para regular el estado de ánimo.
A pesar de las preguntas sin responder, los hallazgos podrían tener algún impacto inmediato. "Si su hijo tiene dificultades para aplazar la gratificación, podría ayudarle a aprender tales habilidades", señaló Lumeng, científica asistente de investigación del Centro de crecimiento y desarrollo humanos de la universidad.
Una estrategia sería colocar la comida en la despensa, "ya que si no la ven no pensarán en ella". O distraer al niño que pide comida constantemente, o incluso eliminar la comida basura por completo de la casa.
Estructurar un horario de refrigerios y comidas también podría ayudar, aseguró Lumeng.
"Esto realmente da algo para desarrollar una intervención a las personas que están estudiando la prevención de la obesidad, algo tan crítico en este momento", añadió Zeller. "Los pediatras pueden hacerlo, y los padres comprenden la idea de la gratificación aplazada. Vivimos en un ambiente en que la gratificación es tan inmediata".
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, OBESIDAD INFANTIL
El impacto emocional en los hermanos de bebés que fallecen en las unidades de terapia intensiva (UTI) neonatales puede ser enorme y a menudo produce ansiedad, que dura hasta la edad adulta.
Un equipo de investigadores de Dartmouth Medical School, en Hanover, New Hampshire, dirigido por la doctora Joanna H. Fanos, entrevistó a 14 hermanos, de entre 16 y 27 años, de nueve familias de bebés que habían muerto en una UTI neonatal.
Los investigadores hallaron que 11 de los entrevistados padecían altos niveles de ansiedad y que siete tenían "pesadillas reiteradas asociadas con su preocupación por la muerte". Tres participantes tenían sentimientos de culpa.
Muchos de ellos mencionaron que sus padres nunca habían realizado el duelo por la pérdida del ser querido ni habían recibido apoyo emocional.
Siempre existía un aire de "secreto familiar" y "desafortunadamente, los hermanos no habían hablado sobre el tema en la familia, sino que cada uno luchaba en soledad", escribió el equipo en The Journal of Pediatrics.
El equipo también detectó que en el caso de aquellos participantes que presenciaron la enfermedad de su hermano bebé apreciaban cualquier participación que se les hubiera permitido, como cargar o hablarle al bebé o llevarle regalos.
Los rituales después de la muerte abrieron puertas a la comunicación y las fotos y los objetos de recuerdo se transformaron en tesoros.
El equipo opinó que los médicos "deberían permitirles a los hermanos de los bebés ser participantes activos de la corta vida y la muerte de esos pequeños".
Asimismo, "los servicios médicos y los familiares deberían considerar por igual el uso de la consejería psicológica para comprender mejor las respuestas emocionales a la muerte en la UTI neonatal", agregó.
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL
Un estudio reciente de Taiwán relaciona la agresión de los adolescentes con el uso intenso de la internet, aunque sus hallazgos están siendo cuestionados por algunos investigadores estadounidenses.
La investigación, que se basa en cuestionarios sobre el uso de la internet y el comportamiento que llenaron 9,405 adolescentes, consideró que el 25 por ciento de los niños y el 13 por ciento de las niñas eran adictos a la internet.
De ese grupo de adictos a la internet, el 37 por ciento informó mostrar agresión, como amenazar o hacer daño a otros, durante el año anterior, en comparación con el 13 por ciento de las niñas y el 32 por ciento de los niños en general.
El equipo de investigación, de la Universidad de medicina de Kaohsiung, Taiwán, escribió que las actividades en internet podrían ofrecerle oportunidades a los jovencitos de "observar, experimentar y probar comportamientos agresivos que causen resultados positivos, [como] la identificación en un grupo, ser un héroe o ganar en los juegos". El estudio aparece publicado en línea en la Journal of Adolescent Health.
Sin embargo, los investigadores estadounidenses que han estudiado la violencia en la sociedad han visto motivo de discordia con ese hallazgo.
Aunque investigaciones anteriores han relacionado los juegos de video violentos con pensamientos y acciones cada vez más agresivos, el estudio taiwanés "no demuestra que un comportamiento cause el otro", aseguró en un comunicado de prensa publicado en la revista Dewey Cornell, profesor de educación de la Universidad de Virginia.
Otro profesor estadounidense anotó que el estudio no responde una pregunta básica del tipo del huevo y la gallina.
"Podría ser que usar internet haga que la gente tenga comportamientos más agresivos o que la gente agresiva busca la internet", señaló en el mismo comunicado Brad Bushman, profesor de psicología de la Universidad de Michigan. "También podría ser un tercer factor que cause ambos. La gente que tiene pocas habilidades sociales no tiene amigos, por lo que pasan mucho tiempo en internet y no pueden resolver conflictos de maneras no agresivas".
Etiquetas: ADOLESCENTES, CONDUCTA INFANTIL
-Los nacidos antes de tiempo tiene más riesgo de puntuar positivo en los test del trastorno -Expertos españoles apoyan el chequeo precoz en estos bebés durante el primer año
Se están convirtiendo en el pan nuestro de cada día. Los nacimientos prematuros se han duplicado en España en los últimos 10 años, como en el resto del planeta. Pese a que los avances tecnológicos y médicos han logrado disminuir tanto la mortalidad como las complicaciones que sufren estos pequeños, su seguimiento a lo largo de los años ha puesto de manifiesto una elevada prevalencia de secuelas cognitivas, neurosensoriales y motrices, así como de trastornos psicopatológicos debido a su inmadurez.
Ahora, nuevos datos indican que los bebés que tienen mucha prisa por nacer poseen, también, más riesgo de obtener un resultado positivo en el Cuestionario Modificado del Desarrollo Comunicativo y Social en la Infancia (M-CHAT, sus siglas en inglés). Se trata del método usado internacionalmente para detectar los Trastornos de Espectro Autista (TEA) en niños de 18 a 60 meses.
El cuestionario consta de 23 preguntas sobre comportamiento, subdivididas internamente en las categorías de normal o crítico. Aquellos infantes que se evalúan como positivos son más propensos a desarrollar estas patologías de la interacción social.
Caracterizadas por alteraciones en la socialización, en la comunicación verbal y no verbal y la presencia de patrones repetitivos y restrictivos, su prevalencia dentro de nuestras fronteras hace una década era de uno por cada 10.000 menores. Hoy es de uno de cada 5.000 menores.
La relación entre autismo y prematuridad ha sido ya apuntada en investigaciones previas. La nueva evidencia proviene de un trabajo realizado por Karl Kuban y su equipo, de la Universidad de Boston, en colaboración con científicos de la Universidad de Harvard (ambas en Estados Unidos) que ha salido a la luz en el último número de 'The Journal of Pediatrics'. Los autores analizaron a 988 niños que habían venido al mundo entre 2002 y 2004, participantes de la investigación de neonatos extremadamente prematuros conocida por sus siglas en inglés ELGAN. Este trabajo incluye a más de 1.500 neonatos que nacieron con menos de 28 semanas de gestación.
"Una de las poblaciones de las que más se habla actualmente al considerar un Trastorno del Espectro Autista son los bebés de menos de 28 semanas de edad gestacional y peso en torno a 500 gramos al nacer. Este grupo, por otra parte, es el modelo básico de patología neurológica con deficiencias múltiples", destaca a elmundo.es Juan José García Peñas, coordinador de la sección de Neurología Pediátrica del Hospital Universitario Niño Jesús de Madrid.
Cuándo realizar las pruebas
Son los padres o los cuidadores de los pequeños los que rellenaron varios tests de comportamiento y funcionalidad motora además del M-CHAT. "Normalmente, los pediatras suelen esperar hasta los tres años para explorar si el menor padece o no autismo pero en nuestro estudio llevamos a cabo el chequeo cuando los bebés tenían 24 meses", indican los investigadores que, además, evaluaron neurológicamente a los participantes.
Los datos revelan que un 21% de ellos dio positivo en el M-CHAT. "Cuando esta prueba se utiliza en las consultas de atención primaria, con niños no seleccionados como en este estudio, el porcentaje de resultados positivos es del 5%", aclaran los investigadores.
Los científicos trataron de averiguar también si los bebés prematuros con parálisis cerebral, daños visuales, auditivos o cognitivos tenían más riesgo de padecer TEA. Cerca de la mitad de los niños con parálisis cerebral y dos tercios de los que sufrían problemas auditivos y visuales obtuvieron un resultado positivo en el test. "Los prematuros tienen dos veces más riesgo de padecer autismo y ahora sabemos que el porcentaje se eleva al 10% si padecen alguno de los déficits expuestos anteriormente", comentan los autores.
Neil Marlow y Samantha Johnson (ambas de la Universidad de Londres) apuntan en un editorial que acompaña al trabajo la posibilidad de que "el chequeo es útil para hacer un seguimiento de los bebés hasta que maduren y sea posible determinar si los que inicialmente dieron positivo han desarrollado la patología... Se necesitan más estudios antes de concluir que vamos en la dirección correcta en la asociación de prematuridad y autismo".
"Es importante que si aplicamos escalas de valoración de TEA (como M-CHAT o similares) en estos niños seamos muy prudentes a la hora de considerar un autismo en ellos, dado que muchas de estas escalas alteran los resultados ya que incluyen niños que tienen otros problemas del neurodesarrollo, déficit neurosensorial o deficiencias cognitivas", agrega el experto español. Defiende, no obstante, el "incluir el chequeo precoz de los TEA durante el primer año del neurodesarrollo en estos pacientes, sobre todo si existe algún tipo de alarma precoz que involucre la interacción social, y principalmente en aquellos ex-prematuros con leucomalacia periventricular (daño diseminado de la sustancia blanca de la parte interna del cerebro) con afectación de las áreas posteriores asociativas parieto-temporo-occipitales, básicas para procesar la información que proviene de los sentidos".
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Según los resultados de un estudio comunitario, aleatorizado, doble ciego, controlado por placebo sobre cuestiones alimentarias publicado en línea en septiembre en The Lancet, los colorantes y aditivos artificiales alimentarios que se encuentran habitualmente en la comida de los niños aumentan el nivel medio de hiperactividad en niños 3 años y de 8 a 9 años de edad.
La Dra. Donna McCann y sus colaboradores, de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, comentaron que, "se ha insinuado durante mucho tiempo que los colorantes artificiales alimentarios y otros aditivos alimentarios afectaban al comportamiento de los niños." "A pesar del fracaso de los primeros estudios para identificar el alcance de los efectos adversos propuestos, un reciente metaanálisis de ensayos doble ciego, controlados por placebo, ha mostrado un efecto importante de los colorantes y aditivos artificiales alimentarios sobre el comportamiento de los niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad. El posible beneficio en la reducción del nivel de hiperactividad de la población general eliminando estos productos de la dieta está menos establecido."
Los investigadores aleatorizaron a 153 niños de tres años y 144 niños de ocho a nueve años para recibir una bebida que contenía benzoato de sodio y uno de los dos colorantes artificiales alimentarios y mezcla de aditivos (A o B) o una mezcla de placebo. La medida del resultado principal era la hiperactividad global conjunta, derivada de las puntuaciones z conjuntas de los comportamientos observados y las valoraciones de padres y profesores, así como por una prueba de atención informatizada para niños de 8 a 9 años de edad.
Debido a razones no relacionadas con el comportamiento de los niños, 16 niños de tres años de edad y 14 niños de ocho a nueve años de edad abandonaron el estudio. En comparación con el placebo, la mezcla A, pero no la mezcla B, tenía un efecto adverso importante sobre la hiperactividad global en conjunto para todos los niños de 3 años de edad (tamaño del efecto, 0,20; intervalo de confianza del 95% [IC], 0,01 – 0,39; P = ,044). Los hallazgos eran similares (tamaño del efecto, 0,32; IC del 95%, 0,05 – 0,60; P = -,02), cuando el análisis se limitó solo a los niños de 3 años de edad que consumían más del 85% de zumo y no tenían datos perdidos.
Para los niños de 8 años de edad que consumían al menos el 85% de bebidas y no tenían datos perdidos, había efectos adversos importantes comparados con el placebo tanto para la mezcla A (tamaño del efecto, 0,12; IC del 95%, 0,02 – 0,23; P = ,023) o la mezcla B (tamaño del efecto, 0,17; IC del 95%, 0,07 – 0,28; P = ,001).
Los autores apuntaron que, "los colorantes artificiales o un conservante de benzoato de sodio (o ambos) en la dieta producen un aumento de la hiperactividad en niños de 3 años y de 8 a 9 años de edad en la población general." "Registramos diferencias individuales importantes en la respuesta de los niños a los aditivos. No se vieron efectos importantes de factores sociales y demográficos, para ambos grupos de edad, en el nivel inicial del conjunto global de hiperactividad o en la moderación de los efectos de la exposición."
Las limitaciones del estudio incluyen la incapacidad para determinar los compuestos específicos de la mezcla que son dañinos y la falta de control sobre ellos cuando se ingieren en el momento adecuado para realizar las mediciones de hiperactividad.
Los autores concluyeron que, "aunque la utilización de colorantes artificiales en la comida manufacturada podría parecer superflua, no puede decirse lo mismo del benzoato de sodio, que tiene una importante función conservante." "Las implicaciones de estos resultados para la regulación del uso de aditivos alimentarios podría ser importantes."
La Food Standards Agency financió este estudio. Los autores no han revelado relaciones financieras importantes.
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Los bebés que luego son diagnosticados con autismo emplearían de forma inusual los juguetes, girándolos y rotándolos más que otros chicos, informaron investigadores estadounidenses.
Los hallazgos, publicados en la revista Autism, ayudarían a los médicos y a los padres a identificar a los niños en riesgo de desarrollar autismo y les permitiría comenzar a ayudarlos antes, agregó el equipo.
En los bebés que luego desarrollaron autismo también era notorio que miraban fijamente los objetos o los observaban con el rabillo del ojo, reveló el equipo de Sally Ozonoff, de la University of California en Davis.
"Hay una necesidad urgente de desarrollar medidas que permitan detectar antes las señales de autismo, signos presentes antes de los 24 meses", dijo Ozonoff en un comunicado.
La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que todos los bebés sean controlados por autismo antes de llegar a los 2 años y la mayoría de los pediatras busca los síntomas sociales y comunicativos clásicos.
"El hallazgo de que el empleo inusual de los juguetes también está presente en la vida temprana implica que esa conducta podría sumarse fácilmente a la lista de control de los padres o evaluarse rápidamente en la oficina del pediatra", expresó Ozonoff.
"Cuanto antes se trata a un niño con autismo, más impacto se puede tener en el futuro de ese chico", agregó.
Ozonoff y sus colegas estudiaron a 66 bebés de 1 año considerados en alto riesgo de desarrollar autismo, sobre todo porque tenían hermanos con la condición.
Nueve de los participantes finalmente fueron diagnosticados como autistas. Siete de ellos pasaban mucho más tiempo girando, rotando y observando fijamente los objetos que el resto de los niños.
Nadie sabe cuál es la causa el autismo, que se caracteriza por inconvenientes en la interacción social y la comunicación y puede variar desde síntomas leves hasta profundos problemas de conducta y retraso mental.
El autismo y los desórdenes relacionados, como el síndrome de Asperger, afectan a alrededor de uno de cada 150 niños en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés).
La mayor parte de la evidencia sugiere que la condición, que suele diagnosticarse a los 3 años, es producto de una combinación de factores genéticos y ambientales, producida quizá incluso antes del nacimiento.
"Sólo cerca de un tercio de los padres advierten los signos (de autismo) antes del primer cumpleaños de su hijo", declaró Ozonoff.
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Para los niños que tienen trastornos de ansiedad, una combinación de terapia cognitiva conductual y el antidepresivo sertraline (Zoloft) funciona mejor que cualquiera de los tratamientos por sí mismos, según informan investigadores.
Sin embargo, Zoloft o la terapia cognitiva conductual solos sí funcionaron en más de la mitad de los pacientes, según un informe que aparece en la edición en línea del 30 de octubre de la revista New England Journal of Medicine. El informe se publicó para que coincidiera con una presentación de los hallazgos en la reunión anual de la American Academy of Child & Adolescent Psychiatry en Chicago.
"Para los niños y adolescentes que tienen trastornos de ansiedad, hay tres opciones eficaces de tratamiento", afirmó la coautora del estudio, Anne Marie Albano, profesora asociada de psicología en la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. "Lo importante es que las familias, en consulta con sus médicos, pueden pensar cuál es la mejor opción para ellos".
Las decisiones sobre el tratamiento también pueden basarse en qué hay disponible en la comunidad local, apuntó Albano. "Algunas comunidades pueden no tener acceso a algunos de estos tratamientos", señaló. Por ejemplo, la terapia cognitiva conductual requiere un especialista en la técnica.
Otra ventaja de tener varios tratamientos que funcionen es que las decisiones sobre el tratamiento pueden tomarse según las preferencias, anotó Albano. "Algunas familias no desean un tratamiento u otro. Las familias pueden tomar una decisión según su preferencia. Tal vez deseen usar ambos tratamientos, porque el tratamiento combinado sí mostró un beneficio añadido que las terapias individuales no tienen", dijo.
Para el estudio, el equipo de Albano asignó al azar a 488 niños de entre 7 y 17 años de edad que tenían trastornos de ansiedad a doce semanas de tratamiento con uno de cuatro protocolos. Algunos niños recibieron terapia cognitiva conductual y otros Zoloft. Un tercer grupo recibió tanto terapia cognitiva conductual como Zoloft, mientras que un cuarto grupo recibió un placebo.
Los investigadores encontraron que el 81 por ciento de los niños que recibían terapia cognitiva conductual y Zoloft mejoraron, frente al 60 por ciento de los que recibieron solo terapia cognitivo conductual y 55 por ciento de los que sólo recibieron Zoloft. Entre los pacientes que recibieron el placebo, el 24 por ciento mostró una mejora.
El estudio también confirmó la seguridad de Zoloft. No hubo más efectos secundarios entre los niños que tomaron el fármaco que entre los que recibieron el placebo. Además, ninguno de los niños que tomó Zoloft intentó suicidarse, lo que ha sido reconocido como un efecto secundario poco común del medicamento en los niños.
Albano señaló que los trastornos de ansiedad en los niños no son sólo una fase. "Se trata de trastornos debilitantes de larga duración hasta la adultez misma", advirtió. "Llevan a otros trastornos de ansiedad, y más adelante, llevan a depresión que puede desembocar en abuso de sustancias".
El Dr. David L. Katz, director del Centro de investigación sobre la prevención de la Facultad de medicina de la Universidad de Yale, opina que la eficacia de la combinación de Zoloft y la terapia cognitiva conductual es un mensaje importante tanto para médicos como para pacientes.
"Tal vez lo más importante de esto sea que la combinación fue superior a cualquiera de las terapias solas", enfatizó Katz. "En la era médica moderna, tendemos a depender demasiado de la tecnología avanzada y los fármacos maravilla. El uso de sertraline, aunque es eficaz, no obvia ni la necesidad ni el beneficio de la consejería psicológica. Parece que nada que venga en un frasco de pastillas compensa por completo el tiempo que el paciente y el proveedor pasan juntos de manera constructiva", afirmó.
Jerilyn Ross, presidenta y directora ejecutiva de la Anxiety Disorders Association of America, cree que este estudio puede aumentar la conciencia de un problema grave, pero tratable, que no debe ser ignorado.
"Este estudio nos dice que tenemos tratamientos que funcionan", apuntó Ross. "Lo que este estudio hace es proveer a los padres con una luz de esperanza, al saber que si su hijo padece un trastorno de ansiedad no sólo puede obtener tratamiento, sino que hay opciones disponibles".
Ross anotó que los trastornos de ansiedad pediátricos con frecuencia son subdiagnosticados. "Los trastornos de ansiedad se han subdiagnosticado gravemente, no se han tomado suficientemente en serio", dijo. "Alrededor del diez por ciento de los niños tienen trastornos de ansiedad. Es el problema de salud mental más común. Esperamos que este estudio anime a los padres a buscar ayuda".
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Un nuevo estudio sugiere con contundencia que muchos niños con trastorno bipolar siguen teniendo que enfrentarse a la afección en la adultez temprana.
El estudio, publicado en la edición de octubre de la revista Archives of General Psychiatry, halló que el 44 por ciento de las personas que tenía episodios cíclicos de manía y depresión en la niñez aún los seguía teniendo al final de al adolescencia y más allá.
Investigadores de la Universidad de Washington en San Luis dieron seguimiento a 108 niños diagnosticados con trastorno bipolar y que tenían una media de edad de 11 años. Durante ocho años tomaron nota de sus síntomas, diagnósticos, ciclos diarios de manía y depresión, así como de las interacciones con los demás a través de entrevistas con los padres y los niños.
Al final del estudio, la mitad de los pacientes tenía 18 años o más y el 44.4 por ciento de ese grupo seguía teniendo episodios de manía. Alrededor del 35 por ciento también tenía trastornos por uso de sustancias, una tasa similar a las personas diagnosticadas con trastorno bipolar en la edad adulta.
También, aunque casi el 88 por ciento de todos los estudiados se recuperaron del trastorno, cerca de tres cuartos volvieron a recaer.
Aunque ha habido un enorme incremento en el diagnóstico de trastorno bipolar pediátrico, existe algo de escepticismo de que los niños puedan tener realmente la condición, de acuerdo con la información de fondo del artículo.
"En conclusión, hay cada vez más datos que respaldan la existencia del trastorno bipolar infantil, y la gravedad y cronicidad de este trastorno subraya la importancia de que se realicen grandes esfuerzos para entender la neurobiología y para diseñar estrategias de prevención e intervención", escribieron los autores del estudio en un comunicado de prensa.
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Incluso niños desde los cuatro años pueden desarrollar el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), señala un estudio reciente.
El estudio, publicado en línea en la revista Journal of Psychopathology and Behavioral Assessment, encontró muchos paralelos entre los niños pequeños que tienen TOC y sus compañeros de más edad con el trastorno de ansiedad. Por ejemplo, ambos grupos tenían obsesiones y compulsiones similares, diagnósticos psiquiátricos múltiples, y altos índices de trastorno obsesivo compulsivo en su historia familiar. Sin embargo, los niños más pequeños eran menos propensos a sufrir de depresión que los de más edad.
"Nuestros hallazgos ofrecen el primer vistazo a las características y variables que emergen durante el TOC de inicio en la niñez temprana, y esperamos que lleve a más estudios que se enfoquen en la evaluación y tratamiento de este grupo de edad", dijo en un comunicado de la Clínica de investigación de la ansiedad pediátrica del Centro de investigación infantil Bradley Hasbro el autor del estudio Abbe Garcia, director de la clínica.
El trastorno obsesivo compulsivo provoca que una persona tenga pensamientos recurrentes no deseados (obsesiones) y/o conductas repetitivas (compulsiones). Estas compulsiones, como lavarse las manos, contar, revisar o limpiar, con frecuencia se llevan a cabo con la esperanza de prevenir los pensamientos obsesivos, o de hacerlos desaparecer. Realizarlas conlleva un alivio solamente temporal y no realizarlas aumenta la ansiedad marcadamente.
Hasta uno de cada 200 niños y adolescentes podrían tener trastorno obsesivo compulsivo, según la American Academy of Child & Adolescent Psychiatry.
En su estudio de 58 niños con TOC entre 4 y 8 años de edad, una quinta parte tenía un miembro inmediato de la familia con antecedentes del trastorno. Aproximadamente a un quinto de los niños también se les diagnosticó trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o trastorno de ansiedad generalizada (TAG).
El 75 por ciento de los estudiados informaron tener obsesiones múltiples, siendo la más común un temor de contaminación y miedos catastróficos sobre la muerte o hacerse daño a sí mismo o a sus seres queridos. Casi todos tenían conductas compulsivas múltiples, con un promedio de cuatro por niño. Las más comunes eran lavarse, revisar y repetir.
Garcia señaló la importancia del estudio y afirmó que "el diagnóstico y la intervención precoces son críticos para reducir la gravedad de los síntomas y mejorar la calidad de vida".
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Los niños extremadamente prematuros (de 25 semanas de gestación o menos) son más propensos a sufrir problemas emocionales y conductuales que los nacidos a término.
"La cantidad de niños extremadamente prematuros con alteraciones de conducta es más alta también que entre los niños muy prematuros (antes de la semana 32 de gestación) o los prematuros (antes de la semana 37)", dijo a Reuters Health el doctor Dieter Wolke, de University of Warwick, en Gran Bretaña.
"Los varones extremadamente prematuros sufren más una gran cantidad de problemas que las mujeres extremadamente prematuras", agregó Wolke.
Según publicó la revista Pediatrics, el estudio incluyó dos grupos de niños: 200 extremadamente prematuros nacidos en el Reino Unido e Irlanda entre marzo y diciembre de 1995, y 148 nacidos a término. El equipo les realizó a todos pruebas emocionales y conductuales a los 6 años de edad.
El 19 por ciento de los niños extremadamente prematuros tenía problemas de conducta, comparado con el 3,4 por ciento de los chicos nacidos a término.
La hiperactividad, identificada en el 30,6 por ciento de los niños extremadamente prematuros y en el 8,8 por ciento de los chicos a término, y los problemas de conducta, hallados en el 12,5 y el 5,4 por ciento, respectivamente, se atribuyeron en gran parte a la reducción en la capacidad general de razonamiento observado en los niños extremadamente prematuros.
Los problemas de atención, con los padres y de control emocional no podrían explicarse mediante las deficiencias cognitivas.
Los problemas de atención aparecieron en el 33,3 por ciento de los niños extremadamente prematuros y en el 6,8 por ciento de los chicos a término; los problemas de relación con pares se registraron en el 25,4 y en el 5,4 por ciento, respectivamente.
En tanto, los problemas emocionales se observaron en el 13,5 y el 4,1 por ciento, respectivamente.
"Nos sorprendió encontrar que los problemas emocionales eran más frecuentes en los niños extremadamente prematuros a los 6 años de edad" y que no podía explicarse a través de otras alteraciones o un menor coeficiente intelectual, agregó Wolke.
El equipo destacó también que los padres y los maestros señalaron que para el 23 por ciento de los niños extremadamente prematuros, los problemas de conducta tenían "un efecto considerable sobre la vida escolar y en el hogar", comparado con el 7 por ciento de los chicos nacidos a término.
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Los niños que sufren del desorden del desarrollo llamado autismo tienen dificultad en la interacción con otras personas. Pueden insistir en llevar a cabo ciertos rituales o repetir ciertas conductas y se molestan cuando estas rutinas son interrumpidas. Se desconoce la causa del autismo pero se sabe que no está relacionada con nada que los padres hayan hecho o dejado de hacer. Aunque es un desorden de la conducta muy difícil de manejar, en los últimos años se han hecho grandes adelantos en su tratamiento.
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Un equipo de investigadores británicos halló que los niños bilingües antes de los 5 años son mucho más propensos que los que hablan un solo idioma a tartamudear y tener problemas para sobreponerse a ese trastorno del habla.
Los resultados, publicados en Archives of Disease in Childhood, surgen de un estudio sobre 317 niños residentes en Londres y sus alrededores, derivados a un especialista para tratar la tartamudez cuando tenían entre 8 y 10 años.
El 22 por ciento era bilingüe, es decir que hablaba inglés y un segundo idioma en el hogar.
Casi el 61 por ciento de los chicos bilingües tartamudeaba, mientras que apenas el 26 por ciento de los niños que no tartamudeaban hablaba dos idiomas, precisó el equipo dirigido por el doctor Peter Howell, del University College de Londres.
La mayoría de los niños bilingües que tartamudeaba lo hacía en los dos idiomas. El trastorno comenzó cuando tenían 4 años; la relación era de cuatro varones por cada mujer.
Tres cuartos de los niños que no tartamudeaban usaban en el hogar sólo el segundo idioma; el cuarto restante hablaba los dos idiomas.
En tanto, la probabilidad de eliminar el trastorno fue menor entre los niños bilingües.
El 25 por ciento del grupo bilingüe dejó de tartamudear a los 12 años y el 55 por ciento de los niños que hasta los 5 años había usado sólo la lengua materna en el hogar o que había hablado sólo inglés, dejó de tartamudear a esa edad.
"Esto sugiere que si un niño usa otro idioma en el hogar, demorar el inicio del aprendizaje del inglés reduce la probabilidad de que comience a tartamudear y mejora la posibilidad de recuperación en la niñez", concluyeron los autores.
Por otro lado, el equipo aclaró que el tartamudeo no afectó el rendimiento escolar.
Publicado en la revista Archives of Disease in Childhood
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La Secretaría de Salud y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) no tienen certeza de cuántos menores son abusados física, sicológica y sexualmente en el país. Tampoco la Secretaría de Educación Pública conoce cuántos casos hay en un ciclo escolar.
“Los abusos sexuales son frecuentes en los centros escolares (en las aulas, baños o vestidores) simplemente porque allí se encuentran más niños y menos adultos para cuidarlos”, explica Luis Botello Lonngi, doctor en sicología por la Universidad Complutense de Madrid.
Según la Organización Mundial de la Salud, el abuso sexual infantil es el tocamiento sutil o rudo del cuerpo de un menor con el propósito de generar placer sexual en el adulto. También mostrar contenido sexual-pornográfico a un niño o adolescente y exhibir el cuerpo parcial o completamente desnudo de un adulto a uno o varios pequeños.
Tocar la piel (espalda, pecho y genitales, entre otras partes) de manera erótica es abuso sexual infantil, más aún cuando se introducen objetos en el ano, labios vaginales mayores, boca o vagina. Asimismo, mostrar pornografía significa abuso.
El abuso sexual (que puede ocurrir una o varias veces) es un acto en que un adulto lastima a menores de edad. Entre las secuelas figuran las físicas, fisiológicas, hormonales, de desarrollo, mentales y habilidades sociales y emocionales.
Con el fin de evitar que el niño sea abusado es fundamental darle herramientas que le permitan defenderse. “En principio es necesario que el menor conozca su cuerpo, que lo explore para que comprenda que le pertenece.
También es importante brindarle información respecto de la reproducción, sin emplear imágenes o frases como las florecitas y abejitas se unen y forman insectos, es imprescindible que se llame a las partes corporales por su nombre”, advierte Botello Lonngi, quien escribió el manual Prevención del abuso sexual en niños y niñas. Una perspectiva con enfoque de derechos, (2008) publicación desarrollada por FAI Save the Children México con el financiamiento de Pfizer.
En dicho manual, el autor indica que la interacción con otros niños, niñas y adultos, les permitirá a tus hijos construir sus propios juicios. Esta sana convivencia con otros semejantes a él, le permitirá desarrollar el sentido de respeto, primero a su propio cuerpo y luego al de otros individuos. Del mismo modo disfrutará y conocerá las herramientas que integran las buenas relaciones entre adultos y niños, sin que observe abusos o faltas de ningún tipo.
“Sin embargo, el ‘respeto ciego’ para con otros adultos que muchos padres fomentan en sus hijos conlleva un alto riesgo, porque los abusadores de niños buscan a aquellos que son débiles de carácter o que no conocen y conviven con otras personas. Ese tipo de niños no saben decir no o tienen miedo a los castigos que los abusadores afirman le harán a ellos o a la familia”, advierte Botello Lonngi.
En torno del abuso sexual hay creencias erróneas que impulsan el incremento de los casos. No deje que siga sucediendo, evite los siguientes mitos: creer que el abuso no existe o que son poco frecuentes, que sólo lo sufren las mujeres o únicamente lo realizan los hombres; que el agresor es un total desconocido, que si sucede en la familia se notará de inmediato; que ocurre sólo una vez; que sucede sólo en estratos pobres y marginados; que los niños mienten y crean fantasías; que los abusos sexuales suceden sólo con violencia, por eso fácilmente lo notarás y, finalmente, que es un asunto privado y no debe denunciarse. Todas las anteriores frases son completamente falsas.
Puede realizar un ejercicio práctico con cada uno de sus hijos en lo privado y observe cómo actúan. Si considera que no es lo suficientemente capaz de cuidarse por sí mismo, tome medidas para protegerlo.
Aconséjelo respecto de cómo actuar en caso de peligro, dele una respuesta precisa y evite que otras personas le digan qué hacer.
Algunas preguntas que puede hacerle a sus hijos son:
* Si el vecino te dice: Te doy un regalo si te acaricio en secreto. ¿Qué le responderías?
* si un familiar te invita: Vamos a un lugar porque te voy a tocar y te gustará, pero no le digas a nadie, ni siquiera a tus papás. ¿Tú qué harías?
* Si un amigo de tu papá te dice: Te regalaré muchos juguetes y dulces si me dejas verte sin ropa. ¿Qué le responderías?
* Si un adulto de la escuela te propone: Si te quedas en el recreo para que veas mi cuerpo te daré un diez en la tarea. ¿Qué le dirías?
Al término de las respuestas, no lo regañe ni critique, simplemente escúchelo y pida ayuda profesional si nota que no sabe defenderse.
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Dos semanas suele ser el tiempo habitual para que un niño se adapte al colegio después de las vacaciones de verano, pero es necesario individualizar este proceso
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) y la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) han hecho pública una serie de recomendaciones para facilitar la adaptación de los niños al regreso al colegio tras las vacaciones de verano. El Dr. Antonio Redondo Romero, tesorero de la SEPEAP, declara que "muchos padres, muy ocupados por su trabajo y sus propias obligaciones, están deseando que se inicie de nuevo el curso porque el verano se ha hecho muy largo, y a la vez muchos alumnos desean volver a coincidir con sus compañeros de clase". Una vez pasada esta primera etapa, y del mismo modo que siempre se plantea el famoso síndrome posvacacional en los adultos, los niños sufren el mismo nerviosismo y estado de ansiedad cuando les toca volver al colegio. "En un par de semanas los alumnos se suelen adaptar a la normalidad escolar. A algunos no les cuesta ninguna dificultad, pero hay otros que tardan algo más, con los que hay que tener paciencia y tranquilidad, sin exigirles mucho y ofrecerles un poco de margen de tiempo para recuperar el ritmo", explica el Dr. Redondo. En esta línea, los pediatras recomiendan a los padres ir preparando a los niños para la vuelta a su rutina, y siempre es más fácil si los padres y educadores transmiten una impresión positiva de lo que representa ir o volver al colegio, el reencuentro con compañeros, nuevas materias y profesores, estreno de mochilas, libros, lápices, etc. Es necesario que los padres reconozcan que en el colegio y en sus educadores van a encontrar, con un poco de diplomacia, interés y complicidad, grandes colaboradores para consolidar ciertos valores de la vida cotidiana o determinados hábitos como la higiene, la disciplina, el respeto, el orden, la tolerancia, aprender a compartir, etc. El cambio de horarios es una de las claves de la correcta adaptación del niño al colegio, ya que "un cambio importante de los horarios debe ser previsto y es necesario empezar a ponerlo en marcha antes de que llegue el día de la escolarización, caso de las horas de las comidas, el momento del despertar o de irse a la cama o la permisividad con las horas de televisión", señala el pediatra. Además, antes de la vuelta a clase es conveniente acordar en casa los horarios de estudio, respetando el silencio y favoreciendo un entorno tranquilo, y tratando de evitar la televisión y los videojuegos. Por último, es bueno plantear al niño que hay que volver al horario del invierno de forma progresiva y, a poder ser, de mutuo acuerdo. Un consejo podría ser acostarlos cada día un poco antes para que se levanten por la mañana con el tiempo necesario para desayunar, a poder ser con sus padres.
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Investigadores estadounidenses informaron que los fracasos académicos impactarían más en las mujeres que en los varones.
Los expertos señalaron que las adolescentes expulsadas, suspendidas o que abandonaban los estudios secundarios antes de graduarse son más propensas a padecer depresión grave a los 21 años que los chicos con experiencias similares.
"Para las niñas, el fracaso escolar tiene mayores implicancias", señaló Carolyn McCarty, investigadora de la University of Washington, cuyo estudio fue publicado en Journal of Adolescent Health.
"Ya sabemos que conduce a una mayor pobreza, tasas más altas de necesidad de asistencia pública y tasas de estabilidad laboral menores. Y ahora este estudio muestra que tiene consecuencias en la salud mental de las niñas", indicó McCarty en un comunicado.
La investigación se basó en datos de más de 800 personas de Seattle, en Washington, e incluyó a estudiantes de 18 escuelas ubicadas en vecindarios con altos niveles de criminalidad. La cohorte fue dividida equitativamente por género y casi la mitad eran blancos; el 24 por ciento, negros; el 21 por ciento, estadounidenses de origen asiático y el resto, de otros grupos étnicos.
En general, el 45 por ciento de las niñas y el 68 por ciento de los varones incluidos en el estudio experimentaron un fracaso académico importante, pero el 22 por ciento de las chicas tuvo problemas posteriores de depresión, comparado con el 17 por ciento de los chicos.
"Esta paradoja de género muestra que si bien el fracaso escolar es menos habitual en las mujeres, parece tener consecuencias más severas cuando ocurre", finalizó McCarty.
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Todos saben lo que observar demasiada televisión puede hacer a la mente y lo que muy poco ejercicio puede hacer al cuerpo, pero un estudio canadiense ahora ha demostrado que el televisor también puede aumentar la cantidad de lo que comemos.
El nutricionista Harvey Anderson de la Universidad de Toronto descubrió durante un estudio sobre la obesidad infantil que los niños que veían televisión mientras almorzaban ingerían 228 calorías extra que aquellos que comían sin la televisión encendida.
"Una de las conclusiones de Anderson es que comer mientras se ve la televisión anula nuestra habilidad de saber cuándo dejar de comer", anunciaron el martes los Institutos Canadienses de Investigación de Salud, que financiaron el estudio.
"En efecto, ver televisión mecánicamente hace comer mecánicamente (...) Anderson tiene un consejo inmediato para los padres: apaguen la televisión durante horas de comida", agregaron.
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El médico Manuel Katz, de la Universidad Ben Gurion, se refirió a las consecuencias que puede ocasionar un demorado diagnóstico del padecimiento.
Uno de cada dos niños hiperactivos “continuará siéndolo en la edad adulta”, afirmó Manuel Katz, especialista en Pediatría de la Universidad Ben Gurion del Negev y Macabi, en Israel.
Katz, según reprodujo la prensa española, expresó que los chicos que no reciben tratamiento pueden llegar en la adultez a mostrar conductas violentas o tener problemas para relacionarse con otras personas.
Durante su participación en el 57º Congreso Nacional de la Asociación Española de Pediatría (AEP), que se realiza en la ciudad de Santiago de Compostela, el médico destacó la importancia de un rápido diagnóstico y tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), porque de lo contrario la persona será “más agresiva”.
Además, resaltó que puede padecer problemas “de tabaquismo, alcoholismo y mucho más riesgo de consumir drogas y de sufrir accidentes de tráfico”.
El TDAH es un trastorno que implica una problemática a nivel del sistema nervioso central y de la conducta del niño.
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En el seno de algunas familias, se viven con cierta desazón los problemas de conducta de los hijos. No únicamente en los adolescentes, de por si un tanto conflictivos, sino en niños de corta y mediana edad. Lo contaba el Doctor Sasot en un articulo de prensa: Hay niños que han pasado de ser los reyes de la casa a convertirse en auténticos tiranos, de objetos de adoración por parte de los padres a déspotas e incluso a agresores.
Detrás de un niño que antes era el rey de la casa y ahora es un tirano siempre hay un problema, que nazca en la propia familia, en el colegio o en el propio niño. Si antes fue el rey de la casa quizás hay un problema de no educar la capacidad de frustración de ese niño; los padres pierden la autoridad.
Los niños déspotas no son necesariamente hijos únicos. Los padres han de ser conscientes que hay educar a los niños,se ha de aprender a que conozcan la palabra no.
Aún existe una cultura en la que se plantea que los problemas se autoresuelven cuando el niño madure; pero existe un pequeño porcentaje de estos niños que tienen problemas que no son transitorios, son avisos de que el día de mañana ese niño puede tener un problema de salud mental.
Hay niños que primero insultan, luego pegan a sus padres y después van a actuar así con la sociedad que nos envuelve. Aunque hay padres que se equivocan en la educación de sus hijos, también hay niños con trastornos de conducta; los padres no deben temer consultar a un especialista cuando existe un problema de conducta.La sensación de culpa de los padres aún genera más problemas y cuando se les dice que el niño tiene un trastorno de conducta quedan liberados de esa carga, haciendo más fácil la colaboración con el especialista.
Los trastornos de conducta que nacen en la familia o en el colegio son la principal consulta a los especialistas. Son trastornos como el trastorno de conducta negativista desafiante en el cual el niño actúa de forma negativa y desafiante en casa y en la escuela (desde los 6-8 años) y si se deja pasar, puede evolucionar. Estos niños, cuando se convierten en adolescentes, pueden iniciar conductas disociales y un porcentaje pequeño, se irá a problemas de mayor envergadura. También hay niños, que por su falta del control del impulso, van a tener problemas. Este grupo son los niños con TDAH, síndrome de déficit de atención con hiperactividad.
Hay que dice que dar un bofetón a los niños está bien, pero los especialistas consideran que cuando se ha llegado a esa circunstancia es porque el problema se ha escapado de las manos.
Todos estos niños tienen falta de control del impulso y todos ellos van a tener mayor facilidad para tener conductas adictivas. Cualquier muchacho o muchacha con problemas de conducta en casa o en la escuela,problemas de desobediencia, que desafían a los profesores... muy probablemente van a acabar consumiendo.
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Frecuentemente los padres encuentran a su hijo teniendo largas conversaciones, jugando o riendo con alguién que no están viendo. Esto es una situación normal y no deben preocuparse. Se trata de "su amigo imaginario". El amigo imaginario es una persona creada por él, con su nombre y personalidad que seguro le va a hacer compañía por algunos meses o quizás años.
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LOS BEBÉS PREMATUROS TIENEN MÁS RIESGO DE PADECER AUTISMO
La investigación que reunió a expertos de McGill y de hospitales de Boston y Harvard, reveló en sus estudios preliminares que el 25 por ciento de los bebes muy prematuros y con un peso inferior a 1.5 kilogramo en el momento de nacer, corren mayores riesgos de desarrollar síntomas de autismo.
Montreal.- Los bebes muy prematuros y que nacen con un peso muy bajo corren más riesgos de desarrollar signos de autismo, según un estudio de investigadores de la Universidad McGill de Montreal publicado hoy en la revista especializada Pediatrics.
La investigación que reunió a expertos de McGill y de hospitales de Boston y Harvard, Estados Unidos-, reveló en sus estudios preliminares que el 25 por ciento de los bebes muy prematuros y con un peso inferior a 1.5 kilogramo en el momento de nacer, corren mayores riesgos de desarrollar síntomas de autismo.
Pediatrics, órgano de la Academia de Pediatría de Estados Unidos, difundió los resultados de un estudio de 91 bebes muy prematuros y de menos de 1.5 kilogramo de peso en el momento de su nacimiento.
Catherine Limperopoulos, una de las investigadoras, dijo que se sabía que en esos bebes prematuros se nota un alto nivel de dificultades de aprendizaje, de atención y de comportamiento.
Y los resultados preliminares apuntan a que el 25 por ciento muestran signos ‘anticipatorios’ de autismo, lo cual -según los investigadores- justifica que se efectúen pruebas de detección en esos bebes muy prematuros.
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Publicado en la revista Pediatrics
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ESTRATEGIAS PARA QUE MI HIJO COMA
Escuche el programa Crónicas de la Salud con este interesante tema.
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LA TELEVISIÓN PODRÍA ESTAR AFECTANDO EL SUEÑO DE SUS HIJOS.
Los expertos señalan que ver televisión, sobre todo antes de ir a la cama, está asociado con patrones de sueño irregulares para los más pequeños
Puede parecer una buena idea: dejar a su hijo pequeño ver un poco de televisión para ayudarlo a dormir.
Pero un cuerpo creciente de investigación halla que los bebés y los niños menores de tres años que ven televisión, incluso mucha TV durante el día, se enfrentan a interrupciones del sueño y a horarios irregulares para ir a la cama o para tomar la siesta.
"Sabemos que muchos padres, quizás demasiados, confían en la tele y los videos como parte de la rutina de sueño de sus hijos", señaló el Dr. Dimitri Christakis, pediatra de la Universidad de Washington y coautor de "The Elephant in the Living Room: Make TV Work for Your Kids" (El elefante en la sala: Haga que la televisión beneficie a sus hijos).
"Ver televisión antes de ir a la cama hace que para los niños sea más difícil conciliar el sueño", agregó. "Hay datos científicos que lo avalan".
Como prueba, Christakis hizo alusión a un estudio reciente que dirigió junto con otra colega, la Dra. Darcy Thompson de la Universidad de Washington, que halló que los niños menores de 3 años que veían televisión estaban en mayor riesgo de alteraciones del sueño. Otros estudios han analizado los efectos de ver televisión en niños mayores y adolescentes, y también han encontrado una relación entre la televisión, las alteraciones del sueño y horas más tardías para ir a la cama.
Christakis y Thompson examinaron los datos de una encuesta nacional de niños entre los cuatro y 35 meses de edad, y evaluaron las entrevistas realizadas a los padres de más de 2,000 niños. El resultado: el 27 por ciento de los niños tenía horarios irregulares para ir a la cama y casi el 34 por ciento tenía horas irregulares para tomar la siesta.
El problema es que el número de horas frente a la televisión estaba asociado con una mayor probabilidad de horario de sueño irregular, aunque no pudo establecerse de modo definitivo una relación de causa y efecto. En promedio, los bebés menores de doce meses veían 0.9 horas de televisión; los de doce a 23 meses 1.6 horas diarias; y los de 24 a 35 meses 2.3 horas al día.
Thompson explicó que tener un horario regular de sueño es importante, porque influye sobre la calidad y la cantidad de sueño de los niños. Y los hábitos de sueño saludables pueden prevenir problemas como resistencia a la hora de acostarse o despertarse por las noches, apuntó.
Thompson destacó que una posible explicación era que ver televisión puede hacer que el horario de sueño sea irregular. Otra es que el sueño irregular conduce a ver más televisión, un tipo de círculo vicioso.
Otra duda es si el momento de ver televisión, por ejemplo, antes de acostarse, tiene un impacto sobre el sueño. En teoría, razonó Thompson, los niños que ven muchos programas de contenido violento o inapropiado para su edad podrían experimentar alteraciones del sueño sin importar la hora a la que ven esos programas. Otros podrían argumentar que ver contenidos perturbadores antes de ir a la cama bloquea el sueño.
El mensaje de fondo, de acuerdo con Christakis, es el siguiente: "Si su hijo tiene problemas para dormir, preste atención a sus hábitos televisivos y vea si tienen algo que ver. No es necesario modificar sus hábitos si no tiene problemas para dormir".
La Dra. Nancy Maynard, pediatra de la Clínica de Great Falls en Great Falls, Montana, estuvo de acuerdo.
"Les digo a los padres que es bueno limitar la cantidad de televisión durante el día a menos de dos horas frente a una pantalla, ya sea de televisión, computadora o videojuegos", destacó.
"Además, no es bueno usar la televisión como ayuda para ir a la cama", recomendó Maynard. Esto es así incluso para los estudiantes de secundaria, agregó.
Maynard dijo que entendía porque los padres de niños pequeños pueden verse tentados a aparcar sus niños frente a la televisión antes de acostarlos. "Les ayuda a permanecer en un mismo lugar. Pero no les ayuda a hacer los cambios que el cerebro necesita para pasar al estado de sueño. Y puede que hasta lo empeore. La información visual pone a los niños más activos".
"Lo veo como ir a una feria", le dice Maynard a los padres cuando les recomienda que no permitan que sus niños vean la tele antes de acostarse. "Usted está en mitad del camino, con todas esas luces y ruido. No sé cómo muchas personas pueden relajarse en ese tipo de ambiente".
¿Tiene un niño pequeño con problemas para dormir? Los National Institutes of Health le ofrecen estas sugerencias:
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LOS NIÑOS SON MÁS CANDIDATOS QUE LOS ADULTOS A PADECER ESTRÉS
Parece que el estrés es cosa de adultos. Que si el trabajo, los hijos, las tareas domésticas. No obstante, la vida de hoy también comporta estrés y ansiedad en los niños. Son situaciones que entorpecen el correcto desarrollo psicológico del niño. ¿Qué puede provocar estrés en los niños cuando en teoría nada debería preocuparles? Se preguntarán los padres y la Doctora Conchita Puig nos ayuda a desvelar cuales pueden ser algunos de los factores desencadenantes.
En los niños existen múltiples situaciones de estrés. El estrés es una respuesta de ansiedad ante situaciones de conflicto que uno no sabe como afrontar , por tanto los niños son seguramente más candidatos a padecer estrés que los mayores, porque hay muchas más situaciones que un niño no sabe como resolver. Pequeñas cosas que para los mayores son cosas de importancia menor, para los niños pueden ser situaciones de estrés como por ejemplo una discusión menor.
A los chicos más mayores, los adolescentes, a veces les cuesta reconocer sus estados emocionales y lo que pueden explicar es que están mal y eso se queda corto. Hay que intentar que el adolescente sea capaz de explicar alguna cosa más.
Las preguntas que realizamos a la Doctora Conchita Puig y que pueden escuchar en el siguiente audio con las respuestas extensas son: ¿Qué situaciones pueden generar un gran estrés en los niños? ¿Suelen ser conscientes los niños más mayores de una situación de estrés? ¿Qué pueden hacer los niños y los propios padres para reducir o controlar sus niveles de estrés? ¿Médicamente se puede tratar un estrés cuando genera una gran ansiedad en el niño? ¿Influye que los padres estén estresados para que el niño “se contagie” y presente cuadros de gran estrés? ¿En la adolescencia, los cuadros de estrés difieren de los que se pueden ver en la infancia? ¿No estamos sometiendo a los hijos entre todos a un gran agobio y estrés, desde el momento en que los apuntados a infinidad de actividades extraescolares?
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ORIENTACIÓN A PADRES
Les recomendamos visitar el Blog de la Psicóloga Infantil Lic. Paula Gerardi sobre Orientación a los Padres. El artículo publicado a fines de enero trata de los Límites: los berrinches. Se ha puesto a reflexionar sobre qué implica poner límites para nosotros como adultos, repensar en cómo nos ponían límites (o no nos ponían) nuestros padres y abuelos. ¿Hacemos lo mismo?, ¿hacemos lo contrario? ¿Hacemos algo nuevo o diferente?.
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DAR ALIMENTACIÓN AL SENO ES LO MEJOR PARA REDUCIR EL ESTRÉS
La lactancia materna en los primeros años de la vida puede reforzar la capacidad de los niños para manejar la ansiedad
La lactancia materna es considerada como el medio por excelencia para que la madre cree un vínculo estrecho con su bebé. Y ahora existe evidencia que sugiere que también ayuda a los niños a ser más resistentes al estrés.
Investigadores de Suecia y del Reino Unido examinaron los datos de casi 9,000 niños que nacieron en Inglaterra durante 1970. Para ello, recurrieron a los padres, profesores, trabajadores de atención de la salud y comadronas para recopilar información importante al momento del nacimiento y de nuevo a las edades de cinco y diez años.
Se pidió a los profesores que calificaran los niveles de ansiedad de los niños en una escala de cero a 50 a la edad de 10 años. Y se preguntó a los padres acerca de eventos importantes en la vida, incluido el divorcio o separación, que habían tenido lugar cuando los niños tenían entre cinco y diez años de edad.
Como era de esperar, los niños cuyos padres se habían divorciado o separado eran más propensos a tener altos niveles de ansiedad. Sin embargo, los investigadores encontraron una diferencia en los niveles de estrés entre los niños amamantados y los alimentados con biberón. Los niños que fueron amamantados eran mucho menos ansiosos que los niños que no lo habían sido.
El autor principal Scott Montgomery, profesor asociado del Karolinska Institutet de Estocolmo, dijo que el equipo de investigación estaba interesado en examinar si había alguna exposición específica al principio de la vida que hiciera a los niños más capacitados para manejar el estrés más tarde en la vida. El estudio intentaba replicar los hallazgos de estudios en animales que habían mostrado que el contacto físico cercano entre la madre y su descendencia podría tener un impacto positivo en el desarrollo de la respuesta al estrés de sus hijos, apuntó.
"El mejor marcador de contacto físico materno durante el primer mes de vida que pudimos encontrar entre toda la información disponible de la investigación fue la lactancia materna", dijo Montgomery.
La American Academy of Pediatrics recomienda a las mujeres sanas que alimenten a sus bebés sólo con leche materna durante al menos los primeros seis meses de vida y que sigan haciéndolo "por lo menos durante el primer año de vida o más siempre y cuando así lo quieran la madre y su bebé".
La lactancia materna ofrece muchos beneficios para la salud y el desarrollo del bebé, declara el National Institute of Child Health & Human Development. Los niños ingieren una cantidad balanceada de nutrientes para asegurar un crecimiento óptimo, los ácidos grasos promueven el desarrollo del cerebro y protegen contra muchas enfermedades infantiles. También hay beneficios importantes tanto físicos como emocionales para las madres.
"No hay duda de que la lactancia materna es lo mejor para la salud de las madres y sus hijos", dijo Nicole Else-Quest, profesora asistente de psicología de la Universidad de Villanova en Pensilvania, "pero no está del todo claro cómo la lactancia materna afecta la relación madre-hijo". La lactancia materna podría ayudar a establecer un vínculo temprano, agregó, "pero tan sólo es una de las múltiples formas que hay".
En lo que respecta a por qué hay diferencias en cuanto al estrés entre los niños amamantados o alimentados con biberón, Else-Quest señala que es difícil hacer especulaciones "debido a que muchos factores influyen en la decisión de dar el seno en primer lugar".
El equipo de investigación consideró los factores que podrían afectar la reacción de un niño al estrés y su capacidad para manejarlo, como la depresión materna, la educación de los padres, la clase social y los hábitos de tabaquismo. Aún tras considerar otros factores, los niños amamantados eran menos ansiosos que sus contrapartes. Además, los niños alimentados con biberón cuyos padres se habían divorciado eran más ansiosos que los niños amamantados.
Aún así los hallazgos del estudio no demuestran que la lactancia materna en sí misma reduzca la ansiedad. Podría ser un marcador de contacto físico y estrecho en los primeros años de vida, anotaron los investigadores.
"Un niño que no tenga un contacto regular podría percibir un mayor peligro al reaccionar contra el estrés, que indica una situación de peligro potencial, con una respuesta más reactiva y menos controlada al estrés", destacó Montgomery.
Es posible también, agregó, que las madres que dan el seno simplemente tienen una mejor relación con sus hijos.
"La relación padres-hijo influye en la salud y desarrollo del niño de muchas maneras", apuntó Montgomery. "Tener una buena relación con los padres es importante, y esta relación empieza en la infancia, así que un buen contacto en los primeros años de vida con el niño es crucial".
Los hallazgos del estudio aparecen en la publicación Archives of Disease in Childhood.
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ALGUNAS RABIETAS PUEDEN INDICAR RIESGO DE DEPRESIÓN EN LOS NIÑOS
Los niños que tienen rabietas prolongadas, frecuentes o agresivas correrían riesgo de padecer depresión o desórdenes de la conducta, informaron investigadores estadounidenses. Los expertos dijeron que los enojos solían ser una señal de enfermedad, hambre o sobreestimulación en los chicos.
En tanto, para la mayoría de los padres, son una parte normal del desarrollo de sus hijos y deberían ser consideradas una oportunidad de enseñanza.
Pero los padres de niños que se lastiman a sí mismos o a otras personas y que no pueden calmarse sin ayuda deberían buscar asistencia de profesionales médicos, revelaron los investigadores.
Los pequeños saludables solían tener rabietas menos agresivas y generalmente más cortas. "Creo que los padres deberían esperar algún tipo de rabietas de sus hijos", dijo el doctor Andy Belden, de la Escuela de Medicina de la Washington University en St. Louis, cuyo estudio fue publicado en Journal of Pediatrics.
"Si les dan enojos extremos constantemente, si cada vez que les da una rabieta se lastiman a sí mismos y a otros, esa es una razón válida para ir y hablar con el pediatra", añadió Belden en una entrevista telefónica.
El equipo analizó los informes de los padres de 279 chicos de entre 3 y 6 años sobre las rabietas de sus hijos. Luego comparó los enojos de niños saludables con los de pequeños previamente diagnosticados con depresión o algún tipo de problema de conducta.
De diversos tipos de rabietas identificadas por los investigadores, Belden dijo que los chicos que se dañaban a sí mismos eran los que más chances tenían de sufrir depresión y cuyo estado era grave.
"Si se llega al punto de que el padre se siente incómodo al salir de casa porque teme que su hijo tenga una rabieta, eso sería un signo" para buscar ayuda, concluyó el autor.
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Publicado en la revista Journal of Pediatrics
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LA EXPOSICIÓN DEL PREESCOLAR A LA VIOLENCIA EN LA TV SE ASOCIA A CONDUCTA AGRESIVA
Los varones en edad preescolar que miran programas televisivos violentos, aún cuando son dibujos animados, serían más agresivos que el resto de los niños en los años siguientes, informaron investigadores.
En un estudio con 330 niños y niñas, a los que se estudió desde el preescolar hasta los 9 años, los varones expuestos a violencia televisiva en edad preescolar eran más propensos a mostrar comportamientos agresivos en los años futuros, explicó el autor principal del estudio, el doctor Dimitri A. Christakis, del Instituto de Salud Infantil de Seattle.
En general, esos varones tendían a ser desobedientes en la escuela, a tener problemas con los maestros o a ser "egoístas" con los otros niños.
Pero esta relación no se observó entre las niñas, publicó el equipo en la revista Pediatrics. Investigaciones previas hallaron una asociación entre la violencia en los medios y la tendencia en niños y adolescentes a tener conductas violentas. Pero Christakis precisó que pocos de esos estudios incluyeron a niños en edad preescolar.
"Los preescolares miran mucha TV y gran cantidad de esos contenidos no son para ellos", dijo el experto a Reuters Health. "Muchos programas que los padres no consideran violentos, lo son", como, por ejemplo, los dibujos animados, agregó Christakis.
Los pequeños en edad preescolar, explicó el autor, aún no pueden separar la violencia irreal, en la que un personaje recibe un golpe fuerte en la cabeza, ve estrellas por un momento y se recupera, de la real.
El problema es que esos programas "retratan la violencia como entretenimiento y sugieren que no tiene consecuencias", dijo Christakis.
Junto con su colega Frederick J. Zimmerman, Christakis analizó datos que aportaron padres sobre la exposición a la televisión en sus hijos, entre los 2 y los 5 años.
Luego, cuando esos niños tenían entre 7 y 9 años, los padres respondieron cuestionarios sobre problemas de conducta infantiles frecuentes.
Entre los varones, algunos de los programas violentos más populares eran los dibujos animados, como los Power Rangers, el fútbol y las películas como Star Wars.
Los niños que miraban estos programas eran más propensos que el resto a tener problemas de conducta en la escuela primaria. Pero los programas no violentos y educativos, como Plaza Sésamo, no estuvieron asociados con conductas agresivas.
Según Christakis, esto indica que los padres de preescolares deberían preferir los contenidos educativos por sobre los violentos, aún si son dibujos animados.
Cuando los niños ven violencia en los medios, dijo, los padres deberían hablar con ellos al respecto; por ejemplo, conversar sobre cómo la violencia en la vida real lastima a las personas.
Estudios como este sólo analizan la relación entre la violencia en los medios y el comportamiento infantil, pero no prueban un vínculo causal definitivo.
Sin embargo, Christakis destacó que varios estudios hallaron una asociación entre ambos, lo que respaldaría que la violencia en los medios afecta directamente a algunos niños.
"La evidencia de esto es tan sólida como la que une el tabaquismo con el cáncer pulmonar", concluyó el autor.
Publicado en Pediatrics, noviembre del 2007
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TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA
¿Qué son los trastornos del espectro autista?
Los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de discapacidades del desarrollo provocados por un problema en el cerebro. Los científicos aun no conocen con exactitude las causas de este problema. Los TEA pueden afectar el funcionamiento de las personas a diferentes niveles, de manera muy leve a grave. Por lo general no se puede notar diferencia alguna en el aspecto de una persona con TEA, pero es probable que tenga maneras diferentes de comunicarse, interactuar, comportarse y aprender. Las aptitudes mentales y la capacidad de aprendizaje de las personas con TEA pueden variar, encontrándose desde personas talentosas hasta personas con problemas muy serios. El trastorno autístico es el tipo de TEA más conocido, aunque también existen otros, como el trastorno generalizado del desarrollo, no especificado de otra manera (PDD – NOS, por sus siglas en inglés) y el síndrome de Asperger.
¿Cuáles son algunos de los signos de los TEA?
Es probable que los que sufren de TEA tengan problemas sociales, emocionales y de comunicación. También es probable que repitan conductas y no quieran cambiar sus actividades diarias. Muchas personas con TEA también tienen diferentes maneras de aprender, prestar atención y reaccionar ante las cosas. Los TEA comienzan en la infancia y perduran durante toda la vida de una persona.
Los niños o adultos con TEA puede que:
-no jueguen a imitar a los grandes (por ejemplo, dar de “comer” a la muñeca para imitar a la mamá) -no señalen objetos para mostrar interés (señalar un avión que está volando cerca) -no miren objetos que otras personas les estén señalando -tengan problemas para relacionarse con otros o no estén interesados en ellos del todo -eviten el contacto visual y prefieran estar solos -tengan problemas para comprender los sentimientos de otras personas o para expresar sus propios sentimientos -prefieran que no los abracen o permitan que lo hagan solo cuando ellos lo desean -aparenten no percatarse cuando otras personas les hablan, pero responden a otros sonidos estén muy interesados en otras personas, pero no sepan cómo hablarles, jugar o establecer contacto con ellas -presenten ecolalia, es decir, repiten palabras o frases que se les dicen en vez de responder y usar la forma normal del lenguaje -tengan problemas para expresar sus necesidades mediante palabras o movimientos -repitan las mismas acciones una y otra vez -tengan problemas para adaptarse a cambios en la rutina -reaccionen de manera extraña a la forma en que las cosas huelen, saben, se ven, se sienten o suenan -pierdan las destrezas que en algún momento tuvieron (por ejemplo, dejan de decir palabras que estaban usando anteriormente)
¿Qué puedo hacer si creo que mi hijo tiene un TEA?
Por favor hable con el médico o enfermera de su hijo. Si usted o su doctor piensan que podría existir algún problema, pídale al doctor que remita a su hijo a un pediatra especializado en desarrollo u otro especialista en este campo; también puede llamar a su agencia local de intervención temprana (para niños menores de 3 años) o su escuela pública (para niños de 3 años o más). Para saber con quién hablar en su área, puede comunicarse con el Centro Nacional de Diseminación de Información para Niños con Discapacidades (National Information Center for Children and Youth with Disabilities – NICHCY) a través del siguiente sitio web: www.nichcy.org/states.htm o llamar al 1-800-695-0285. Además, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) tiene enlaces a páginas con información para las familias en el sitio web de su Centro de Información sobre el Autismo (Autism Information Center) en (www.cdc.gov/ncbddd/dd/aic/resources).
En la actualidad, el tratamiento más importante para los TEA es la enseñanza estructurada de destrezas, a menudo llamada intervención conductual. Es muy importante empezar la intervención tan pronto sea posible para ayudar al niño a alcanzar su máximo potencial. ¡Actuar rápido puede hacer una gran diferencia!
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ACTITUD POSITIVA AYUDA A LOS NIÑOS A SUPERAR EL DOLOR
Cuando se trata de la capacidad de un niño de superar el dolor, un estudio sugirió que todo se trataría del control de la mente por sobre la materia.
Investigadores hallaron que los niños y los adolescentes que decían que superaban el dolor con ayuda del pensamiento positivo podían tolerar mejor circunstancias poco placenteras, como la presión sobre un dedo o el dolor sobre la piel.
Aquellos que usaban estrategias menos positivas, como interiorizar la sensación o compartirla con otra persona, tenían menos tolerancia al dolor.
Los resultados, según los autores, sugieren que enseñarles a los niños estrategias positivas los ayudaría a superar el dolor pasajero, incluido el que provocan las inyecciones u otros procedimientos médicos.
El equipo dirigido por el doctor Qian Lu, de la University of California en Los Angeles, publicó los resultados en Journal of Pain.
Para el estudio, el equipo reunió a 244 niños y adolescentes saludables de entre 8 y 18 años. Los expertos usaron un cuestionario estándar para medir las reacciones típicas a esas edades al dolor que dura horas o días.
Estas reacciones incluyeron: el pensamiento positivo (por ejemplo, "decirse a uno mismo que todo va a estar bien"); buscar ayuda emocional ("contarle lo que siento a un amigo"); interiorizar/magnificar ("tengo miedo de que siempre sienta dolor") y encontrar una distracción ("hacer algo divertido").
Luego, los niños pasaron por tres procedimientos incómodos para probar su tolerancia al dolor: uno en el que se aplicó presión sobre los dedos y dos en los que se usó frío y calor sobre la piel.
Los investigadores controlaron cuánto tiempo tardaba cada niño en separarse del estímulo doloroso y luego les pedían que clasificaran la intensidad y cuán desagradable era la sensación.
En general, halló el equipo, los niños que usaban el pensamiento positivo o distracciones para superar el dolor sentían menos incomodidad durante el procedimiento clínico que el resto.
Esto no ocurrió en los niños que interiorizaban/magnificaban el dolor o que buscaban apoyo emocional.
"La capacidad de los niños de tolerar el dolor varía considerablemente. La forma en que reaccionan frente al dolor influiría significativamente sobre el umbral de tolerancia y su percepción del dolor", dijo Lu a Reuters Health.
La actitud positiva, según puso Lu como ejemplo, puede modificar la anticipación de las personas al dolor o la percepción de controlar o no el dolor de manera consciente.
"Si un niño quiere superar el dolor concentrándose sobre cuánto le molesta, estaría agudizando su percepción del dolor y los sentimientos de incomodidad asociados, que es lo hallamos en nuestro estudio", explicó Lu.
Todo esto sugiere enseñarles a los chicos formas más positivas de superar el dolor pasajero, indicaron los autores.
"Podemos ayudar a los niños a atravesar mejor los procedimientos médicos si les enseñamos a autoconvencerse: 'Sé fuerte', 'Todo va a estar bien' y 'Puedo manejar todo lo que pasa'", concluyó Lu.
Publicado en Journal of Pain, septiembre del 2007
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EL NUEVE POR CIENTO DE LOS NIÑOS EN EE.UU TIENEN TRASTORNO DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD.
Aún así, la mayoría no recibe los medicamentos que necesita, según afirman investigadores
Cerca del nueve por ciento de los niños estadounidenses tiene trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), pero sólo el 32 por ciento de ellos recibe los medicamentos que necesita.
Esa es la conclusión aleccionadora de un estudio histórico reciente, el primero de su tipo que se basa en lo que los médicos consideran el "estándar de excelencia" de los criterios diagnósticos, el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, cuarta edición.
"Existe una percepción de que el TDAH se diagnostica y trata en exceso", afirmó la Dra. Tanya E. Froehlich, investigadora líder y pediatra de desarrollo y conducta del Centro médico infantil de Cincinnati. "Aún así, nuestro estudio muestra que para los que cumplen con los criterios del TDAH, parece estar ocurriendo lo opuesto, un subdiagnóstico y subtratamiento".
Los investigadores hallaron que unos 2.4 millones de niños entre los 8 y 15 años de edad cumplen con la definición médica de TDAH, aunque aproximadamente 1.2 millones de niños no han sido diagnosticados ni tratados, apuntó Froehlich, quien añadió que "las niñas son más propensas a que no se les diagnostique".
Es más, los niños de familias pobres, que tienen los mayores índices de TDAH, eran los menos propensos a tener un tratamiento constante con medicamentos, anotó Froehlich. "Además, los niños que no tenían seguro de salud eran menos propensos a ser diagnosticados y tratados", señaló.
Los hallazgos aparecen en la edición de septiembre de Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine.
El TDAH es una afección que se vuelve aparente en algunos niños en preescolar y los primeros años de escuela, y se caracteriza por hiperactividad, falta de atención e impulsividad, según el U.S. National Institute of Mental Health.
Para llegar a sus hallazgos, Froehlich y sus colegas recolectaron datos sobre 3,082 niños que participaron en la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición. Usando entrevistas, los investigadores pudieron establecer la presencia del TDAH. También usaron datos de los médicos y de la cantidad de medicamentos para el TDAH en uso, para establecer patrones de diagnóstico y tratamiento, según el informe.
Los investigadores hallaron que del 8.7 por ciento de niños que cumplía con los criterios para el TDAH, sólo al 47.9 por ciento se le había diagnosticado la afección y sólo 32 por ciento era tratado con medicamentos de forma consistente.
Froehlich dijo que los medicamentos pueden ser bastante efectivos y los pacientes de TDAH pueden llevar vidas exitosas si se les ha diagnosticado y tratado apropiadamente.
"Hay muchos profesionales exitosos que tienen TDAH", apuntó Froehlich. "Por otro lado, puede haber muchas consecuencias negativas relacionadas con el trastorno, como menores índices de escolaridad y logro profesional, e índices más altos de abuso de sustancias, encarcelación, lesiones y accidentes vehiculares", dijo.
Froehlich dijo que se necesita hacer más por identificar y tratar a los niños que tienen TDAH. "No es un trastorno trivial", afirmó. "Puede afectar al niño y a su familia si no se diagnostica y se resuelve. Necesitamos redoblar nuestros esfuerzos por ayudar a los médicos para detectar los síntomas de TDAH y realizar un diagnóstico preciso".
El Dr. Jon A. Shaw, director de psiquiatría infantil y de adolescentes de la Facultad de medicina de la Universidad de Miami, concuerda en que el TDAH es poco diagnosticado y tratado.
"El estudio confirma la literatura científica general", aseguró. "El TDAH es un trastorno de alta prevalencia, es el diagnóstico psiquiátrico más común en los niños y en general se está diagnosticando y tratando poco en nuestra comunidad".
Shaw anotó que tales niños están en el mayor riesgo de recibir el peor cuidado. "Una vez más está claro que los más pobres de nuestra comunidad son los que están privados de los beneficios del tratamiento más efectivo, la psicofarmacología para esta afección", dijo.
El descubrimiento de que el TDAH es más común entre las personas más pobres probablemente se relacione con otros factores de riesgo del trastorno, como uso de tabaco, bajo peso al nacer y exposición al plomo, añadió Shaw.
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Publicado en la revista Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine
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LA FALTA DEL PADRE TIENE SOLUCIÓN
Si es mamá sola evite sembrar en los menores odio hacia el papá ausente
Las circunstancias que llevan a una mujer a enfrentar sola la crianza de sus hijos son muy variadas. Las madres que han enviudado apenas tienen tiempo para vivir el duelo cuando ya tienen enfrente la problemática de asumir, además de sus responsabilidades de madre, el papel del padre ausente.
Las mamás que se separan, también sienten la obligación de volver rápidamente a funcionar como familia, a pesar de la pérdida de la pareja y la ausencia del papá. En el caso de las madres solteras, el dolor de no poder compartir cotidianamente las penas y alegrías del ser padres, es igualmente intenso, pero luego se transforma en una doble carga con la que tienen que vivir.
Existe una tendencia muy acentuada -a excepción de las mujeres que han enviudado-, a que las madres traten de "borrar" al padre del contexto familiar. Muchas mujeres no logran separar sus conflictos, sus resentimientos y, habitualmente, transmiten a sus hijos, con frases como "¡eres igual que tu padre!, los sentimientos de frustración derivados de la relación de pareja, y así, es frecuente que los niños se transformen en confidentes de la mamá y sean lastimados por las críticas que ella hace del progenitor, que de cualquier forma es parte de su hijo.
Una consecuencia de esto es el que hay una gran cantidad de niños que no tienen padres funcionando no sólo por la irresponsabilidad del propio padre, sino por los efectos de la actitud de la madre.
Si el padre está ausente de la vida del niño, le beneficia el tener una imagen paterna, ya que coadyuva a un equilibrio emocional y la posibilidad concreta de poder, en un futuro, formar una familia. Las mamás deben tener claro que es muy importante la presencia del padre en la educación y formación de los niños, especialmente en los hijos varones. Un sustituto masculino significativo para el niño puede ser alguno de sus abuelos, un tío e incluso un buen padrastro o un profesor.
Las mamás solas y las solteras invariablemente enfrentan la pregunta: "¿y mi papá?", siempre deben darle al niño respuestas consistentes; cuando el menor es pequeño, no conviene entrar en detalles porque no está preparado para entenderlos. Lo único que quiere es tener un padre y tiene derecho a pensar que él, "bueno o malo", existe.
Si el padre conoce al niño y quiere participar de su educación, es casi siempre recomendable que la madre lo permita, pero que al mismo tiempo regule su presencia. Hay que proteger a los niños de relaciones inestables, por lo que no es conveniente que el padre aparezca cuando quiera, sino que, por el beneficio del niño, participe de manera constante. Por esto mismo, las madres deben tener especial cuidado al presentarles a sus hijos a su nueva pareja, porque de ser algo pasajero, los exponen a vivir una nueva pérdida.
Asimismo, es habitual que el padre no se haga presente y en situaciones como ésta es conveniente decirle al niño que su padre vive en otro lugar, porque con los años puede aparecer. De hecho, muchos padres aparecen o son buscados por sus hijos cuando los niños son preadolescentes o cuando ya están entrando a la adultez. Sin embargo, las madres deben tener especial cuidado en no sobre-estimular la figura del padre para no hacer crecer en el niño falsas expectativas respecto a él, simplemente hacerle saber que existe y que vive en otro lugar.
A medida que el niño crece y su pensamiento se vuelve más complejo, hay que darle más explicaciones; es recomendable, por ejemplo, que la madre le diga al niño: "tu papá y yo nos separamos".
Cuando los padres se separan y el que se va de la casa se desentiende de los hijos, los niños viven la situación con un dolor muy profundo, el que comparan incluso con la sensación de que su padre hubiera muerto y se sienten desconcertados frente a su repentina ausencia.
En el caso de una separación matrimonial, se recomienda que las madres se esfuercen al máximo para lograr que el padre siga presente en la vida de los hijos. Hay muchos casos en que los papás tratan de estar cerca de los hijos, pero se encuentran con el muro de la madre. Muchas veces los padres quieren participar, pero las madres no los dejan o supeditan la pensión alimenticia a las visitas. Pero, ¿si el padre en algún momento no puede pagar, la mamá va a exponer al niño a la ruptura con su papá? Las dos cosas no deberían estar relacionadas, porque se perjudica la estabilidad emocional del niño.
Cuando la causa de la ausencia del padre es la muerte, es importante que los niños tengan cerca una figura paterna que lo reemplace. De este modo sabe que además de llevar el recuerdo de su padre en su corazón, tiene a alguien cercano a quien recurrir cuando necesite hablar de hombre a hombre o jugar y aprender cosas que no podría hacer sólo con la ayuda de su madre.
En este sentido, es muy importante el papel que juegan los abuelos, ya que si el niño tiene la suerte de tener cerca a alguno de ellos, el dolor de no tener a su padre junto al abuelito va a ser mucho más tolerable.
Por Ramón Clériga
El autor es psiquiatra y psicoanalista.
Comentarios: racleriga@yahoo.com.mx
Tel. (52)(55) 5681-3703
Así lo dijo "Un sustituto masculino significativo para el niño puede ser alguno de sus abuelos, un tío e incluso un buen padrastro o un profesor".
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Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, PUERICULTURA
MADRES MANIPULADORAS
Vean el video "El Sirenito". Un típico ejemplo del poder manipulador que una madre puede ejercer sobre su hijo.
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL
LOS BEBÉS QUE NADAN EN ALBERCAS CUBIERTAS ESTÁN EN RIESGO DE TENER PROBLEMAS RESPIRATORIOS EN EL FUTURO
Desde hace varios años la Academia Americana de Pediatría AAP se ha manifestado en contra de que los niños tomen clases de natación antes de los 4 años de edad. Esto es debido a que los padres tienen la falsa sensación de que su hijo ya sabe nadar y no se ahogará.
Ahora un nuevo estudio reporta una razón por la que los bebés no deben de nadar. Los autores Belgas encontraron que el cloro que se les agrega a las piscinas o albercas en especial las albercas cubiertas o en interiores, juega un papel importante en la causa del asma y en ocasionar una disminución de la función pulmonar.
Los autores encontraron que la tricloroamina un derivado que es el que les da a las albercas su olor peculiar, es un contaminante ambiental de los mas concentrados a los que los niños se exponen regularmente.
El estudio afirma que junto con otros oxidantes clorinados en aerosol, estos contaminantes se han asociado a cambios en las vías respiratorias de los niños que predisponen a los niños al asma y los cuadros de bronquitis de repetición años más tarde.
Los autores sugieren que se deben realizar más estudios sobre esto y establecer regulaciones que monitoricen la calidad del aire en donde se localizan las albercas cubiertas o en interiores.
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Publicado en la revista de pediatría Pediatrics
Otro artículo relacionado (en inglés)
Política de la AAP sobre las clases de natación en bebés y preescolares (en inglés)
Otra nota relacionada publicada en Mi Pediatra
Comentario: Una vez más insistimos, los niños no deben tomar clases formales de natación antes de los 4 años de edad. Las razones principales:
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, CONTAMINACIÓN AMBIENTAL, ENFERMEDADES RESPIRATORIAS
¿MANIPULAN LOS NIÑOS A TRAVÉS DE LA COMIDA?
Una de las preocupaciones constantes de los padres, es la falta de apetito en los niños. Este problema puede ser de origen físico, sin embargo, en muchas ocasiones está más relacionado con la falta de límites en el infante. Para hablarnos sobre este tema, Mediks.com entrevisto a la Lic. Angélica Gil Aragón, psicóloga del Hospital Angeles Mocel.
Dra. Angélica Gil, cuando no existen impedimentos físicos, ¿cuáles serían las causas por las que un niño no quiere comer?
En algunas ocasiones, dentro de la familia no se han establecido los límites necesarios, por ejemplo, cuando llega la hora de la comida y la mamá llama a su hijo para que se siente a la mesa, el niño responde que no tiene hambre, ya que quiere seguir jugando o viendo la televisión. En muchos hogares no se considera esta situación como un problema y le sirven de comer más tarde o le dan dinero para que pueda comprar frituras o dulces, cuando el niño sienta hambre. De esta manera el niño no tiene la necesidad de atenerse a una hora o comida específica. Otra causa podría ser que obtiene premios a través de la comida, es decir, los papás le dicen: “si te comes todo, te dejo ver más tiempo la televisión, o te compro algo”. Entonces se da cuenta de que puede utilizar la comida para obtener lo que quiere.
¿El niño nace con preferencias hacia algunos alimentos o depende de otros factores?
Definitivamente es cuestión de aprendizaje, el niño adopta los hábitos alimenticios de la familia o de las personas que lo rodean. Si en su casa no se consumen regularmente verduras o frutas, el niño puede llegar a pensar que esos alimentos “no le gustan”, aunque en realidad sólo se trata de costumbre. La alimentación de cualquier persona, se desarrolla según las costumbres tanto familiares como sociales, es decir, no come lo mismo un mexicano, que un español o que un norteamericano, incluso esa diferencia se puede percibir de una ciudad a otra y de una casa a otra.
¿Es conveniente dejar que un niño coma hasta que tenga hambre?
Si, en ciertas ocasiones; es decir, es conveniente no obligar al niño a que coma en ese momento, ya que tal vez es verdad que no tiene hambre. Sin embargo, no le deben proporcionar dinero para comprar comida chatarra o darle algún bocadillo entre comidas. Es necesario que el niño aprenda que si no come en el momento en que lo hace el resto de la familia, no podrá comer hasta la siguiente hora de comida. Esto establece en los niños ciertos límites que son necesarios para su desarrollo.
¿A partir de qué edad se debe empezar con este tipo de límites?
Se debe empezar cuando los niños comen solos y entienden claramente el lenguaje tanto hablado, como corporal. De ésta manera, cuando el niño dice “no quiero comer”, la mamá puede sólo decirle “está bien y permitirle que se levante de la mesa”, mientras tanto el resto de la familia seguirá comiendo normalmente. Sin embargo, no todos los padres pueden manejar una situación así, ya que por dejar a su hijo sin comer, sienten sentimientos de angustia y culpa. Hay casos en los que uno de los padres le produce tal remordimiento, que termina dándole dinero o comida fuera de las horas establecidas. Esto puede ser perjudicial para el niño en su desarrollo, tanto físico, como psicológico.
¿Qué busca un niño cuando se comporta de esta manera?
Pueden buscar atención o quizás sea una forma de manifestar su enojo o descontento con respecto a alguna situación familiar.También puede ser una reacción defensiva de un niño que se siente sumamente controlado. Esto sucede cuando los papás son sobreprotectores y le indican a su hijo lo que tiene qué hacer, cómo se tiene que vestir, qué programas de televisión puede ver y con quién jugar, es decir no le permiten tomar sus propias decisiones. El niño busca alguna forma de mantener un poco de control y la comida puede ser esta vía.Esta es una situación que regularmente se presenta en las personas que padecen bulimia o anorexia.
¿Se puede decir que es una forma de manipulación?
Sí, puede llegar a convertirse en una forma de manipulación. Inclusive el niño puede vomitar si los padres lo obligan a comer algo que no quiere. Esto puede ocasionar sentimiento de culpa en los padres, además regularmente no saben cómo reaccionar ante esta situación.En caso de que los padres no sepan cómo actuar, pueden acudir con un psicólogo, que seguramente les va a proporcionar la orientación adecuada.
Dra. Angélica Gil, ¿cuáles son los signos de advertencia?
Definitivamente se trata de un problema cuando el niño está bajando de peso y se ve afectado su desarrollo, ya que puede desencadenarse un problema físico. En este tipo de casos, es necesario acudir tanto con un médico, como con un psicólogo. También es importante que pida la ayuda, cuando el niño se encierra, no habla, no come, es decir, se aísla. Tal vez está enojado o le molesta alguna situación familiar y es su manera de mostrar su descontento.
¿Nos podría proporcionar algunas recomendaciones para evitar este tipo de problemas?
En primer lugar, es importante respetar los sentimientos del niño, ¿en qué sentido?. “Si el niño dice que algún alimento no le gusta, lo mejor es no obligarlo a que lo coma “todo”, es decir, explicarle que es importante que consuma todo tipo de alimentos y si no le gusta, sólo comerá una parte de la ración normal”.Sería conveniente que un nutriólogo le recomiende alimentos que puedan sustituir los que el niño no come para complementar su alimentación. De esta manera no perderá los nutrimentos necesarios para su desarrollo.
El comportamiento de los niños, en muchas ocasiones es el reflejo de la familia. El Hospital Angeles Mocel, cuenta con un servicio psicológico, que podría ayudar a los padres en casos como éste.
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Etiquetas: ALIMENTACIÓN INFANTIL, CONDUCTA INFANTIL, NUTRICIÓN INFANTIL
LOS NIÑOS Y EL MENTIR
La honradez y la falta de honradez se aprenden en el hogar. Los padres/madres a menudo se preocupan cuando su niño o adolescente dice mentiras.
Cuando el mentir probablemente no es un problema serio:
A los niños pequeños (de 4 a 5 años) les gusta hacer cuentos e inventar historias. Esta es una actividad normal ya que ellos se divierten oyendo e inventando cuentos. Estos niños muchas veces confunden un poco la realidad con la fantasía.
Un niño mayor o un adolescente puede decir mentiras interesadas, por ejemplo: para no tener que hacer algo o negando responsabilidad por sus accione. Los padres deben de reaccionar a este tipo de mentir ocasional hablando con el niño y explicándole cuán importantes son la verdad, la honradez y la confianza.
Algunos adolescentes descubren que las mentiras pueden considerarse aceptables en algunas situaciones, como por ejemplo, no decirle al novio/novia la razón real del rompimiento para no herir sus sentimientos. Otros adolescentes mienten para proteger su privacidad o para sentirse sicológicamente separados e independientes de sus padres, por ejemplo: negando que se escaparon tarde en la noche con amigos.
Cuando el mentir puede indicar problemas emocionales:
Algunos niños, aun sabiendo la diferencia entre la verdad y la mentira, elaboran historias que parecen verdaderas. Estos niños o adolescentes suelen relatar este tipo de historias con gran entusiasmo, ya que reciben mucha atención mientras cuentan la mentira.
Otros niños o adolescentes, que por lo general actúan de manera responsable, caen en el patrón de mentir repetidamente. Ellos creen que el decir mentiras es la mejor manera de satisfacer las demandas de sus padres, maestros y amigos. Estos niñosgeneralmente no están tratando de ser malos o maliciosos, pero el mentir repetidamente se convierte en un mal hábito.
Hay otros niños y adolescentes a quienes no les importa mentir o aprovecharse de los demás. Otros adolescentes mienten frecuentemente para ocultar otros problemas serios. Por ejemplo, un adolescente con un problema serio de drogas o alcohol, mentirá constantemente para ocultar dónde ha estado, con quién andaba, lo que estaba haciendo y en lo que gastó su dinero.
Qué se debe de hacer si el niño o el adolescente miente:
Los padres son el modelo de mayor importancia para los hijos. Cuando el niño o el adolescente miente, los padres deben de sacar tiempo para hablar seriamente con él acerca de:
-la diferencia entre la fantasía y la realidad, la mentira y la verdad
-la importancia de la honradez en el hogar y en la comunidad
-las alternativas a mentir.
Si el niño o el adolescente desarrolla un patrón serio y repetitivo de mentir, entonces la ayuda profesional es indicada. Una evaluación por un siquiatra de niños y adolescentes puede ayudar al niño y a sus padres a entender el comportamiento del niño con relación a mentir y puede también proveerles recomendaciones para el futuro.
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Publicado por la Academia Americana de Psiquiatría de niños y adolescentes
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL
CONSUMO DE MARISCOS DURANTE EL EMBARAZO: MEJORES RESULTADOS NEUROLÓGICOS EN LOS NIÑOS
Consumir más de 340 de gramos semanales de mariscos (la principal fuente de ácidos grasos omega-3) durante el embarazo tiene efectos beneficiosos en el desarrollo neurológico de los hijos, halló un estudio conjunto de facultativos ingleses y estadounidenses.
En este trabajo de diseño observacional y de cohortes, publicado en la revista The Lancet, los autores evaluaron el cuestionario nutricional completado por 11.875 embarazadas en su trigesimosegunda semana de gestación, y efectuaron análisis estadísticos por regresión logística con ajuste de acuerdo con 28 posibles variables de distracción o confusión para comparar datos cognitivos, conductuales y relacionados con el desarrollo de sus hijos de entre 6 meses y 8 años de vida.
Hallaron que un consumo de mariscos de menos de 340 gramos por semana durante la gestación se asoció con un mayor riesgo de tener hijos con un coeficiente intelectual verbal ubicado en el cuartilo más bajo, respecto de las embarazadas que ingirieron una cantidad mayor de estos alimentos de mar.
Además, la menor ingesta de mariscos se asoció con resultados subóptimos según las escalas empleadas que valoraron el desarrollo de la motricidad fina, la comunicación, el desenvolvimiento social y su comportamiento, comentan los autores.
Estos resultados destacan que el riesgo proveniente de la pérdida de nutrientes supera el daño por la exposición a contaminantes que pueden estar presentes en los mariscos cuando la cantidad consumida semanal es igual o mayor a la evaluada en este estudio.
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, NUTRICIÓN INFANTIL, PEDIATRIA PREVENTIVA
PROBLEMAS DE CONDUCTA EN LOS NIÑOS PODRÍAN ESTAR EN SUS GENES
Parecería que algunos niños nacen para portarse mal y un nuevo estudio sugiere que esto podría ser verdad.
En un estudio sobre hermanos mellizos adultos y sus hijos, investigadores hallaron que los genes, y no el comportamiento de los padres, serían clave en la posibilidad de que los chicos tengan serios problemas de conducta, como el hostigamiento a pares, faltar a la escuela y robar en los comercios.
Los resultados, publicados en la revista Child Development, rozan la duda clásica sobre naturaleza versus nurtura.
En el caso del comportamiento infantil, estudios relacionaron los conflictos de pareja con los problemas de conducta a largo plazo en los hijos. Sin embargo, se desconoce si eso significa que los problemas maritales causan los problemas de la conducta. Los nuevos resultados sugieren que se trata más de una cuestión genética. Es decir que los padres que naturalmente confrontan le pasan esta tendencia a sus hijos. "El conflicto matrimonial no aparece, al menos en este estudio, como la causa de patrones estables de trastornos de conducta", explicó la autora principal K. Paige Harden, de la University of Virginia, en Charlottesville.
"En cambio, los problemas de pareja están determinados por las características personales de los padres, incluidos sus genes, que son los que heredan los niños", dijo la experta a Reuters Health.
El equipo dirigido por Harden llegó a estas conclusiones después de estudiar a 1.045 mellizos adultos y a sus hijos. Algunos de los hermanos eran gemelos, lo que significa que compartían todos los genes; el resto eran mellizos, lo que implica que compartían sólo algunos de los genes.
Este tipo de estudios les permite a los investigadores conocer el efecto de los genes y del entorno sobre una conducta determinada.
En este caso, el equipo halló que las influencias genéticas eran importantes en los conflictos matrimoniales y que los genes explicaban la relación entre las discusiones de pareja y los problemas de conducta en los hijos.
No existiría un gen "confrontador", pero los genes influyen las características de la personalidad, incluidas las que hacen a la gente más o menos propensa a la confrontación.
Según Harden, es posible que los genes que participan en la toma de riesgos, la búsqueda de sensaciones y otros aspectos de las conductas antisociales volverían a los padres más propensos a confrontar y, al pasar a los hijos, aumentaría la probabilidad de desarrollar problemas de conducta.
No obstante, los investigadores destacaron que nada de esto significa que las discusiones de pareja no dañen a los hijos.
Si los genes son más importantes a largo plazo para los problemas de conducta graves, los conflictos entre los padres afectan a los hijos, explicó el doctor Robert E. Emery, profesor de Psicología de University of Virginia y coautor del estudio.
La investigación "no significa que las peleas entre los padres no influyan en los chicos", dijo a Reuters Health.
"Piense cómo se siente cuando una pareja de amigos comienza a discutir. Ahora, transfórmelos en sus padres, usted tiene seis años y ellos gritan que se van a separar. Definitivamente, el conflicto entre los padres no es saludable para los hijos", concluyó Emery.
FUENTE: Child Development, enero/febrero del 2007
Etiquetas: CONDUCTA INFANTIL, GENÉTICA
MAYOR COEFICIENTE INTELECTUAL EN LA INFANCIA, MAYORES PROBABILIDADES DE SER VEGETARIANO EN LA EDAD ADULTA
Facultativos del Reino Unido determinaron, mediante un estudio prospectivo y de cohortes, que los coeficientes intelectuales más altos en la infancia se asocian con una mayor probabilidad de vegetarianismo en la edad adulta. En el trabajo que se comenta, evaluaron el coeficiente intelectual a la edad de 10 años y el hábito vegetariano –según el propio informe de los 8170 hombres y mujeres participantes– cuando cumplieron 30 años. Si bien 366 individuos informaron ser vegetarianos, 123 mencionaron que también consumían pescado o pollo. Además resultó más probable que los participantes vegetarianos fuesen mujeres, que pertenecieran a una clase social más alta y que tuviesen ventajas sociales y académicas, aunque estas dos últimas no se vieron reflejadas en los ingresos económicos que declararon, señalan los autores en el artículo aparecido en British Medical Journal. El coeficiente intelectual resultó, según los análisis estadísticos realizados, un predictor independiente de adquirir un hábito vegetariano en la edad adulta, luego del ajuste según diversos parámetros como el sexo y el nivel socioeconómico. La exclusión de los datos de aquellos hombres y mujeres que informaron consumir pescado o pollo tuvo un escaso efecto sobre la asociación detectada entre el coeficiente intelectual y el vegetarianismo, observaron.
Articulo publicado en la revista British Medical Journal BMJ 2006 Dec 15
Etiquetas: ALIMENTACIÓN INFANTIL, CONDUCTA INFANTIL, ESTILOS DE VIDA
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